Vistas de página en total

sábado, 28 de mayo de 2022

CRONICA de doce horas en MADRID (5)


               Paco Marquez (Ediciones Ondina). Gemma Córdoba (Festival Poesía Algarabía) 


5.- Madrid

 

Lirio, a diferencia de la imagen fotográfica descrita, me pareció un tipo extremadamente frágil, Ramiro Domínguez extremadamente inteligente a pesar de los recortes que, dice, le ha dejado la Covid; Recaredo es un hombre religioso e intemporal; Pepo alguien en lucha que va abriendo frentes cada día, aunque nunca sea el mismo frente ni el mismo día; y tanto el metro como el aeropuerto de Madrid, grandísimos, como si los arquitectos y los políticos se hubieran empeñado en demostrar que se tiene que notar esa grandeza, se pague o no (entre el casticismo castellano de Aznar y el romanticismo de la edad de oro literaria), todo detallado por el paso de inmensas escaleras y pasillos mecánicos que van a todas partes, construidos bajo gigantescas estructuras de columnas atornilladas, unas a otras, coronadas con techos laminados de madera que se extienden hasta el infinito, limpio, iluminado, ventilado y perfundido. Hacía tiempo que no venía a Madrid y me siguen gustando esos extremos tanto como las tabernas y terrazas del viejo poblachón manchego. Por no tener, Madrid no tiene ni carril bici, pero eso sí, como en Barcelona, las aceras están en obras y al centro lo llaman almendra. Desde la ventanilla del avión también se ven aquellas instalaciones olímpicas para aquellas olimpiadas que, a diferencia de las de Barcelona, no se celebrarán nunca. Madrid, como todas las capitales esquizofrénicas del mundo, sigue sin terminarse de construir; el perímetro que rodea la ciudad es infinito, sin embargo, su skyline lo forman cuatro rascacielos porque el auténtico paisaje de la ciudad, como todo el mundo sabe, es su cielo que como también todo el mundo sabe hay que verlo desde la terraza del Círculo de Bellas Artes. A las diez de la noche estoy embarcando de nuevo en el vuelo y, a las once y media en Barcelona.

 

domingo, 15 de mayo de 2022

La presentación de Derbi (León)

 

 Instituto Leonés de Cultura


El viernes 13 de mayo salgo de casa; en tren y diez horas más tarde <<vuelvo a casa>>, vuelvo y regreso a la ciudad de León. Allí, y desde el jueves, me espera Floren Urbina con su guitarra; se aloja en casa de Diego "Dogo" un amigo músico. Me viene a buscar a la estación mi sobrino Dani y me lleva al Hostal Orejas, en la calle República Argentina donde dormiré esa noche. Después de ducharme quedo con mi hermano Ramón para tomar un café frente al conservatorio de música en la calle Santa Nonia, al lado del Instituto Leonés de Cultura. La temperatura es de pleno verano, las terrazas por las que he pasado en la plaza de la Pícara están llenas y en todas huele a tabaco. Ni Ana, su mujer, ni él podrán quedarse a la presentación de Derbi, tienen ensayo en Valencia de don Juan, el sábado la banda municipal de música actúa en la Casa de la Cultura. Media hora después llega María del Carmen Gorostiaga y mis amigos de la adolescencia Pedro Confrade y María A. Bouzo,  venían de Oviedo. Aparece el escritor Antonio Manilla, la librera Virginia Navarro, Nuria Viuda García, la escritora Charo FuenteMar, Mar Astiárraga y su marido, mi prologuista y presentador, fiscal y escritor, Avelino Fierro, y Roberto Soto, mi cómplice en este Instituto donde presenté, hace ya ocho o nueve años, Tierra de invierno y en aquel entonces, Roberto fue mi anfitrión y un perfecto caballero. Faltaban todos los demás, todos los que en algún momento me han felicitado, todos los poetas, los novelistas, los pintores, los escultores, los fotógrafos, los editores, los músicos, alcaldes, concejales jubilados, funcionarios, opositoras, los arquitectos, las periodistas, los constructores, los leonesistas, los camareros de mi pueblo faltaban todos. Por mucho que yo me encuentre en casa, sé que no es así, no tengo casa ni aquí ni al otro lado de la frontera, he alcanzado la perfecta simbiosis entre un ser que existe y otro que desaparece lentamente. Y así fue como presenté Derbi y me ayudaron, me ayudaron todos. Hablé de las cosas que nos rodean y que terminan por arrinconarnos, del amor, del odio, de la muerte, las etapas del hombre; recité un poema de Luís Rosales, titulado “Autobiografía” que le dediqué a Urbina y que termina así: “sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería” que leí en Facebook en el muro de Ismael Cabezas,  que podía haber dedicado a todos los demás, recité uno mío, Avelino y Roberto, hablaron de sus gustos literarios, de las canciones de tres minutos, las emociones, las motos, recitaron y Urbina cantó, tocó la guitarra e interpretó un poema de Cuerdas de plata. Todo el acto cupo en una hora y fue suficiente. El resto del tiempo, como es costumbre, lo quemamos en el barrio Húmedo, acotado entre la Catedral y el Campo de´ Fiori es decir la Plaza del Grano, donde cada fin de semana acude una masa ingente de legionarios que lo hacen hervir; nacen, juzgan y mueren en ese campamento de tabernas y, como antes, los nuevos mesoneros siguen preparando platos de picadillo y huevos fritos, auténticas verdades literarias donde mojar pan. A todos mi agradecimiento.


