Presentación en Barcelona de
El ladrón de peras. Poesía. Editorial Origami
Viernes 15 de Marzo de 2013 . El nostre racó.
Conozco a Felipe Zapico desde
hace más de veinte años. Estas son sus facetas
Como músico, cantante y cabeza visible de un grupo mítico llamado Deicidas, que fue
telonero de teloneros, con ellos ha recorrido todos los pueblos de España, ha
recorrido todas las gargantas, durante aquellos años ochenta de drogas y
chicas, de bares y conciertos, de ensayos y plazas de toros. Como barman en el
pub Berlín, ha puesto copas a la sed y toda la música que te hace falta para
mentirle bien a una chica, que desaparecerá siempre entre la niebla.
Como actor también aparece en cintas que no llegan a más,
nunca llegan a más, pero suman, como fotógrafo, como viajero incansable con
todo ese tiempo que le da y le quita la Universidad de Badajoz, cuelga cada día
crónicas fotográficas, naturalezas, tapias, ruinas, torres, garzas, cementerios,
cipreses, gente anónima tal que el resto de esas naturalezas muertas que desde
hace años retrata.
Conocidas son sus ideas políticas, siempre al lado de la gente
más débil, perdiendo siempre con los insumisos, con los desheredados, con todos
los que tienen alguna idea diferente, apoyando con la lectura pública y
callejera, recitando sus poemas como un pensador
o un buhonero sin lazarillo, como Agustín García Calvo, como todos aquellos que
se reúnen para sumar, que encierran en un universo reconocible toda esa sensibilidad
de hombre a diario, de todas las ofensas, de todas las debilidades, que ha
sufrido pérdidas importantes en su vida, como hombre que recorre la vida
siempre a diario.
Es Felipe Zapico y hoy, como el año pasado ha llegado aquí,
a Barcelona, para presentar El ladrón de peras, un nuevo libro y una nueva
editorial, un salto importante en su carrera, porque hasta ahora solo le había
publicado la editorial leonesa de Héctor Escobar. Ahora el salto es a nivel
nacional, una proyección que da envergadura a su sombra y su obra y si antes
viajaba por placer ahora la intensidad de la encomienda le ofrece nuevos
planos, un incontable camión de melones que abrirá a navaja uno a uno, para que
comáis y os refresquéis, que el año viene duro.
En ese trayecto con Origami, aparecen otros escritores
leoneses, poetas de rabia y niebla, estirpes de poetas y tritones y ese es el
naufragio de todos, porque aquí, en esta cota cero de mar, el mar ha
retrocedido y espera su momento para levantarse en una ola de treinta metros y
recuperar estos muros, las bodegas, los bajos, todas la cuevas que van desde
Vía Layetana hasta la Barceloneta, todo es terreno del mar y en ese mar os
refugiáis, malditos y poetas, cada noche, con todo el peligro y sin el menor
miedo.
La gente que es así, son mi familia y son mis amigos y brindo
por vosotros.
Anoche, como otra noche en El nostre racó de Fernando
Clemot, con el fino análisis de Luis Vea y la voz preciosa de Mag Márquez, mientras
la Barcelona literaria ardía en el Kosmópolis del CCCB, la poesía más ácrata se
reunía en la bodega de este barco mercante a medio naufragar entre guitarras y
espejos de otro siglo, de este bar sin barra, para dar fe de que hay tantas
olas literarias como orillas y tantas orillas como mares. Así naufragando,
también vamos recorriendo nuestros paisajes y los paisajes de este libro, a
diferencia de los de otros poetas leoneses, no lo forman las montañas, las
fresas salvajes, el olvido y la niebla, lo forman estampas humanas con formas
claras que todo el mundo reconoce y el primero en constatarlo Gsus Bonilla, el
poeta elegido para prologar esta edición: “en El ladrón de peras nos
encontramos seis cuadernos de poesía en uno, cada cual con su propia polifonía
y nervio; “ Y así es, tanto que en algunos de esos poemas solo falta la música.
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