Elías Gorostiaga. Fotografía: Ferran Descarrega.
Por CAMINO SAYAGO
‘Cuerdas de plata’ del leonés Elías Gorostiaga ha sido la obra ganadora del certamen literario convocado por Diario Jaén. Un premio otorgado por unanimidad por los integrantes del jurado que en esta segunda edición han valorado la gran originalidad del poemario en el que el autor rinde homenaje, a través de su título, al escritor austriaco Stefan Zweig. ‘El libro adentra al lector de manera sobrecogedora y mediante la música y la memoria en la construcción de un mundo en conflicto, cuya tragedia nombrada desde la conciencia poética, mezcla la generación beat y la poesía leonesa’, destacan. Ahora solo resta que el retorno a la nueva realidad le permita al autor recoger el premio.
El escritor leonés
Elías Gorostiaga, pseudónimo literario de
Elías Prieto Saénz de Miera (Valencia de Don Juan, León, 1963), recibió este domingo en su exilio catalán y por sorpresa la grata noticia de que su obra
‘Cuerdas de plata’ había sido galardonada con el
II Premio Internacional ‘Diario JAÉN’ de Poesía, patrocinado por la Diputación de Jaén. “Me llamó por la mañana Juan Espejo, director del Diario de Jaén, para comunicarme la noticia. Ha sido una sorpresa. Este premio lo conocí por medio de la web de
escritores.org, en el que publican cada semana todos los premios literarios de España y fuera de España y hace un mes decidí presentarme. Había terminado un poemario ‘Cuerdas de plata’, que me gustaba y lo envié. Todo ello sabiendo que es un premio, que en los premios no solo es que el libro te parezca bueno o malo o regular, es la belleza, la lectura, la suerte y todo ello se ha puesto de mi lado”.
Y parece que ‘Cuerdas de plata’ ha contado, en esta ocasión, con la bendición de la suerte en un certamen que combina anualmente la novela corta con la creación poética. “Solo te puedo decir que tanto la poesía como la vida, son cosas muy raras que a veces te sorprenden”, explica. Sin embargo, ha habido un factor decisivo, como es la musicalidad de la lectura de los poemas, la que ha llevado al jurado al completo a decantarse por esta obra, seleccionada entre ochocientos trabajos y a su juicio rebosante de originalidad. ‘El libro adentra al lector de manera sobrecogedora y mediante la música y la memoria en la construcción de un mundo en conflicto, cuya tragedia nombrada desde la conciencia poética, mezcla la generación beat y la poesía leonesa’.
El título del libro se debe según su autor a su pasión por el escritor austriaco Stefan Zweig, “es el título de su primer libro, que además era de poesía, cuando él apenas tenía 20 años. Otro exiliado en una época difícil”, comenta.
Los miembros que han integrado el jurado han sido Carmen Bermúdez Melero, doctora en Bellas Artes, pintora y poeta; Fanny Rubio Gámez, catedrática, investigadora y escritora; Juan Manuel Molina Damiani, profesor, investigador y poeta; Guillermo Fernández Romano, profesor y poeta; Sonia Jiménez Tirado, psicología y poeta; y el director Juan Espejo, como presidente.
Música y memoria
Música y memoria vertebran ‘Cuerdas de plata’. “La musicalidad es muy importante en poesía, ya que por carecer de rima clásica, (no son sonetos o cuartetos), el trabajo se vuelca en convertir esa prosa en música y en sentimientos. Y esos sentimientos son pérdidas”, asegura Gorostiaga. Esas pérdidas se reflejan en un poema en especial, ‘La cosecha’, en el que habla de la gente que tiene que abandonar León, su tierra, sus amigos, su familia, su paisaje y se va a trabajar bajo la protección y la memoria de las madres, a Bilbao, Madrid o Barcelona. “Es un poema de tres folios que cuenta una historia y que yo veo como un himno a León. Es un poema para los que nos fuimos y regresamos, intentando no perder las raíces y mantener el alma de esta tierra, que es lo que hago yo cada año, organizamos una procesión con los hijos y cada año les llevo al cementerio de Valencia de don Juan para que vean y sepan que sus muertos están ahí, sus raíces, su origen y no en Barcelona. Este poema en particular es una lucha entre las Vírgenes de León con las de Madrid y las de Barcelona”.
