tomó mucho agua y alguna cerveza antes de ir al espacio que
dedica la Central de la calle Mallorca en Barcelona, a la presentación de
libros. Le acompañaba el treinta de enero de este dos mil trece, Ignacio Echevarria
y le acompañó las horas previas en el restaurante coctelería del Pasaje
Mercader.
Un miércoles a las
siete y media de la tarde en Barcelona, es de noche, la iluminación de las
calles se ha degradado, como si el amperímetro hubiera vuelto a mil novecientos
treinta, sigue siendo invierno pero un invierno sin frío, no es el invierno de
Madrid, ni el de Zamora, es Barcelona y en esta ciudad el invierno llega cuando
se acaba en todas partes, de hecho a veces nieva en Mayo.
Me senté en la segunda fila, la primera fila era para los
invitados invisibles, para todos menos para Claudio López.
Pron, se sentó y detrás (pero a su lado) se sentó Ignacio
que habla desde su nariz. Cuando escalas una pared, tienes que poner el pie
donde mira tu nariz, eso que se dice así de rápido es una técnica de escalada, “donde mira tu nariz”; con todo el cuerpo
enganchado por dos dedos de cada mano, solo puede bajar la nariz y ver el
saliente de pared donde pegar los pies de gato, para darle un respiro a los
dedos, en eso consiste escalar en pared. Pues eso, Ignacio habla desde su nariz
y el radio de visión es 360º por cada metro, lo que le hace estar siempre
pendiente del reloj y los papeles con las preguntas y de los gestos de Claudio.
Hizo muchas preguntas, preguntó por el título La vida interior de las plantas de interior, dijo que el libro está
lleno de escritores…
En la sala de la Central solo quedaban cinco sillas vacías;
según Mondadori y David Thoreau, en una se sentaba la soledad, en las otras dos
la amistad y en las últimas la sociedad, pero parte de la sociedad ya estaba
sentada y otra parte prefirió quedarse de pie.
-Soy escritor –dijo Patricio- es normal que escriba de
escritores.
Es escritor, ganó el premio de provincias que otorga la
provincia de Jaén y posteriormente fue jurado de este premio, es decir estuvo a
uno y otro lado del océano y lo comentó aquí, porque uno de los relatos (el
libro se forma de trece relatos) habla de esas sensaciones, del perro de
Picasso, de un actor porno, de una actriz porno y de Rodrigo Fresán.
Rodrigo Fresán llegó y se sentó en la segunda fila, es el
Escritor Argentino Vivo, un referente en la vida de Patricio Pron, (como Borges
o Copi) una persona a la que admira tanto por su obra, como por su vida y
Rodrigo Fresán, (vivo, porque los otros están muertos) desde la distancia de
una planta de interior, sonrió.
Patricio Pron, habla muy deprisa, tiene las manos muy
pequeñas y un moño que le cubre el cráneo en su totalidad, que le arreglan
varios peluqueros muy pequeños con las manos muy pequeñas y sin duda alguna es
un escritor que ha conseguido un público fiel, formado por muchachas de pelo
raro y botas de montaña, por muchachas casi adolescentes que no saben nada de
Borges, que no han empezado todavía a hacerse cortes en la piel, que viven
entre la felicidad y la depresión. Una de ellas salió disparada al terminar la
presentación para que le firmara el libro, pero Pron tenía pis, todo el día había
estado bebiendo agua, tomando cerveza y hablando muy deprisa sobre el y su obra
y no se podía aguantar más. Tuvo que pedir antes la llave para ir al servicio y
su querido público esperó a que volviera, más relajado, más tranquilo.
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