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viernes, 24 de marzo de 2023

Felipe SÉRVULO. Cúmulos de plutonio, presentación en Barcelona (2023)

Publica: In-Verso, ediciones de poesía (2023)


                                                                                Ateneo de Barcelona (23-03-2023)


"Y el ave negra abre la boca cuando atraviesa Hiroshima". Silvio Rodríguez



Felipe Sérvulo no es una momia.  Es importante distinguir a las momias de las que tienen treinta años porque a menudo pudiendo salvar no salvan, pudiendo ayudar, no ayudan, pudiendo ir, no van. Sérvulo, cuyo origen se encuentra en tierras de Jaén y vive en Cataluña desde hace cincuenta años, a caballo entre El Laberinto de Ariadna en el Ateneo de Barcelona y Castelldefels, tiene una edad en la que la gente común sestea, pasea, da de comer a las palomas en los parques, y mira obras. Desde que le conozco, y ya hace años, escribe poemas contra todo pronóstico, contra todo pronóstico seduce mujeres y eso le trae problemas y más problemas que va solucionando y parcheando como puede, tal y como hacen los adolescentes, como puede y porque tanto en la poesía como en sus distintas facetas vitales, Sérvulo se sabe rodear de buenos amigos y de buenos conocidos que le dicen, le cuentan, le aconsejan y con todo eso, Sérvulo produce y hace unos meses, que con la ayuda extraordinaria del Ministerio de Cultura y Deporte, se fue a Japón, él solo. Revolvió con dios y su madre, consulados, jesuitas, ministerios, hoteles, vuelos, permisos, pasaportes, Instituto Cervantes, dejó atrás a los suyos como los expedicionarios ingleses de otra época y se largó con su equipaje, sus pastillas para la próstata, su colección de lentes y un juego de grullas de papel. Y ahora, ha vuelto, sorprendido de todo como los chicos jóvenes, más atractivo, más listo que nunca y apoyándose de nuevo en sus muchos amigos y conocidos, ayer 23 de marzo de 2023, presentó en su Ateneo de Barcelona bajo el paraguas del Laberinto de Ariadna, el libro que le llevó a recorrer Japón, “Cúmulos de plutonio”, basado en la mayor tragedia de este país, las bombas nucleares que los físicos y militares americanos probaron contra las ciudades japonesas y sus habitantes en la segunda guerra mundial. Contó algunas anécdotas, pero lo bueno siempre hay que buscarlo delante de un desayuno en alguna de las pocas tabernas que quedan en Castelldefels, donde todavía almuerzan los de su quinta, tiempo que además aprovecha  para contarte, liar o desliar algún proyecto nuevo, cosas que, por supuesto y como decía al principio de este asiento, las momias no hacen. La próxima presentación de este libro, como siempre, será en el mes de junio en su pueblo, Castelldefels y allí acudirán, como siempre que presenta libro, cientos de amigos y conocidos. Felipe se dejará querer; eso, en definitiva, es a lo que venimos todos a este mundo. Después la poesía pasa a un segundo plano y que te lean o no te lean, te entiendan o no, es cosa del azar. Por eso, para ti, el mayor de mis respetos y, amigo mío, que te tengamos por aquí muchos años. 


                                                                Ateneo de Barcelona (23-03-2023)



                                                            Hiroshima (2022)

martes, 14 de marzo de 2023

Cauterio. Lucía Lijtmaer (Anagrama.2022)

 


Al colocar el queso como cebo en una ratonera, siempre hay que dejar espacio para el ratón. <<El huevo de pascua>>, SAKI


CAUTERIO. Leo en la solapa <<Lucía Lijtmaer (Buenos Aires, 1977) creció en Barcelona. Es escritora y crítica cultural. Es autora de entre otros libros, Casi nada que ponerte (Libros del Lince.2016), Yo también soy una chica lista (Ediciones Destino. 2017) y Ofendiditos (Anagrama. 2019)>>. La primera edición de Cauterio, en Anagrama, es del mes de marzo del año 2022, ese mismo mes llega a la tercera edición y en mayo a la cuarta; eso es lo que pone en mi ejemplar prestado por la biblioteca. 

