La celebración de la vida consiste en saber morir … a los padres, los amigos, los allegados. Diana Zaforteza está ahí y en su nombre, la rodean todos los que la conocen, la quieren, su familia más íntima, sus amigos. Os veo a todos, sé que algunos pocos sabéis morir, otros, los más jóvenes, en este mismo momento en el tanatorio de las Corts, lo estáis aprendiendo. Diana era de las que sabían morir, aprendió hace años con su padre. Después, siguió aprendiendo; al ser editora tenía un altar excepcional para celebrar la vida, editó con refinada elegancia a escritores suicidas que se hicieron amigos, editó lo que quiso, con libertad y cuando ya no pudo se rodeó de los amigos y también con total libertad, lloró. El tiempo para llorar es algo que solamente adquieren los que también han tenido tiempo para celebrar la vida. Y ahora estamos aquí sin pedir explicaciones porque aprendemos, sabemos morir. Movimiento único, fue el último libro que Diana editó. En la última página de ese libro y ante la muerte de Bolaño, Diego Gándara escribe: <<Rodrigo me dijo que no me entristeciera, que a los amigos había que amarlos en vida y que después sólo tocaba recordarlos>> A partir de ahí y frente a la muerte reciente, como último eslabón de la cadena, el trabajo de la muerte profunda, tantas veces escrita por Lou Reed y Manuel Vilas, el tiempo.
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