domingo, 8 de mayo de 2022

Y por esto el príncipe no reinó. Óscar M. Prieto.

 



Cada uno llama a sus hijos como le da la gana o siguiendo una moda de nombres (en el colegio catalán de mis hijos abundan los Gifré, Nilai, Jofra o Jan, lejos quedan los Jordi o Josep). Rayo es el nombre que Ramiro Pinto le puso a su primer hijo. La hija de Luis Artigue se llama Lorca, León es como se llama el hijo de Óscar M. Prieto, le ha escrito y dedicado su última novela, “Y por esto el príncipe no reinó”. Esa novela llegó en un momento en el que, la vida le habla al oído y de esa conversación Óscar duda sobre dejar de escribir. Ese impulso, y me temo que Oscar es un escritor de impulsos y de ansiedades, se lo frenó en seco Julio Llamazares, al que se le consultan las dudas y las deudas (que es una frase que le gusta a Jordi Carrión), como al oráculo de Delfos. El caso es que, de ese fuego Óscar salió purificado por Julio Llamazares, y como consecuencia ha fabricado lo que él denomina “la mejor novela que he escrito nunca”; acto seguido la ha publicado en Sílex Ediciones. 

Como siempre, lo peor de la novela es el empeño del autor en demostrarnos lo mucho que sabe, para eso se apoya en los pechos de sus personajes; lo mejor de la novela  es que te puedes fiar de Óscar y de lo que en ella te cuenta, Óscar M. Prieto es un escritor honrado, como él mismo dice y yo le creo y además curioso y obsesivo. El lugar del que partimos es en “apariencia” la novela histórica, pero no las del Julio César de Posterguillo o la guerra civil de Pérez-Reverte, ni de esas series de “Vikingos” o “Juego de tronos”; entra en la raíz de la historia de España la de trescientos años de reyes godos, sus sucesiones a cuchillo, los miedos, que, en este caso, se sitúa en el reinado de Leovigildo, sus hijos Hermenegildo y Recaredo. Eva Loureiro dice de la novela que “es de impecable factura y amena lectura”, también dice que “Tanto la representación de los personajes como las historias que le cuenta el esclavo al pequeño Atanagildo, preñan de sentido la novela, la enriquecen, la hacen más bella y mucho más humana.” No me atrevo a decir nada más, soy un observador del mundillo literario y de este autor leonés he leído dos veces Berlín Vintage, la primera vez me pareció pretencioso, la segunda, no y además esa novela fue creciendo dentro de mi hasta el punto de que ahora soy yo el que anda, de aquí para allá, buscando cuadros de Caravaggio. En todo caso se agradece que no todo lo que se publique en este país sea auto ficción, ni siendo leonés tenga sabor a óxido, fresas, olvido y centeno bajo el invierno, también va bien conocer los mecanismos del poder y la debilidad humana que al parecer siempre son los mismos, tengas el domicilio en Benavides, Constantinopla, Toledo, seas comisionista en Madrid, vivas en el siglo VI o en el siglo XXI mientras Putin ordena el mundo. Para entrar en calor os dejo la famosa lista de los reyes godos que, en sus tiempos, fue una prueba de capacitación memorística.


