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viernes, 25 de septiembre de 2020

Del blog de Vicente Muñoz, Hankover (Resaca) "In nomine páter" Cuerdas de plata

 

viernes, 25 de septiembre de 2020

IN NOMINE PÁTER por ELÍAS GOROSTIAGA

 


Creo más en mí que en los gusanos,

en mi mano derecha y mi navaja.

Me muerdo los labios, la lengua,

trago la saliva para no escupir sobre tu nombre.


Miro esas piedras y esos castillos

hasta donde me llega la vista y duele mirar.

Escucho el calor en los muros de adobe,

la gata que ha parido en la leñera,

la guadaña que cuelga oxidada e inerte

pero atenta a las hierbas y a las piernas.


Nací antes que tú,

en una tierra con río y escorpiones,

con barbos, anzuelos y sedales, jabalíes, ortegas.

Me eduqué con esmero pisando hielo y barro,

fumando en las cuestas,

sin tener nada más que los bienes de mis antepasados

y un juez ahorcado en una viga,

al nacer el verano,

por deudas y honor.


Esos eran los colegios, las escuelas,

los restos humanos entre los escombros,

bajo las iglesias

y sus cementerios.


Esos eran los consejos:

no muerdas la mano que te da de comer

pero muerde, hínchate

en los banquetes de boda, en los funerales,

en las verbenas después de recoger las cerezas,

al final del verano después de cosechar el trigo, de vendimiar,

en invierno cuando entres a las castañas y cada vecino mate a su cerdo.

Que no se note tu hambre.


Y si es así yo te daré paz en la tierra, en el nombre del padre.


Lo recuerdo gravado a fuego, todo en esa tierra

era en su nombre, en el nombre del padre

del que nadie, ni siquiera las mujeres, ni los niños, ni los derrotados pueden huir.


Elías Gorostiaga, de Cuerdas de plata (Diario de Jaén, 2020).


La modestia de la herrumbre. Diego Prado (De su blogg Café con libros)

 

La modestia de la herrumbre


Elías Prieto, conocido en el mundo literario como Elías Gorostiaga (Valencia de don Juan, León, 1963) es un poeta y narrador afincando en Hospitalet de Llobregat desde hace décadas. Aunque publicó su primer poemario con veinte años, posteriormente ha ido desarrollando su obra sin prisas, dando a la imprenta otros dos libros (un nuevo poemario y un libro de relatos) y participando en algunas antologías. Bendecido con el Premio Internacional de poesía Diario Jaén, acaba de aparecer su nuevo trabajo poético, Cuerdas de plata, un libro madurado en la firme rama de la experiencia y la lectura, en el reposo y la observación, en el desbrozamiento del recuerdo y el silbo de la nostalgia. Son sólo diez poemas, la mayoría de cierta extensión, todos ellos de métrica libre y anudados unos a otros por una musicalidad interna que arrastra al lector hasta el último verso, una especie de plegaria telúrica que rubrica el conjunto. Con un lenguaje sobrio ("creía en la fe de los árboles muertos”), el poeta rememora fragmentos de una infancia en gris, tardofranquista, rural, asfixiada entre supersticiones y miedo, de sábanas frías y dioses malvados (“… nunca tuve frío ni hambre,/miedo sí, pero el miedo nunca se va,/se acerca más o se aleja, pero siempre está ahí”.). También está el lamento del que se marcha y regresa, del que no se reconoce, del que añora lejanos días que ya no existen y los reconstruye a su modo. La aceptación amarga del paso del tiempo, las cuerdas de plata de ancianas mañanas que ya nadie pulsa. Tiene este libro ecos del primer Llamazares, de Gamoneda, de algunos poetas beats y, entre versos, explícitas referencias literarias a autores de formación dispares.

Cuerdas de plata se lee de una sentada, sin respirar. Y hay en él verdad, biografía y fantasmas. Gorostiaga es un poeta que merece amplio crédito, como lo merece cualquiera que se atreva a hablarnos de “la modestia de la herrumbre” (pág. 18).