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viernes, 10 de junio de 2011

TIEMPO PRESTADO

                   Sala Mimosa del hotel Mandarín Oriental (Carmen Romero, Diana Zaforteza y Han Nefkens)

Hola Han, hijo mio:

Llega un momento en que las perras, no reconocen a sus hijos, en ese momento saben que no pueden esperar nada de la vida (La leyenda del indomable. Stuart Roseberg).

Cualquier día, a las seis de la mañana, ya estoy despierto. No es algo que no le pase a cualquiera que se acueste a las diez de la noche. Algo más difícil es escribir, quizá algo así como comerse cincuenta huevos para ganar una apuesta.
Han, sabes que vives de milagro, tienes todas las papeletas para morir mañana, pero también las tienes todas para vivir un día más. Por eso y porque no tendrás descendientes, compartes con los demás lo que tienes, somos todos herederos de Han, cualquiera de nosotros podemos disfrutar de las obras de arte que te gustan, esas que cuelgan de algunos museos, podemos disfrutar de las novelas que escribes; en mi nombre, gracias por esa generosidad. Salvaste el pellejo y ahora lo cuentas, tu hermano no lo consiguió. Esa excepción te permite no tener miedo, has estado cerca de la muerte, tan cerca que sabes a que huele, su aspecto, ¿te puedes acordar?.

 Ayer llovió en Barcelona y en Olivella, una tormenta, una tormenta así se olvida en unas horas. No solo tu Han vives en un Tiempo prestado, ese tiempo lo vivimos todos, pero…
-         no todos publicamos.
-         no todos podemos colgar nuestros cuadros en las paredes de  un museo.
-         ¡Callaros!, dejad que se explique.

Tu si Han, tu te dedicas a ese mundo, el afásico mundo del arte contemporáneo, entonces ¿lo de escribir?. Haces bien en estar aquí, vives en el país de los museos de arte contemporáneo, en el país de los aeropuertos sin aviones, en el país de las nuevas-geniales-editoriales, como Alfabia y los escritores sin libros, un país que no es ni será nunca Holanda, un país que ha sido árabe, es también un país que se sitúa en otra órbita, en otro paisaje, en otro azul.
Treinta años son muchos, pero sigues recordando a tu madre. ¿Quién de los dos hermanos era el favorito?. ¿Quién nos lo podrá contar?.
Un pequeño recuerdo entre nubes. Has empezado a escribir pequeños recuerdos, un libro de pequeños momentos, Francisco Umbral escribió a la muerte de su hijo en Mortal y rosa; tu que la conoces y las has tratado ¿es la misma muerte que en Tiempo prestado?.
Destrozar este libro sería muy fácil para cualquier crítico y para cualquier hijo de puta, yo no lo soy, yo solo soy un novelista que se acuesta pronto y a las seis de la mañana ya está despierto y sale al jardín a tomar café y respirar ese primer aire de la mañana cuando el sol todavía despierta, alguien que no puede renacer, porque solo morirá una vez.
-Mentira, eres cobarde como los demás.
-Mueres varias veces cada día.
-Callaros, me volvéis loco.

Me das envidia, al poderte quitar la piel y mostrarnos esas heridas sin costra, el despojarte del peso de la memoria, la esclavitud de los recuerdos, me da envidia que nadie se haya bajado del tren mientras tu recorrías ese lejano país, unas veces enfadado con las cosas y otras veces, las cosas (el guacamole) enfadadas contigo.
-Hizo correr al perro hasta que reventó.
¿Estas seguro de que no tienes miedo?.
“- Quiero que Felipe esté siempre conmigo
¿Son tus memorias? Tiempo prestado diario de las obras de reparación de una casa en ruinas, la casa-cuerpo del propio autor, es a la vez un bello libro de viaje de un país que no sale en las guías, del que nadie habla, del que no se suele volver.
Y ese país lejano, pasa por México, Holanda, Barcelona, los amigos, la familia, el arte contemporáneo, la afasia, Felipe, la tarta Sacher de la pastelería Escribá, el guacamole y esa maldita serie de view-master.
Han, te gusta vivir, disfrutas y pagas lo que la vida vale … y a veces más, te lo puedes permitir, incluido el drunch en la sala Mimosa del Mandarín Oriental (que ya cuento en http://alenarterevista.net/tiempo-prestado-de-han-nefkens-o-diana-y-el-mandarin-oriental-por-elias-gorostiaga/el número de Junio), el obsequio para tus amigos de un galerista bon vivant.
-Para los novelistas el Fnac
-Ssssh

No lo olvides ahora que te has recuperado, Han algunos novelistas ni siquiera tenemos tierra en los zapatos y eso que no conseguimos quitarnos el polvo del camino.
Hola Han, hijo mío, bienvenido a casa, sigue habiendo mucho trabajo que hacer, mucha vida que vivir y más noticias, pero que sean de países no tan lejanos. Salud.