 

No quiero conocer personalmente a Lucía, prefiero la foto de la solapa, esta que cuelgo aquí; prefiero imaginarla, mezclar imágenes, como en un batido de lo que me gusta y de lo que quiero. Sueño, me paso el tiempo soñando, Lijtmaer y Cauterio me hacen soñar con mi pasado, uno va teniendo más pasado que futuro y en ese trastorno lo que aprendo con todos los años vividos y sin vivir es que el tiempo es <<lo que pasa cuando no pasa nada>> (Richard Freynman); así que mientras leo no pasa nada, es decir me ensueño, pero todo ese tiempo no está pasando. Después vuelvo, miro hacia la ventana por si se posa en ella una tórtola gris (II. Deborah y la paloma gris); no quiero que eso suceda porque de otras veces, sé, que lo que ocurre en los libros mágicos, luego termina pasando en la realidad, por lo menos eso es lo que ocurre en los libros que yo escribo. Profecías, dictan profecías las sibilas, las brujas, las curanderas, las madres, las abuelas, los dioses antiguos y modernos, vivimos bajo esas profecías y en ellas hay ángeles de hermosas cabelleras y demonios. A Deborah, su curandera la advierte <<No olvides que el camino para ti será más importante que el destino>> a partir de aquí y con lo escrito antes por la sibila Lucía nos dirigimos hacia el lugar al que nos quiere llevar, sea o no nuestro desgraciado destino de lectores. Y repasa las tabernas de “lujo” de Barcelona, de Madrid, las que se quieren parecer a una taberna de antes, repasa amigas, chicas, chicos, y llega al tiempo paralelo, el otro tiempo, el de  Deborah que se ordena en el índice con números romanos. En este libro, los gustos de las mujeres, son los míos, los de Lucía, los manteles buenos, las azoteas, los hombres altos, el sol débil, frío, plácido frío del invierno, los deseos de tener una familia joven, guapa, con amigos, dejar atrás los after y a la vez ser una yegua extenuada y para todo eso hace falta dedicación y sacrificio, comprensión, saber escuchar planes que te tienen sin cuidado, así que abrazos y mentirillas, discusiones, los amigos de él, de vez en cuando las gritonas amigas de ella, cada vez menos importantes ocupando segundos y terceros planos que se alejan, bailar, salir, reír, caderas anchas. Veuve Clicquot, vestidos de elastano, kombucha, Diazepam… y Deborah contesta <<morir no es tan malo>> Todas dicen la verdad, en este libro todas las mujeres con más de treinta y cinco años dicen verdades y lamentos, también piensan más de lo que dicen y ríen más de lo que quieren para no pensar tanto, hasta Deborah, dice, piensa o confiesa <<Yo no sé lo que es la felicidad, de la misma manera que no sé lo que es el amor>> Todas cinceladas, traición a traición, todas; y pienso en Cristina Fallarás, Marina Espasa, Laura Fernández, Isabel Obiols, Isa Calderón, recorro fotos, labios pintados de rojo, todas riendo y diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad en un juicio universal, gaviotas, gatos, Madrid-Barcelona, Londres, Salem, Canaán. Cauterio cicatriza, cuando una relación de pareja se pudre, termina convirtiendo a uno de los dos en “animal de compañía” y al otro en “cara de asco”. Cauterio es el remedio y la soledad, el miedo, la angustia, el terror; y dado el éxito del libro, el mercado señala que esas relaciones abundan en este nicho común de las parejas, guapas, jóvenes, feas o viejas, tristemente, la mayoría de nosotros pasa por ahí, por esa tierra donde nunca terminamos de construir un lugar (en Canaán) donde, cuando llegue el momento, poder descansar. ¿Y el dinero?, ya lo pongo yo, tú solo piensa en el amor. En el Amor. <<Todo saldrá bien>>, desde los veinte años te lo repiten una y mil veces,<< todo saldrá bien, todo saldrá bien>>

 

 

Nota 1: También escribo en mi diario: “Leo Cauterio de Lucía Lijtmaer: <<No quiero tener amigas. Ya tuve amigas y no me sirvió de nada>> Me pasa lo mismo, no quiero tener amigos, no sirve de nada.”

Nota 2: Esta obra ha contado con el apoyo de las Becas de Escritura Montserrat Roig del Ayuntamiento de Barcelona 2019. Ese año recibieron beca (entre otras), Olga Merino, Anna Bou, Robert Juan Cantavella, Alvaro Colomer y Toni Iturbe.

