Crítica (con notas personales) sobre Los inmortales
Alfaguara
Nota
(1) Comentar en este blogg a Manuel
Vilas cuando a estas alturas ya ha vendido nueve millones de copias de Los
inmortales, es puro egoísmo.
Manuel Vilas ha escrito un libro trillizo y una novela,
después se ha subido a las cadenetas de la feria y se ha puesto a dar vueltas a
lo loco, (mientras suena en los altavoces Johnny Cash, cuyo trasunto vende
bolas de azúcar en un chabolo pintado de rojo y lleno de bombillas y cables),
exactamente como un acelerador de los que usan los astronautas para tararse y
medir con un reloj sin esfera, el grado de aguante de los mofletes antes del
desmayo, y también antes del ensayo definitivo en la Soyuz 1 que les lleva cada
cuarenta y nueve años a la luna, la luna, un lugar que solo tres personas
conocieron, los tres astronautas, por definición científicos-no poetas y Nadie
Más, el resto es lirismo en el tiempo que dura una larga noche de verano, en el
tiempo.
Llegados aquí, esos tres héroes, cuyos nombres omito por
pura discreción, se reunieron más adelante (después de ser debidamente lavados durante
años contra parásitos extraterrestres y polvo galáctico) con el Papa, para contarles un secreto que les deja baldados, que se transmite
solamente de Papa a Papa y que ni siquiera el Presidente de los Estados Unidos
conoce (menuda tela)
Cerrado el paréntesis, sigo. Manuel Vilas ha escrito un
libro.
(2)Para desplumar una gallina se hierve agua, se escalda y
después tiras de la pluma hasta que el animal se queda solo con el pijama y el
frío conocido como piel de gallina. Sirve para pollos, patos, perdices,
pichones, y en general para todo animal de pluma.
20%
Ese libro a Manuel Vilas le ha dado tres premios de poesía,
uno por pelo y una novela que se lee con delectación, en la que se relata así
mismo, se destruye, devora paella y bogavante, se inmola, se besa, se abraza
con los dos brazos. Incluye en esa ficción, al rey de España llamado Juan
Carlos I, con el que cena creando un momento místico junto con dos muchachas
llamadas Graciela y Roberta, que transcribo:
“El Rey acariciaba las grasas colgantes con una ternura
misteriosa” y para acotar los sentidos del tacto, después de que el Rey les
dejara, añade
“Aprovechó Vilas la marcha del Rey para acariciar los
michelines de las dos chicas y sintió un frescor muy agradable en la mano, una
gravedad y un frescor al mismo tiempo”
¿Cómo Vilas,
introduce carnívoramente un tema tan peliagudo como el de las gordas?.
Hay más.
(3) me hice pis de gusto. Nunca pensé en acariciar a una
gorda, tan solo fui capaz (en la adolescencia que eran otros tiempos) de darle
sesenta y tres palmadas (cada cual más fuerte que la anterior) en los jamonazos
de una gordita sin nombre que conocí aquella misma noche en la que la luna era
llena y azul, hasta que se me hinchó la mano y el hueso del pene y exploté en
el asiento de atrás de un BMW (que era el coche sin motor que utilizábamos
todos los amigos, cargados de fluoxetina como toros, para impresionar) mientras,
Tarantino gravaba (los descartes los utilizó después en Pulp Fiction. A
Tarantino y sus grabaciones, también le utilizábamos todos para reírnos por la
tarde del día siguiente, incluida la banda sonora de declaraciones rumberas e
impunes, siempre impunes a la luz de la luna)
Sigo. Incluye en esa ficción a Dios y a un ruso español
esquizofrénico y depresivo, Corman Martínez, a Stalin y a Carlos Castaneda. En
ese momento el lector ya ha sentido la gravedad en los mofletes y sabe que el
acelerador le quitará las babas que quedan cuando comes cabezas de langostino
“la esencia de los ríos, las cuevas submarinas, las algas
del mar, los peces, millones de peces…”.
30%
Y la velocidad de los aceleradores, solo es comparable con
la velocidad del metro, esos trenes subterráneos que coges en Plaza Cataluña en
la ciudad de Barcelona, por poner un ejemplo y te puedes bajar en la Plaza de
Castilla en la ciudad de Madrid, para ir a ver un partido de futbol por ejemplo
y volver antes de cenar a casa, sano y salvo, excepto que te encuentres por el
camino a la Banda de las Búlgaras y te roben el Libro del buen amor del
Arcipreste de Hita (que sabes de memoria), aunque eso solo pasa en los
informativos de Tele5, más o menos y en esta novela de Manuel Vilas, autor al
que no me canso de peinar el tupé, delante de mi espejo del baño, pensando que
soy yo pensando que es Jonny Casch o pensando que es Juan Ruiz el Arcipreste de
Hita.