Tiempo prestado( noticias de un país lejano). Han Nefkens. Ediciones Alfabia. Diseño de portada: Alfonso Rodríguez Barrera.
Editores: Diana Zaforteza y David Martín Copé
Pastelería Escribá (Ramblas de Barcelona)

jueves, 9 de junio de 2011

HIJOS



-¿Tienes hijos?
El que lo pregunta, se acaba de separar, es de Cistierna y lo conozco porque su empresa me acaba de instalar un depósito de gasoil, un acumulador de agua y una caldera y se termina hablando, unas cosas te llevan a otras y te preguntan.
-Yo, tengo una hija.
No se por qué la gente tiene hijos y no lo se, porque después cuando pasan los años, te los encuentras y escuchas sus historias, historias que solo son problemas.
La ilusión y la energía de saber que son tuyos, pero los hijos siempre son de las madres, desde el principio hasta el final. Los padres, poco a poco pierden la resistencia, esa tenacidad que hace falta y que solo mantienen las hembras.
La niñez con todos los traumas, el acuciante aprendizaje, las formas y las maneras como se van formando, creando los contornos de la personalidad, algo agotador que se desequilibra en un momento, igual que un dedo en el tarro de la mantequilla, una huella que se mantendrá y formará el carácter para siempre y eso será culpa del padre.
-Mira que pantalones más bonitos
Paga y calla, y así será siempre, paga todos los gastos, saca el dinero de donde quieras pero paga, “tu hijo lo necesita”.
-Yo no lo necesito, mi hijo si.
Tu hijo te va a redimir de todos los pecados, tu hijo tendrá lo que tu no has tenido, ( pensamiento estéril),  el hijo hará y será lo que le de la gana, porque después llegará la adolescencia.
-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz.

¡Los hijos!. Siempre te acompañará el recuerdo de cuando eran pequeños. No te lo creas, no te acordarás de cuando eran pequeños, tendrás que buscar las fotos para recordarlo y no es lo mismo, tu memoria presente y el deseo de futuro te impiden mirar para atrás.
-¿A qué hora llegaste ayer?
-Lo sabes perfectamente –dice ella- para qué me lo preguntas.

¿Te sigue quedando autoridad? A partir de ese momento, todo se empieza a reducir,  se resume en: una cuestión de horarios, una cuestión de modas, una cuestión de educación, estudios, novios, viajes, y tu eres el que autoriza todo eso, demasiadas cosas juntas que ya no tienes, eres un hombre cansado al que ya no le quiere su mujer, porque ella, en secreto, ya solo quiere a sus hijos, ya lo sabes nunca te volverá a querer, has pasado a ser el último de la casa, incluso tu perro tiene más afectos y más atenciones,(pero sigue pagando).
-No le hables así al niño.
Eso quiere decir: “no hables mas con el niño, no os vais a entender”. No se si alguna vez sucederá, ahora no y eso pasa en la mayor parte de las familias, no te entiendes con un tipo que es igual que tu, pero veinte años más joven, porque el: tiene con quién hablar y reir: sus jóvenes amigas, su moto, su tiempo, sus vacaciones, su “todo incluido”. Ni lo sueñes tío, tu hijo es tu viva imagen, pero nada más, el parecido no te convierte en nada, no eres el y tu mujer no es tu madre, así que mejor te callas la boca y no la abres más, hasta el último vaso de agua de tu vida.
-Parece que quiere decir algo.
Si, parece que quiere decir ¡hijos de putaaaaaaaaaa!
Por qué queréis que tengamos hijos, por qué me preguntáis, con esa cara de mala hostia ¿tienes hijos?, y peor, por qué me miráis así, yo no tengo la culpa de que tu tengas dos, y el otro, una y el otro, tres, no tengo la culpa de que seáis tan generosos, ¿cheques bebe?, pídeles cuentas a ellos, no soy judío, musulmán, ni del opus, mano de obra bien educada, no necesito tener una prole detrás, como Ruiz Mateos, tan solo un Rolex y un Ferrari (o no tenerlos), y eso es lo que te quitan los hijos, y te quitan la salud y vas perdiendo la vida y cambias hasta que ya nadie te pueda reconocer, solo quieres estar tranquilo con una ginebra, un buen vino, coñac…, ¿tranquilidad?, ¿dormir?,  ahorrar “para el día de mañana”, otra vez:  “para que al niño no le falte de nada”. Si fuera Saturno, yo también devoraría a mis hijos, uno a uno.
¿Cuándo sea viejo?
Cuando sea viejo viviré tan feliz, sin la ansiedad ni la pena de esperar que ellos, los hijos, me vengan a ver o no, me vengan a pedir, me digan que estoy viejo y aunque no me lo digan.
¿Y tu, tienes hijos?.
Pues ya lo sabes.