La novela se ha presentado en Madrid en La biblioteca de la Casa Encendida y el jueves 12 de mayo la presenta en León, en el Instituto Leonés de Cultura.


Ataúlfo (410-415)

Sigerico (415)

Walia (415-418)

Teodoredo (418-451)

Turismundo (451-453)

Teodorico II (453-466)

Eurico (466-484)

Alarico II (484-507)

Gesaleico (507-511)

Amalarico (511-531)

Teudis (531-548)

Teudiselo (548-59)

Ágila I (549-555)

Atanagildo (551-567)

Liuva I (567-572)

Leovigildo (570-586)

Recaredo I (586-601)

Luiva II (601-603)

Witerico (603-610)

Gundemaro (610-612)

Sisebuto (612-621)

Recaredo II (621)

Suintila (621-631)

Sisenando (631-636)

Chintila (636-639)

Tulga (639-642)

Chindasvinto (642-653)

Recesvinto (649-672)

Wamba (672-680)

Ervigio (680-687)

Égica (687-702)

Witiza (702-709)

Rodrigo (709-711)

Óscar M. Prieto nació el día del Cristo en Benavides de Órbigo (León) en el 73. Filosofía, Derecho e Historia son los tres pilares de su formación académica. Ha sido profesor de Filosofía Política y de Teoría del Derecho. Además de Berlín Vintage (Tropo) —finalista del Prix du livre eurpèen, 2015—, ha escrito las siguientes novelas: 40 (Eolas), Love is a game (Inéditor), Las horas se ríen de mí (Efecto Violeta), El tercer Sacramento (Comunidad de Madrid) y Palabras de carne y hueso (Premio Jóvenes Escritores Fundación Caja Madrid). Columnista los miércoles en La Nueva Crónica de León y creador de un universo libérrimo, Patacosmia, en la revista Experpento. La fortuna le regaló vivir en Roma por un tiempo y de árboles y flores intenta aprender lo que es el tiempo, ese tiempo ahora renovado por su hijo León.



miércoles, 20 de abril de 2022

Estimar Nick Kamen. Raquel CASAS

 



Recuerdo perfectamente aquel anuncio de Levis protagonizado por Nick Kamen. Yo entonces usaba Levis, y los sigo llevando de hecho tengo guardados unos (totalmente harapientos) desde hace más de veinte años; aparte de esto del anuncio, Nick era músico, era joven y era guapo. Ese tipo y yo, ahora, tendríamos la misma edad si no fuera porque él murió el año pasado. Encima de mi mesa, tengo y voy leyendo, Estimar Nick Kamen, un poemario escrito por Raquel Casas (Vilanova i la Geltrú 1974), hermosamente publicado por El cep i la nansa edicions en el año 2020, ganadora del Premi Ciutat de Palma Joan Alcover de Poesía 2019. El eje, la columna y el punto de apoyo del libro es el amor adolescente sin cursiladas, un amor lleno de fantasía, de locura, deseos, el cuerpo desnudo, la rebeldía, un mundo verde de tempestades y de calmas, la idea del paraíso en el silencio de la foto de Nick a medio camino entre una condena y la posible salvación, según el estado de ánimo (y el amor adolescente tiene muchos estados de ánimo), la zozobra, borrarse y dibujarse la cara. El fracaso de besar un espejo, besar a Kamen 

“com si la mort no existís a l’adolescència./ La llengua damunt del mirall, duplicant el fracàs.” 

Un libro está lleno de promesas adolescentes que no se pueden cumplir, sensación de deseos que se evaporan en el momento de decirse. La invisibilidad del cuerpo, las estrellas y las canciones, las palabras que nunca me dirás, invisible como mi silencio. El libro recorre el espacio en el que la adolescencia vive. El pelo largo frente a las mujeres de la familia, todas con el pelo corto, un pájaro cosido en la mano, un castillo en la arena. Estimar Nick Kamen, lleno de referencias sobre la mejor y la peor edad de todas las edades, referentes de inocencia blanca y los primeros pasos hacia la luz negra, una nena que se aleja y un lobo que abandona la tribu, el vientre que recoge ángeles caídos, mariposas de color podrido, imágenes preciosas y potentes que describen esa edad en la que el vientre también se llena de corazones y, las alas, de piedras. Todas las obsesiones y los miedos en una; Nick son todos a los que no nos podemos acercar, todas las que no nos conocen, a los que se escriben poemas y que estando tan cerca nunca llegarán a saberlo.

