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domingo, 8 de mayo de 2022

Y por esto el príncipe no reinó. Óscar M. Prieto.

 



Cada uno llama a sus hijos como le da la gana o siguiendo una moda de nombres (en el colegio catalán de mis hijos abundan los Gifré, Nilai, Jofra o Jan, lejos quedan los Jordi o Josep). Rayo es el nombre que Ramiro Pinto le puso a su primer hijo. La hija de Luis Artigue se llama Lorca, León es como se llama el hijo de Óscar M. Prieto, le ha escrito y dedicado su última novela, “Y por esto el príncipe no reinó”. Esa novela llegó en un momento en el que, la vida le habla al oído y de esa conversación Óscar duda sobre dejar de escribir. Ese impulso, y me temo que Oscar es un escritor de impulsos y de ansiedades, se lo frenó en seco Julio Llamazares, al que se le consultan las dudas y las deudas (que es una frase que le gusta a Jordi Carrión), como al oráculo de Delfos. El caso es que, de ese fuego Óscar salió purificado por Julio Llamazares, y como consecuencia ha fabricado lo que él denomina “la mejor novela que he escrito nunca”; acto seguido la ha publicado en Sílex Ediciones. 

Como siempre, lo peor de la novela es el empeño del autor en demostrarnos lo mucho que sabe, para eso se apoya en los pechos de sus personajes; lo mejor de la novela  es que te puedes fiar de Óscar y de lo que en ella te cuenta, Óscar M. Prieto es un escritor honrado, como él mismo dice y yo le creo y además curioso y obsesivo. El lugar del que partimos es en “apariencia” la novela histórica, pero no las del Julio César de Posterguillo o la guerra civil de Pérez-Reverte, ni de esas series de “Vikingos” o “Juego de tronos”; entra en la raíz de la historia de España la de trescientos años de reyes godos, sus sucesiones a cuchillo, los miedos, que, en este caso, se sitúa en el reinado de Leovigildo, sus hijos Hermenegildo y Recaredo. Eva Loureiro dice de la novela que “es de impecable factura y amena lectura”, también dice que “Tanto la representación de los personajes como las historias que le cuenta el esclavo al pequeño Atanagildo, preñan de sentido la novela, la enriquecen, la hacen más bella y mucho más humana.” No me atrevo a decir nada más, soy un observador del mundillo literario y de este autor leonés he leído dos veces Berlín Vintage, la primera vez me pareció pretencioso, la segunda, no y además esa novela fue creciendo dentro de mi hasta el punto de que ahora soy yo el que anda, de aquí para allá, buscando cuadros de Caravaggio. En todo caso se agradece que no todo lo que se publique en este país sea auto ficción, ni siendo leonés tenga sabor a óxido, fresas, olvido y centeno bajo el invierno, también va bien conocer los mecanismos del poder y la debilidad humana que al parecer siempre son los mismos, tengas el domicilio en Benavides, Constantinopla, Toledo, seas comisionista en Madrid, vivas en el siglo VI o en el siglo XXI mientras Putin ordena el mundo. Para entrar en calor os dejo la famosa lista de los reyes godos que, en sus tiempos, fue una prueba de capacitación memorística.


La novela se ha presentado en Madrid en La biblioteca de la Casa Encendida y el jueves 12 de mayo la presenta en León, en el Instituto Leonés de Cultura.


Ataúlfo (410-415)

Sigerico (415)

Walia (415-418)

Teodoredo (418-451)

Turismundo (451-453)

Teodorico II (453-466)

Eurico (466-484)

Alarico II (484-507)

Gesaleico (507-511)

Amalarico (511-531)

Teudis (531-548)

Teudiselo (548-59)

Ágila I (549-555)

Atanagildo (551-567)

Liuva I (567-572)

Leovigildo (570-586)

Recaredo I (586-601)

Luiva II (601-603)

Witerico (603-610)

Gundemaro (610-612)

Sisebuto (612-621)

Recaredo II (621)

Suintila (621-631)

Sisenando (631-636)

Chintila (636-639)

Tulga (639-642)

Chindasvinto (642-653)

Recesvinto (649-672)

Wamba (672-680)

Ervigio (680-687)

Égica (687-702)

Witiza (702-709)

Rodrigo (709-711)