Y eso es lo que pasa si no eres prevenido tío, que termina
el partido que has venido a ver en Metro desde Plaza Cataluña y de repente
avisan por megafonía que el metro se ha puesto en Huelga y no hay tus cojones
de volver, que durará la huelga toda la noche y o te das prisa y reaccionas o
todas las habitaciones se van a ocupar. Reaccionas deprisa y te alojas en una
habitación con un gran espejo de la cadena NH, estas salvado, Manuel Vilas te
ha salvado el pellejo,
-Gracias Jonny
-De nada Elías –dice Jonny Casch- dale la propina a Vilas
cuando le veas. ¿Tienes fuego?
-No fumo Jonny –digo tembloroso- hace dos años que no fumo,
pero sigo teniendo ganas.
Y así hablando solo,
me cruzo en la entrada de un Mac Donals al Papa Juan Pablo II, cantando una
canción de Rafaela Carrá, a su lado va Manuel Vilas, el escritor, que le
aconseja al oído. (No le doy ninguna propina a Vilas). Han tirado en el
establecimiento todas las hamburguesas que han comprado, han liado un buen
follón y ahora van en dirección a El Corte Inglés.
Dante Alighieri, Pablo Neruda, la sencilla Dublín y sus
sencillos hoteles cuyas camas hay que admirar como si fueran cuadros de
Velázquez, el Temple Bar, el río Liffey, las maquinillas Gillette, el full
irish breakfast, son cosillas de este diario inmortal en el que me sumo y me
sumo antes de dormir y después de leer esto, que es el final de un paseo feliz
con Joyce, Dante y Pablo Neruda.
42%
“,entró la camarera y dijo: “Vaya, si esta habitación está
inmaculada” y cerró la puerta. Caminó por los pasillos con el carro del
servicio, pero de repente se dio cuenta de que una tristeza muy honda se le
había metido en el cuerpo.”
La ventaja de Vilas sobre los demás novelistas es que
habiéndose inventado la inmortalidad, lleva a todo cristo a su terreno, les
hace jugar a su juego, dispara a sus gordas por docenas, ya sea disfrazado de
Elvis junto a Picasso en una discoteca o en una orgía de gordas sufrientes y
comida.
100%
Puro malta. Bebo agua y me enjuago frente al espejo. Frente
al espejo hay un tipo con una camiseta imperio (duerme así) que me mira. Escupo
el agua. No suena ninguna música, solo los pasos de los vecinos encima de mi
cabeza. En el estado Vaticano vivimos un vacío de poder que el escritor Manuel
Vilas aprovecha, para poner a Dios de su parte. Se espera la llegada del
arcángel San Gabriel, pero solo llega mi hermano Alfonso y su mujer que vienen
de Oviedo cargados de paquetes y ropitas para mi hijo de seis meses, son cosas
de ellos y de mi amiga María Lulu, nada del Vaticano, ni de Dios, ni de ningún
Arcángel.
Tío, yo también tengo unas gafas clásicas con los cristales
verdes, yo salgo de continuo en esa novela. ¿Vilas, (listen to me) tu y yo,
cómo vamos a repartirnos este negocio?. ¿Vilas?, contéstame tío, que vas a
escribir mientras España se desangra con dos reyes uno padre y otro hijo y
ningún espíritu santo?. ¿Cómo se guiará nuestra fe con dos Papas, uno al sol y
otro en la sombra?. ¿Yel arcángel?. Incógnitas, llenas mi mundo de incógnitas.
Vilas listen to me Vilas, please.
(4) Nada más, esto es todo. Espero que alguien me avise
cuando San Vilas se haga carne en la ciudad de Barcelona, pueda saludarle y tocarle los pechos. De
alma a Almax.
*Almax: El principio activo de Almax Forte Suspensión oral en sobres es
almagato. Cada sobre contiene 1,5
g . Los demás componentes (excipientes) son: celulosa
microcristalina, carmelosa de sodio, sacarina de calcio, clorhexidina acetato,
esencia de menta, sorbitol al 70 % no cristalizable, emulsión de simeticona y
agua purificada.
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