                          <<Benaurats aquells que des

                                                                        esperen.>>




http://llenguadegat.blogspot.com

Astrolabi (El Cep i la Nansa, 2006)

Les randes del Paradís (Editorial Moll, 2007)

La dona bilingüe (Viena Edicions 2008) La mujer bilingüe (Bartleby)

Balcons que escupen mitges (El Cep i la Nansa, 2018)

Vessar el càntir (Viena Edicions, 2019)

Estimar Nick Kamen (El Cep i la Nansa, 2020)


sábado, 19 de febrero de 2022

Diarios. 18 de febrero.


                                                                                Juan Vico (2022)


 18 de febrero


                                    ***

Me veo con Santiago García Tirado para tomar café. Además de crítico literario imparte clases en el instituto Can Vilumara, por lo que quedo con él en el Centro Católico de la gran ciudad de L’Hospitalet, muy cerca de su trabajo. Hablamos de Derbi, lo va a leer. Esta tarde no vendrá a la presentación y Carlos Gámez tampoco. Después habrá otros muchos que se han ofrecido, que les resulta un acontecimiento que no se pueden perder, tampoco irán, siempre surgen imprevistos, un hijo, un estado de ánimo adverso, una pereza, un enfermo. Nada es seguro, nos adaptamos, sobrevivimos, somos grandes expertos en sobrevivir.

La primera planta de la NoLlegiu no es muy grande, pero veinte o veinticinco personas caben; entre amigas, curiosos y deudores; por las dudas y por las deudas supongo que tendré algo de público. No sé lo que voy a decir, trataré de que lo que diga se entienda.

 Precisamente hoy, mi mujer ha quedado con sus amigas para cenar y enseñarlas el piso, tampoco irá.


***


Llego a Poble Nou media hora antes y entro en el mercado municipal, a veinte metros de la librería. Veo una cantina, un apeadero, frente a la pescadería, me siento en un taburete y pido un coñac. La chica debe ser nueva porque no sabe el precio; me pide dos euros, los pago, trago un sorbo por las dudas y la garganta se calienta de inmediato. Llegan tres motoristas, reconozco sus parches, las cadenas, los colores, el cuero, pertenecen a una hermandad, piden cerveza, los tres son espaldas plateadas. Bebo mientras el olor a pescado y gasolina va y viene por entre los pasillos, se abraza, <<saliva de hiena, lengua de caimán>>(1). El trigo, como el tiempo que esperas, se enmohece. Es de noche, pero la noche no se ve detrás de los cristales del mercado. La noche está ahí, frente a NoLlegiu. Cinco minutos antes de la hora entro en la librería. La librera me sonríe, no digo nada, es ella la que me indica que Xavier está arriba. Obedezco y subo por el estrecho pasillo que dejan los libros allí expuestos; la escalera de caracol y arriba, todo preparado pero no está Xavier, no hay nadie, veinticinco sillas vacías y dos sillones; el trigo se enmohece mientras ojeo libros de poesía arrinconados en islas, todos son títulos recientes. Sé que la noche sigue allí, detrás de las cortinas, pero ya no reparo en ella, oigo voces, pisadas llegan Herminia Meoro, Eugenio Asensio y detrás de ellos, todos los demás, la noche se aleja, soy un signo indescifrable mientras una cámara autista graba y escucha los temores del mundo, las dudas y las deudas(2). Juan Vico ocupa el sillón amarillo, tiene en su mano la piedra filosofal, yo ocupo el sillón rojo, en las mías el coñac y el ruido.


[1] <<Solo el hombre está solo>>. Nunca es antes. Guillermo Fernández Rojano. Nadie está a salvo (Volumen I). Pájaro verde editorial 2021.

[2] Membrana. Jorge Carrión. Galaxia Gutenberg 2021.



                                                                        
No Llegiu. Presentación de Derbi (2022)