Óscar M. Prieto nació el día del Cristo en Benavides de Órbigo (León) en el 73. Filosofía, Derecho e Historia son los tres pilares de su formación académica. Ha sido profesor de Filosofía Política y de Teoría del Derecho. Además de Berlín Vintage (Tropo) —finalista del Prix du livre eurpèen, 2015—, ha escrito las siguientes novelas: 40 (Eolas), Love is a game (Inéditor), Las horas se ríen de mí (Efecto Violeta), El tercer Sacramento (Comunidad de Madrid) y Palabras de carne y hueso (Premio Jóvenes Escritores Fundación Caja Madrid). Columnista los miércoles en La Nueva Crónica de León y creador de un universo libérrimo, Patacosmia, en la revista Experpento. La fortuna le regaló vivir en Roma por un tiempo y de árboles y flores intenta aprender lo que es el tiempo, ese tiempo ahora renovado por su hijo León.



miércoles, 20 de abril de 2022

Estimar Nick Kamen. Raquel CASAS

 



Recuerdo perfectamente aquel anuncio de Levis protagonizado por Nick Kamen. Yo entonces usaba Levis, y los sigo llevando de hecho tengo guardados unos (totalmente harapientos) desde hace más de veinte años; aparte de esto del anuncio, Nick era músico, era joven y era guapo. Ese tipo y yo, ahora, tendríamos la misma edad si no fuera porque él murió el año pasado. Encima de mi mesa, tengo y voy leyendo, Estimar Nick Kamen, un poemario escrito por Raquel Casas (Vilanova i la Geltrú 1974), hermosamente publicado por El cep i la nansa edicions en el año 2020, ganadora del Premi Ciutat de Palma Joan Alcover de Poesía 2019. El eje, la columna y el punto de apoyo del libro es el amor adolescente sin cursiladas, un amor lleno de fantasía, de locura, deseos, el cuerpo desnudo, la rebeldía, un mundo verde de tempestades y de calmas, la idea del paraíso en el silencio de la foto de Nick a medio camino entre una condena y la posible salvación, según el estado de ánimo (y el amor adolescente tiene muchos estados de ánimo), la zozobra, borrarse y dibujarse la cara. El fracaso de besar un espejo, besar a Kamen 

“com si la mort no existís a l’adolescència./ La llengua damunt del mirall, duplicant el fracàs.” 

Un libro está lleno de promesas adolescentes que no se pueden cumplir, sensación de deseos que se evaporan en el momento de decirse. La invisibilidad del cuerpo, las estrellas y las canciones, las palabras que nunca me dirás, invisible como mi silencio. El libro recorre el espacio en el que la adolescencia vive. El pelo largo frente a las mujeres de la familia, todas con el pelo corto, un pájaro cosido en la mano, un castillo en la arena. Estimar Nick Kamen, lleno de referencias sobre la mejor y la peor edad de todas las edades, referentes de inocencia blanca y los primeros pasos hacia la luz negra, una nena que se aleja y un lobo que abandona la tribu, el vientre que recoge ángeles caídos, mariposas de color podrido, imágenes preciosas y potentes que describen esa edad en la que el vientre también se llena de corazones y, las alas, de piedras. Todas las obsesiones y los miedos en una; Nick son todos a los que no nos podemos acercar, todas las que no nos conocen, a los que se escriben poemas y que estando tan cerca nunca llegarán a saberlo.

                          <<Benaurats aquells que des

                                                                        esperen.>>




http://llenguadegat.blogspot.com

Astrolabi (El Cep i la Nansa, 2006)

Les randes del Paradís (Editorial Moll, 2007)

La dona bilingüe (Viena Edicions 2008) La mujer bilingüe (Bartleby)

Balcons que escupen mitges (El Cep i la Nansa, 2018)

Vessar el càntir (Viena Edicions, 2019)

Estimar Nick Kamen (El Cep i la Nansa, 2020)


sábado, 19 de febrero de 2022

Diarios. 18 de febrero.


                                                                                Juan Vico (2022)


 18 de febrero


                                    ***

Me veo con Santiago García Tirado para tomar café. Además de crítico literario imparte clases en el instituto Can Vilumara, por lo que quedo con él en el Centro Católico de la gran ciudad de L’Hospitalet, muy cerca de su trabajo. Hablamos de Derbi, lo va a leer. Esta tarde no vendrá a la presentación y Carlos Gámez tampoco. Después habrá otros muchos que se han ofrecido, que les resulta un acontecimiento que no se pueden perder, tampoco irán, siempre surgen imprevistos, un hijo, un estado de ánimo adverso, una pereza, un enfermo. Nada es seguro, nos adaptamos, sobrevivimos, somos grandes expertos en sobrevivir.

La primera planta de la NoLlegiu no es muy grande, pero veinte o veinticinco personas caben; entre amigas, curiosos y deudores; por las dudas y por las deudas supongo que tendré algo de público. No sé lo que voy a decir, trataré de que lo que diga se entienda.