La mayoría de los poemas son largos, porque como él mismo subraya cuentan una historia, “historias basadas en el calendario con sus fiestas religiosas y de ahí sale otra lucha entre la religión y el paganismo. Escribo de las madres esperando el regreso de los hijos, escribo mucho de las madres y de las mujeres, de las cuerdas que nos atan, de los pañuelos de seda, de las fronteras, de las heridas que nos hacen los amigos, los hijos, el trabajo, alguien con quien te cruzas por la calle y al que no conoces, los charlatanes, enfrento a los gitanos con Gallimard, a los negros con Cocteau, hablo de la debilidad de Proust, del fuego abrasador de los veranos, de golondrinas muertas”. Y a la vez dentro de esos poemas largos hay versos secos, directos, mortales. “Hay que conservar la pureza de las costumbres, la tierra y a la vez hay que mezclarse más, sacar nuevos colores, nuevas músicas, sentimientos nuevos que nadie ha imaginado todavía y que son los que van a reinar en la poesía de los años futuros, esos nuevos sentimientos que nos van a salvar”.
Recuerda el escritor leonés que “El otro día decía alguien por ahí que nadie podía escribir con menos de cuarenta años. Es una tontería más, pero hace referencia a que se necesita experiencia para escribir, aunque tampoco hace falta sufrir para sentir un sufrimiento poético. El poeta, como el filósofo, se dedica a interrogar y retorcer los verbos para sacarles de la comodidad, a retorcer el paisaje, por eso se pasea tanto porque te vas limpiando la cabeza de todas esas obsesiones que te golpean como un yunque. Yo para eso necesito frases largas porque cuento historias, historias de la noche de San Juan, del día de San Martín, de la noche de San Silvestre y entre esas historias largas coloco frases o palabras contundentes que reafirman o niegan de un tajo lo anterior. Mezclo el dolor y la ira con remedios caseros, para sanar ese dolor y esa ira”.
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Poesía leonesa
“La poesía leonesa es como la cecina, la morcilla, las alubias, todo el mundo la conoce, tiene denominación de origen, a todo el mundo le gusta y junto con la catedral es lo que más se conoce fuera de León. No sé si dentro de León se conoce la poesía leonesa, pero como muchas veces pasa, de tenerla ahí cada día no sé si la gente se sigue sorprendiendo al ver la catedral”, afirma Elías Gorostiaga que asegura que sus referencias en León son las de todos: “de Gamoneda a Julio Llamazares, de José Antonio Llamas (al que hay que reivindicar y que tiene una poesía muy potente) a Antonio Manilla, que tiene una categoría internacional; de Luis Mateo Díez a Antonio Pereira, de los inestables, como Zapico, de los científicos del lenguaje como Andrés Trapiello, sigo a Luis Artigue, Oscar M. Prieto, Emilio Gancedo, leo con placer los diarios y las cartas de Avelino Fierro al que quiero mucho y que es el gran descubrimiento fuera de León. Admiro mucho los nuevos autores de Hector Escobar y Eolas, Pero la poesía llega por muchos canales y el último que ha llegado a casa es Tonino Guerra el guionista del Blow up de Antonioni”.
:: Sobre Elías Gorostiaga
Elías Gorostiaga (Valencia de Don Juan, 1963) publicó con 20 años su primer libro de poesía ‘El castillo de aire’. A los 26 años se fue a vivir y trabajar a Barcelona, al Registro de la Propiedad. Desde entonces ha seguido escribiendo y volvió a publicar un segundo libro de poesía titulado ‘Tierra de invierno’ en el 2015. Le siguió el libro de relatos ‘Polvo en la frontera’, en el 2016, que se presentó en el Instituto Leonés de Cultura. ‘Cuerdas de plata’, es su último trabajo poético.
Reproducimos a continuación un fragmento de uno de los poemas de ‘Cuerdas de Plata’, el titulado ‘San Juan’ que ocupa tres folios y ‘La cosecha’.
‘San Juan
Lo quemamos todo./ Aquellos manteles bordados,/ los colchones/ las sábanas de algodón con tus iniciales / las mantas, / las almohadas./ Lo quemábamos todos / y todo ardía con l naturaleza del fuego: /primero con pereza y humo, / después con calma./ Y cuantos más recuerdos mayor era el calor./ Lo quemábamos todo: / las sillas y las mesas de roble, / los cuadros, los espejos, los retratos. / Nada que nadie pudiera volver a ver, nunca./
‘La cosecha’
“Y volverán a irse a Madrid y Barcelona, a las acerías muertas del Bidasoa, a los hoteles de Málaga./
Y volverán obedientes a la procesión con una mujer de plata y un coche nuevo, /
sin más mentiras que las de casa y el pasado antiguo de nuestra tierra./
Volverán a irse y volverán./ Marchitos, / la cabeza y los ojos, /la nuca, / la mueca y el sol/…