Nota 3: Cauterio me llamó desde la estantería de la biblioteca -léeme- dijo. Ese día fue el único que lo hizo, los demás libros callaron.

 

Aquí una tele-visión de Lucía

https://www.youtube.com/watch?v=3rL4t7eftNc

 





jueves, 9 de marzo de 2023

Cualquier verano es un final. Presentación en Barcelona. Ray LORIGA (2023)

                                                                    Fresan, Loriga y Murillo
 


Queríamos ver el parche en el ojo ajeno; y lo vimos. Lo vimos en Barcelona en La Central del Raval. Le vi subir las escaleras y pasar por encima de mí, mientras pagaba el libro, el libro es un Alfaguara y se titula Cualquier verano es un final. Esa misma tarde era el funeral por la muerte de Paco Robles, editor y fundador de la editorial Candaya. Decido ir a la presentación y no al funeral. Hace cinco años que vi por última vez a Ray Loriga en el CCCB, tengo alguna foto de aquel momento, lo del tumor entonces no lo sabía nadie y él bebía cerveza con las gafas de sol puestas. Entre aquel público de entonces su amigo argentino Rodrigo Fresán.  Aquel día sufrí una caída antes de llegar al CCCB y me hice una fisura en el codo izquierdo, dos días después fui al médico. 

Así que estoy en La Central, comprando el libro y veo que Loriga sube las escaleras, focaliza con el parche y con su ojo bueno ve que alguien, ahí abajo, compra su libro, cruzamos esas dos miradas. Arriba le hacen una entrevista, lo gravan en video, al lado su agente y entra en escena uno de estos curiosos que da vueltas muy despacio alrededor del escritor, como un tiburón de los documentales; mira el parche. Yo también me uno al curioso, como otro tiburón más doy vueltas, miro el parche. Los tiburones nos cansamos pronto, así que me desentiendo del asunto y me voy a las aguas profundas de la habitación del pánico y allí, encerrado con la espalda en la pared, veo a Murillo. Enrique Murillo, hace treinta años, fue (entre otros) el editor de Ray Loriga y tres o cuatro años atrás, ya jubilado, editor de Marina Perezagua a la que acompañó un tiempo, después del cual, y por segunda vez, se volvió a jubilar; cerraba así un círculo en cuyo interior el hombre Murillo alter ego del hombre de Vitruvio dejaba allí encerrada la proporción ideal del olfato literario y la edición. La habitación del pánico estaba llena de lectores de los años ochenta, de un par de generaciones posteriores y de la generación actual representada por Luna Miguel y Sita Rubert; acompañaban a Ray, Ignacio Echevarría, el mundo de Random y su presentador Rodrigo Fresán. En el instante de entrar reconocieron la larga sobra de Murillo, se ve que le aprecian, Loriga y Murillo se abrazaron con amistad, a pesar del tiempo. Cuando Luna llega, aparca en una cuarta fila, cuando llega Sita Rubert lo hace en la primera, frente por frente de Loriga.

Fresán y Lóriga son amigos desde hace más de media vida. Desde hace años cada vez que Loriga viene a Barcelona, Fresán está con él. A pesar de ese detalle, que me choca, leo con devoción a Lóriga y no consigo leer a Fresán, ni juntando fe, esperanza, ni caridad, consigo leer a Fresán, lo intento, pero no lo consigo. Supongo que es un escritor muy superior a Loriga sin embargo es también un escritor envidioso que reconoce el talento literario de los demás y también el de su amigo, algo que a toda costa y como purgando su culpabilidad, explica en público en referencia a frases que le gustan de la novela, con una expresión que lo define <<por qué no se me habrá ocurrido a mi>>, mientras tanto Loriga bebe agua. Rodrigo escribió hace años un libro que se titula El fondo del cielo, de este libro para la edición -Dominicana en Miami-, Elidio Latorre escribe: <<La novela es un tríptico episódico que semiotiza la proposición narrativa de la cual desprende la trama>> El sentimiento cuando leo a Fresán es ese: <<untripticoepisódicoquesemiotiza>> tal cual, sin embargo cuando Loriga lee Historia argentina, que es otro libro de Fresán, escribe: <<En Rodrigo estaba el observador, pero también el ingeniero, estaba el paisaje, el constructor del puente, y el hombre que lo cruza.>> y esto <<Sus viejos libros son el pilar del placer que la lectura de sus nuevos libros me sigue proporcionando>>. Así que en el ánimo sigue estando el interés por Fresán y en volver a ver a dos amigos hablando de su amistad, y a la vez de la amistad que se narra en Cualquier verano es un final. 