 Precisamente hoy, mi mujer ha quedado con sus amigas para cenar y enseñarlas el piso, tampoco irá.


***


Llego a Poble Nou media hora antes y entro en el mercado municipal, a veinte metros de la librería. Veo una cantina, un apeadero, frente a la pescadería, me siento en un taburete y pido un coñac. La chica debe ser nueva porque no sabe el precio; me pide dos euros, los pago, trago un sorbo por las dudas y la garganta se calienta de inmediato. Llegan tres motoristas, reconozco sus parches, las cadenas, los colores, el cuero, pertenecen a una hermandad, piden cerveza, los tres son espaldas plateadas. Bebo mientras el olor a pescado y gasolina va y viene por entre los pasillos, se abraza, <<saliva de hiena, lengua de caimán>>(1). El trigo, como el tiempo que esperas, se enmohece. Es de noche, pero la noche no se ve detrás de los cristales del mercado. La noche está ahí, frente a NoLlegiu. Cinco minutos antes de la hora entro en la librería. La librera me sonríe, no digo nada, es ella la que me indica que Xavier está arriba. Obedezco y subo por el estrecho pasillo que dejan los libros allí expuestos; la escalera de caracol y arriba, todo preparado pero no está Xavier, no hay nadie, veinticinco sillas vacías y dos sillones; el trigo se enmohece mientras ojeo libros de poesía arrinconados en islas, todos son títulos recientes. Sé que la noche sigue allí, detrás de las cortinas, pero ya no reparo en ella, oigo voces, pisadas llegan Herminia Meoro, Eugenio Asensio y detrás de ellos, todos los demás, la noche se aleja, soy un signo indescifrable mientras una cámara autista graba y escucha los temores del mundo, las dudas y las deudas(2). Juan Vico ocupa el sillón amarillo, tiene en su mano la piedra filosofal, yo ocupo el sillón rojo, en las mías el coñac y el ruido.


[1] <<Solo el hombre está solo>>. Nunca es antes. Guillermo Fernández Rojano. Nadie está a salvo (Volumen I). Pájaro verde editorial 2021.

[2] Membrana. Jorge Carrión. Galaxia Gutenberg 2021.



                                                                        
No Llegiu. Presentación de Derbi (2022)

martes, 21 de diciembre de 2021

DERBI Poema 15



15


Duchas baratas,

camas calientes,

esa era la pensión.


Persianas caídas por el viento,

argelinos al final de la calle,

negros junto a los contenedores,

morralla pegada a los portales

esperando una oportunidad.


Y en el medio de ese camino estoy yo,

seguro de pasar al lado de todos ellos,

seguro de perder,

seguro de mis cuatro nudos,

de los cables,

las correas,

el engranaje,

seguro de pisar a fondo aunque vengan curvas,

con las gomas gastadas, si ¡y qué!.


Esperando estoy yo también, como todos los del barrio

y no terminas de llegar, nena.

Nunca estas cuando te espero.

Siempre apareces cuando ya no lo cuento.

Siempre,

como si fuera la primera vez.


 

domingo, 19 de diciembre de 2021

Sonido ambiente (4). Gato Urbina




                                                             Gato Urbina


Floren Urbina es un dandi, sus maneras son muy suaves, es amigo de Alberto García-Alix, del Dogo, Ángel Lirio, Lola Puñales, y conocedor de otros muchos muertos de la etapa dura de Madrid, cuando en los ochenta se soñaba con formar parte del cielo, en La Vía Láctea. Un día leyó Cuerdas de plata y desde entonces, sin conocernos, somos amigos. Hemos quedado en que yo le escriba poemas para que él los convierta en canciones de tres minutos, con cierto aire a Lou Reed, un músico y una música del siglo pasado que muchos milenials no han oído en su vida, en eso ninguna esperanza de triunfar. 

El nombre de guerra que tiene mi amigo es Gato Urbina. El otro día me envió un video con tres canciones, en una de ellas aparecen algunos versos de uno de los dieciséis poemas que le he mandado. Le escribo felicitándole por el trabajo, le recomiendo que busque un par más de músicos para que le acompañen, pero al parecer lo de reunirse a ensayar, a estas edades, después de haber sobrevivido a lo de Madrid en los ochenta, parece que no se articula demasiado bien. Le he vuelto a mandar más poemas y le animo a que los convierta en música. Y así estamos enredados: Urbina el Gato con su madeja, y yo con la mía, los dos rodeados de cadáveres que esperan sepultura y de chicos que no conocen una época en la que todas las canciones tenían nombre de droga, ni al viejo Lou y esta balada: “Just a perfect day / Drink Sangria in the park / And then later / When it gets dark,/ we go home Just a perfect day.”