SERGI DE DIEGO
Presentación en Barcelona 15-03-012
AINHOA REBOLLEDO
Presentación en Barcelona 15.03.012
Honolulu Books
Colección Lavorare Stanca. Colección Blogexploitation
Presentación en sociedad.
Espacio Miscelanea (Calle Guardia 10-Raval)
Al pasar por la hípica de Sitges, cada mañana, veo los
caballos. Esto ocurre cada día poco después de que amanezca. No todos son
iguales, algunos, los más esbeltos, van vestidos con una manta que les aísla de
la humedad. Ningún caballo se da cuenta, pero unos van vestidos y otros
desnudos. Ninguno lo sabe, pero unos son de pura raza.
ainhoa tiene
veinticinco años. se ha teñido la piel de color rosa y los labios de color
rojo, el resto son los demás colores del arco iris, incluida una falda que
compró en el cuento de blanca nieves. promete. acompañándola Paul. a él le
dedica el libro. lo demás son viajes, ayuntamiento, bicis, su padre. miña terra
galega.
Al entrar en la calleja lo primero que veo es una luz fuerte
y grupos de gente fumando, entre ellos pasta Sergi que levanta la cabeza y me mira como un Lémur sagrado. Sucede
en el nº10 de la calle Guardia con Nou de la Rambla, puro Raval. Todo en la
vida es un poco confuso, te aseguro que estos apuntes también lo son.
Miscelánea es un
lugar poco común, ellos lo saben y solo ellos y dios, saben por que medios y
artificios han conseguido unir una tienda, un bar, una sala de exposiciones y
un pequeño auditorio para sesenta, donde cabíamos ochenta. Para todo necesitas
ser delgado y además no es lugar para cojos, necesariamente debes subir o bajar
un par de peldaños que se ven y otros tantos que son invisibles. Por otro lado
cabemos todos, muchos sentados y muchos de pie, muy quietos como “estatuas en este extraño invierno”.
Sergi es un tipo
que mantiene una concentración explosiva. Pude verlo en acción en los
siguientes segmentos de tiempo:
-Al encontrármelo junto y en el corro de amigos en la
calleja Guardia-Raval.
-En el interior de Miscelánea, en el medio de algunos
peldaños, donde me presentó a la editora.
-Durante el instante en el que un niño le llamó Tete
-Durante el instante en el que Ainhoa Klinski le encerró en
un pequeño cuarto con un solo juguete y en ese instante pasó a ser inocente y
sublime a la vez, fue todo tan dulce en los labios rojos y gallegos que en un
instante vi pasar a Sergi de 0 a
100 en toda su explosión. Por un instante nadie sabía de lo que hablaba Ainhoa
y al instante siguiente todo el mundo miraba a Sergi que a su vez se preparaba
para mover ficha en una jugada muy complicada que supo sortear con elegancia. Sergi
es flaco y elegante, como un galgo de carreras al que visten para que no coja
frío, y vestido o desnudo, siempre se asoma a ti con una sonrisa.
Ella dijo:
“Me he pintado los
labios de rojo, para besar a cada uno de los que me compren un libro. Es algo difícil
de superar Sergi”.
Sergi dijo:
“Como poco, haré lo
mismo que hagas tu, estoy preparado para eso y para treinta centímetros más”
La editora de Honolulu
Books, Ana Llurba, es una chica muy joven que tiene las pupilas dilatadas todo el tiempo,
asi que todo el tiempo mira a través de las pupilas dilatadas, como si fueran
una pantalla de plasma en la que tu también miras en directo, pero mirando así
no se descansa, hasta que cierra los ojos y muere como “Las ventanas rotas de los edificios de cristal apagado”, entonces se
borra la imagen y desaparece una calle entera de una ciudad pequeña.
La editora de Honolulu, tiene hinchado el pecho de emoción y
la emoción en un acto como este, toma cuerpo, no se deshace, ni se desvanece,
cambia de ánimo, se vuelve maciza y termina por estrangular el aliento. Ella se
dio cuenta de esa circunstancia justo antes de quedarse sin voz, y eso lo
aguantó no más de cinco o seis minutos, dando paso a Ainhoa, que parecía
esperar a la puerta del colegio a que su padre pasara a recogerla para volver a
casa.
