18 de febrero
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Me veo con Santiago García Tirado para tomar café. Además de crítico literario imparte clases en el instituto Can Vilumara, por lo que quedo con él en el Centro Católico de la gran ciudad de L’Hospitalet, muy cerca de su trabajo. Hablamos de Derbi, lo va a leer. Esta tarde no vendrá a la presentación y Carlos Gámez tampoco. Después habrá otros muchos que se han ofrecido, que les resulta un acontecimiento que no se pueden perder, tampoco irán, siempre surgen imprevistos, un hijo, un estado de ánimo adverso, una pereza, un enfermo. Nada es seguro, nos adaptamos, sobrevivimos, somos grandes expertos en sobrevivir.
La primera planta de la NoLlegiu no es muy grande, pero veinte o veinticinco personas caben; entre amigas, curiosos y deudores; por las dudas y por las deudas supongo que tendré algo de público. No sé lo que voy a decir, trataré de que lo que diga se entienda.
Precisamente hoy, mi mujer ha quedado con sus amigas para cenar y enseñarlas el piso, tampoco irá.
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Llego a Poble Nou media hora antes y entro en el mercado municipal, a veinte metros de la librería. Veo una cantina, un apeadero, frente a la pescadería, me siento en un taburete y pido un coñac. La chica debe ser nueva porque no sabe el precio; me pide dos euros, los pago, trago un sorbo por las dudas y la garganta se calienta de inmediato. Llegan tres motoristas, reconozco sus parches, las cadenas, los colores, el cuero, pertenecen a una hermandad, piden cerveza, los tres son espaldas plateadas. Bebo mientras el olor a pescado y gasolina va y viene por entre los pasillos, se abraza, <<saliva de hiena, lengua de caimán>>(1). El trigo, como el tiempo que esperas, se enmohece. Es de noche, pero la noche no se ve detrás de los cristales del mercado. La noche está ahí, frente a NoLlegiu. Cinco minutos antes de la hora entro en la librería. La librera me sonríe, no digo nada, es ella la que me indica que Xavier está arriba. Obedezco y subo por el estrecho pasillo que dejan los libros allí expuestos; la escalera de caracol y arriba, todo preparado pero no está Xavier, no hay nadie, veinticinco sillas vacías y dos sillones; el trigo se enmohece mientras ojeo libros de poesía arrinconados en islas, todos son títulos recientes. Sé que la noche sigue allí, detrás de las cortinas, pero ya no reparo en ella, oigo voces, pisadas llegan Herminia Meoro, Eugenio Asensio y detrás de ellos, todos los demás, la noche se aleja, soy un signo indescifrable mientras una cámara autista graba y escucha los temores del mundo, las dudas y las deudas(2). Juan Vico ocupa el sillón amarillo, tiene en su mano la piedra filosofal, yo ocupo el sillón rojo, en las mías el coñac y el ruido.
[1] <<Solo el hombre está solo>>. Nunca es antes. Guillermo Fernández Rojano. Nadie está a salvo (Volumen I). Pájaro verde editorial 2021.
[2] Membrana. Jorge Carrión. Galaxia Gutenberg 2021.
No Llegiu. Presentación de Derbi (2022)
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