miércoles, 1 de junio de 2011

TORMENTA


(Foto de Alejandro Fernández Cabañeros)

Noto ese viento, como si todo lo quisiera borrar, el paisaje, las hojas, las llagas, la memoria, y vuelve la calma, una calma como si también lo quisiera borrar todo y ordenar el paisaje, las hojas, las heridas y la memoria.
Cae la tarde, despacio, el sol suave. No quiero salir fuera y mirar el cielo, ver como se va amoratando igual que una mala herida, como va creciendo igual que la nata hervida en una cazuela. La humedad huele, la tierra, los hormigueros, los motores, junio.
Todavía los pájaros se empeñan en atender sus nidos y nacen pollos nuevos, algunos diminutos con los ojos más grandes que la cara y piden un ir y venir, entre las hojas que vuelan y el trigo, piden más porque les pican las plumas y el hambre.
Ya salió el loco a pasear a su perro. El perro es viejo, morirá pronto y el loco es joven, algo más joven que un adolescente. Caminan despacio, uno va detrás del otro, cuando el perro se para el loco avanza y cuando el perro camina, el loco espera distraído, mirando las hormigas que van y vienen, cada una con su trocito de abeja.
Pasan al lado de casa, al lado de la tormenta, ninguno mira y les veo irse hasta que la maleza, las cuestas y las hormigas les devoran, pero no se les mueve ni un solo pelo del flequillo.
El viento ya pasó definitivamente, salvo para las hojas de los chopos que no dejan nunca de lamerse, de tiritar como si un miedo infinito les gastara bromas pesadas.
El zumbido de un mosquito, sube por las costuras del oído y me deja nervioso como un bebé despierto y sucio. Dura un segundo, algo más, pero no muere porque se que antes o después volverá, aparecerá como un amante obsesivo, detrás de la luz, de un periódico, en el reflejo de un cristal, entre los ojos. Su zumbido entrará de nuevo.
Se golpea la puerta del garaje y una ventana. Golpean algunas voces y un portazo nuevo que se va a lo lejos con esas voces, como si alguien tuviera algo nuevo que decir,  un reproche, un mal tono.
Un taxi corre cuesta abajo y entra tan deprisa en la curva que el frenazo hace que la carretera se estreche hasta ajustar las dos líneas blancas a la anchura de los ejes. La carretera entra en un puente y así entra el taxi apretujándose porque el puente es aun más estrecho que la carretera y porque la fatalidad del caso es que por el lado contrario pasa otro coche que va frenando. Segundos después los dos desaparecen dando portazos, gesticulando, gritando sin que nadie oiga nada, sin subtítulos.
Todo se ha olvidado, aquella pequeña memoria del sol bajando, también desaparece y desaparecen lentamente los colores, igual que las fresas debajo de las hojas. Todas las puertas mueren por dentro atravesadas por pequeñas llaves. Detrás de la tormenta, ya pueden pasar todos los aviones. Llega claramente el sonido de sus motores Rolls Royce y es de noche.



                         (Foto de Felipe Zapico) 
Licencia Creative Commons
Elías Gorostiaga por Elías Gorostiaga se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en eliasgorostiaga.blogspot.com.

viernes, 20 de mayo de 2011

PLAZA TAHIR


                                                          
                                                 