Pero su padre no aparecía y Ainhoa Rebolledo para empezar piensa algo que en vez de ponerla
nerviosa la alimenta y es en lo lleno y oscuro que está ese lugar. Y así se
lanza a hablar de bicicletas porque es de lo que escribe en el libro, de su relación
con las bicis y con una en especial a la que llama Mari Klinski, y también de su
Galicia profunda donde aprendió a pedalear y de su padre ausente que no ha
podido aparecer por la presentación del libro. Ella no pierde el control de sus
labios rojos, tiene un paladar exquisito para escribir. Ya que la he visto leer
con sus gafas de pasta y la puedo leer yo mismo, me gustaría verla comer,
sentarme a su lado en Jean Luc Figueras y escucharla decir con su voz japonesa,
llena de nostalgia:
“Así que bajé a la
calle y fui a por una bicicleta. Aquí en Lyon coges una bicicleta en la calle
como tiras un chicle al suelo en Madrid. o te metes un pico de heroína en el
Raval”. Me encanta.
El tiempo en Miscelanea ocupa lo mismo que una cuartilla clavada
con una chincheta en la pared y ellos (los escritores) lo saben, son breves y
precisos en la presentación del acto y en esa brevedad dirigen el micrófono y
las miradas a Sergi, que ha seguido las intervenciones con esa concentración
contenida y explosiva, como una película de Roland Emmerich. El tiempo de una
presentación, no termina cuando se apagan los micrófonos, porque en ese punto
es cuando empieza la verdadera tensión de los escritores, el tú a tu, la firma
de libros, los besos, el vino y los pistachos.
Pero faltaba Sergi,
que como buen anfitrión y amigo, agradece que estemos allí, agradece y agradece
y se pone a hablar de sus amigos, de los blogs, de los escritores y poetas,
hasta que la Editora le corrige y le marca el libro y Sergi dócil come de la
mano como un buen caballo, pero no sin rendir tributo a Sonic Youth, que de
todos y todo, es su gran inspiración.
Si Ainhoa escribe casi sin escribir, Sergi pedalea sin
moverse, tiene reflejos de cigüeña y se alimenta de un núcleo muy profundo
donde encajan, como un guante, teorías, sistemas cuánticos y abandonos, series
de televisión, Terrence Malick, David Lynch, blogs; sostiene cada ruina, como
un arquitecto en un quimérico ensanche mental. Y si no, que lo digan sus amigos,
esos que le envuelven como un regalo, que tienen por él esa fe increíble de las
religiones antiguas. Estabais casi todos y ese valor humano, es la moneda con
la que se paga a un tipo como Sergi.
Al final del acto, todo suena afinado y afinando se ponen a
leer de sus libros como si fueran guitarras viejas en un local de ensayo. El
tiempo empieza a volverse curvo y las frases de los poemas y de los textos,
tropiezan unas con otras pidiendo ya el fin. Apenas han pasado veinte minutos.
Y ahora, ahora mismo, parte de esta crónica la escribo con
los oídos taponados con partículas elementales, Teen Age Riot, Sacred Trickster, Anti-Orgasm,
What We know y cosas así.
De Roland Emmerich (sus películas) prefiero no opinar.
El formato de los
libros, es de bolsillo. Las portadas son chicas anónimas que te miran, que
apenas tienen cejas, ni piel, ni arrugas, se han pintado la línea de los ojos y
en los ojos les brilla una luz, la misma luz para las dos; y en el bolsillo los
guardo porque ya tenía la mochila llena de haber pasado por la Central del
Raval.
Para la próxima portada, me ofrezco yo mismo a poner la cara
(sin condiciones).
Nota.
Por supuesto no digo nada de que a la vez y en paralelo, en
la escuela de escritores de la 4ª planta del Ateneo, hablaban Agustín Fernández Mallo y Jorge Carrión,
aunque Jorge se estaba acordando de Mari
Klinski, pero sobre todo de E-Mails
para Roland Emmerich. Un abrazo para todos.
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