La razón por la que vengo a verlos es porque  el rato que paso con ellos me calma, me aleja de todo lo demás, el humor que se comparte es suave, me asomo al paisaje desde ese puente y me abandono a mirar como el agua pasa por debajo sin necesitar meterme dentro; con ese recuerdo me voy y con ese recuerdo otro día vuelvo a asomarme a ese mismo puente o a otro cualquiera y lo puedo olvidar y volver cuando quiera sin que me esté retumbando durante el resto de mi vida. A todo esto, Luna no se movió, no dejó de mirar el móvil ni un instante hasta que apareció Unai Velasco con bigote o sin bigote y dejó de estar sola; y Sita, pobre Sita, no dejó de remover una melena que no la dejaba en paz, ante la mirada perdida del parche, el precio por ocupar una muy cercana fila uno. 

  

                                                                        Echevarría

                                                                Sita, Ray, Luna (sentada) y Rodrigo F.

domingo, 5 de marzo de 2023

Magnífica desolación

 Javier Moreno. Presentación en Barcelona (5 de marzo de 2023)


La cita que utiliza Javier Moreno podía haber sido la de Mateo 1.1., la de cualquier evangelista, pero es el comentario de Aldrin al ver la tierra desde el Apolo 11, la nave espacial que en 1969 le llevó a la luna: <<magnífica desolación>> Y ese es el título del libro que hoy por la mañana, muy acertadamente, le presentó Víctor Balcells, con esa cadencia en el hablar que caracteriza a la familia Vila Matas, tal y como podía certificar por asistir entre el público y en la contraportada del libro, Enrique Vila Matas. Como acto previo, ocho escritores de la casa rindieron homenaje al editor Paco Robles que falleció hace algo más de un mes. El lugar utilizado por Candaya, como otras muchas veces en Barcelona, es la librería Documenta. El frente del homenaje lo formaban Fernanda García Lao, Juan Soto, Alex Chico, Eduardo Ruiz, Isabel Cristina Arenas, Carlos Vitale, Jorge Larrosa y Bruno Lloret y, aunque no lo vieran como en tantas otras presentaciones, detrás de todos ellos, estaba Paco; esta vez como sin querer, Olga había dejado una fotografía suya apoyada en la pared. Todos crearon un voltaje de emociones que hacía difícil respirar, hablar sin llorar o llorar sin más, así que recogimos los llantos y dejamos aplausos en la memoria, sin palabras y sin ruido. El homenaje, según Olga, se está repitiendo en cada presentación, en cada librería, en cada ciudad con la que recorren buena parte del país, con el maletero, como contaba Juan Soto en su intervención, <<tan lleno de libros que no cabía uno más>>; hace un par de días estaban en Zaragoza y así van a seguir porque esa es también una de las marcas de la casa, esa y editar mano a mano con cada autor que, según ha quedado claro, forman parte de la propia familia, en el caso de Isabel Cristina el rango de Paco era el de padre. Ellos lo saben y lo saben porque unos cuantos, o todos, dejaron sus países o su nación vacuna para instalar sus huesos en Barcelona. Si alguien sabe de pérdidas es cada uno de los que encuentran a alguien en quien confiar, aquí al lado, a ocho mil quilómetros de casa, o como Aldrin a 384.000, con bosques y caminos sembrados de curvas. 

Magnífica desolación comienza así: <<El camino estaba sembrado de curvas. Impredecibles. Tormentosas. Derecha. Izquierda. Otra vez izquierda.>> Magnífica desolación termina así <<O quizás emprendía la búsqueda de algo desconocido, un secreto que yacía oculto en el interior de aquel bosque.>> Entre curvas y secretos, vamos a seguir.





Entrevista de Marc Caellas:

https://www.rtve.es/play/audios/todos-somos-sospechosos/sororidad-desolacion-10-03-23/6830977/