En plaza Catalunya se vive una revolución. Es una revolución de mentira, con revolucionarios de cartón, acampados con sus colchones, sus tiendas, su cocina, sus carpas, periodistas, fotógrafos, turistas, gente ociosa y curiosos, juegan con sus perros, se vive una revolución, un par de días de revolución y después cada uno a lo suyo. Han llenado la plaza de lemas, de nombres, de reflexiones colectivas, principios, dignidad, lucha pacífica, porque el futuro ahora es plaza Catalunya, por eso ahora este cruce de caminos también recoge el espacio Tahir, Islandia, lugares donde alguien cree que algo se mueve. Me muevo entre todas estas reflexiones, veo la plaza como un zoco en el que el tiempo se llena con comisiones de trabajo, la gente escribe su nombre en listados de nombres que luchan por la dignidad, por una nueva sociedad en la que los intereses prioritarios sean la vida, frente a la política económica y ya está, es así de fácil. Todos los que están allí están seguros de eso, intentan coordinar la acampada, barren, friegan, hablan, cocinan, duermen, comen, ríen, ejercitan sus equilibrios sobre una cuerda floja y esperan a las nueve, para una cacerolada general y después a las diez y media para la asamblea general, esa asamblea donde repetirán una vez más, el malestar por la precariedad, las desigualdades, el cambio, la nueva sociedad…pero ¿dónde están todos los que faltan?: los trabajadores del metal, los médicos, los profesores, los estudiantes, los agricultores, los músicos, los jueces, los albañiles, los comerciantes, los poetas ¿dónde están?. No están allí, tampoco hay parados, ni jubilados, por no haber no hay ni policía, ni cruz roja, no hay muertos, ni heridos, no hay barricadas, vandalismo, incendios, tan solo una concentración de chicos, con sus perros, sus tatuajes, como si el Sonar se hubiera adelantado quince días. En un pequeño cartel leo cifras de otras concentraciones similares, Soria, Logroño, Alicante, Valencia, Madrid. He visto y leído las declaraciones de los políticos y no hay inquietud alguna, tan tranquilos, ninguno se va a exiliar, ninguno va  a dimitir, entienden que no hay ninguna cuenta pendiente.
-Son chicos –dice uno- de izquierdas.

Los de extrema derecha dicen que son de extrema izquierda, terroristas y el pez se sigue mordiendo la cola. No es mayo del 68, no es nada, corearán algunos lemas, sonarán las cacerolas y después cada uno para su casa, incluso los que se apuntaron a la cola de la comida común, un plato de arroz, patatas y ensalada y una rebanada de pan, volverán a sus cosas, como muy tarde el lunes. Cuando me canso de ver y oir lemas y principios salgo de la plaza Tahir, Islandia o Catalunya y bajo por la rambla, que sigue siendo la misma de siempre, con sus carteristas, sus turistillas, los trileros, las terrazas, sus kioskos y los carteles electorales, con todos esos que te sonríen y a la vez, te dan una palmada en el hombro.
-Confía en mi chaval y el domingo vete a votar.

No confío en ti, pero el domingo iré a votar. En el sobre no habrá ningún candidato, tan solo meteré la declaración de principios de la Plaza Catalunya, por si sirve para algo, ese es mi voto secreto, porque todos los demás ya no me representan… y el próximo año, continuará la fiesta.

(Pero las ganas de reventar esta farsa de democracia y de ladrones, sigue intacta, y eso me preocupa más que cualquier otra cosa) Plaza Catalunya 16 horas del 20 de mayo de 2011.
http://youtu.be/ymfQuLxHUuI
http://youtu.be/neXLCujznZw

martes, 10 de mayo de 2011

Ramiro Pinto

Ramiro Pinto en el Ayuntamiento de Leon (intifada poetica)


Como consecuencia del artículo publicado en el número 72  (mes de Abril de 2011) de la revista alenarterevista.net/alenarte-revista-numero-71-abril-2011/ , Ramiro, me ha contestado en mensaje privado de facebook, lo que yo ahora hago público debido al contenido fuertemente literario y poético del mismo.


Elías, acabo de leer la semblanza que haces de mí, mi obra, mi ser y no ser. Me he reído. Me he dado pena y me he vuelto a... sonreír. Y me quedo así. La tía Lola se está muriendo, la otra fue la tía Polo. Se ha roto la cadera y estoy con ella en el hospital. Mañana en su casa con ella hasta que sea. Quizá la veas alguna vez, dentro de mucho. Verla. La novela voy por la página 1437, pero ya no las numero. Voy por la mitad, supongo. Y te respondería, y sin embargo me ha encantado, no sé si por lo que dices o por la forma de decirlo. Y la sonrisa se alarga porque es sincero. Es como estar desnudo y ser feo y resulta que te gustas y que te mira la chica más guapa del baile. Y bailas desnudo con ella. Y cuando una chica te besa se habla ya de manera diferente con ella. Y encima estoy descifrando la novela de Joyce Finnegans Wake y descubro que estaba enamorado y lo esconde y nadie lo sabe, nadie lo quiere saber porque nadie-todos se esconde-esconden. Y entonces es la estructura literaria basada en la forma de una literatura bla, bla, bla... Ahora mismo están llevando un contenedor de la basura rodando, es una bella sensación, sin saber qué pasa. Y sin embargo siempre serán las golondrinas y los nenúfares los que habiten los versos, menos en los tuyos y eso hace que me haya gustado lo que me has escrito. Gracias y me he emocionado. Por eso te hago el comentario en privado, a solas. Y tal vez te escriba una carta, no sé cuando. Te escribiré y tal vez pase a la página mil . Una sonrisa te brindo.