Vistas de página en total

sábado, 7 de octubre de 2023

The basement tapes (Godall Edicions 2023). JAIME RODRIGUEZ Z, presentación en Barcelona

 Barcelona. Llibrería TOMIRIS. Viernes 6 de octubre de 2023

 


 

La librería Tomiris se encuentra detrás del Mercado de Sagrada Familia, detrás de la biblioteca de Sagrada Familia y detrás de la Sagrada Familia, es decir en la calle Padilla 242, al lado de un bar con terraza, una jamonería y un estanco. Es una librería de barrio con un escaparate pequeño en la que se anuncia el último libro de Pablo D’Ors, al lado, el Apocalipsis de San Juan y al lado la puerta. Entras y olvidas Barcelona. Al fondo hay un mostrador alto y la librera; tienes que atravesar un pasillo blando para llegar al lugar habilitado para la presentación y, detrás de todo eso, todavía hay un ventanal de pared a pared que da a un pequeño patio, sin fuente ni jardín, ni edificios, lo que es raro, es raro que estando en el ensanche ningún edificio te ahogue, pero es así.

 

Esta tarde, viernes seis de octubre de dos mil veintitrés, Jaime presenta un libro de poesía que se titula The Basement Tapes, lo publica en castellano Godall Edicions; de esta misma editorial tengo “Fragmento”, un libro muy bonito de Marta Agudo, ambos en la colección “alcaduç” y ambos con una tirada de trescientos ejemplares. Matilde, la editora, que ayuda en la presentación, es una mujer buena, del tipo de bondad que también tiene Olga Martínez Dasi, a la que le gustan los libros que publica, bien cosidos, bonitos y caros; nos contó que Godall es el nombre de un pueblo de seiscientos habitantes en la Tarragona seca e interior, todos rodeados de olivos milenarios y por lo tanto resistentes, todo lo resistente que se puede ser viviendo del agua de una noria con sus cangilones o alcaduces, novecientos o mil años, convertirte en una roca y seguir dando aceitunas. La otra mujer que presenta el acto, mucho más joven que los demás y en consonancia con la juventud del público, es la periodista Belén López Peiró, que ha escrito las novelas biográficas “Por qué volvías cada verano”  y “Donde no hago pie”, otra mujer inmensamente buena, llena de luz, que le ha tocado luchar contra la oscuridad y por lo tanto con la incertidumbre y con una gota de agua para pasar todo el día.

 


A punto de comenzar, alguien comentó que estaba viniendo Jorge Carrión y Jorge Carrión llegó con los asistentes ya sentados en sillas de tijera y en una cronometría medida y cruel, él también se sentó en el hueco de un sofá a la diestra del padre, del hijo y del espíritu santo; y después alguien dijo <<está aquí Ernesto Castro>>, que se quedó en la última fila y vino sólo para cerciorarse que las verdades que había escrito en PliegoSuelto por la mañana, tomaban vida por la tarde en Tomiris.

 

La primera pregunta de Belén, a la orilla del río y rodeados de bosques, es sobre los momentos de transición en la vida de un hombre, la familia, la migración, el fantasma del duelo en todo ese movimiento. Sabíamos que Jaime había vivido en Barcelona durante diez años y que ahora vive en Madrid y lleva allí otros tantos, que es el tiempo que ha tardado en agrupar, recoger, ordenar y poner título a las emociones del libro, lo sabíamos porque leemos y ahora porque nos lo cuenta con una sinceridad malsana. Me encanta la gente que se sincera tanto con el bosque como con el sótano y Jaime lo hace, no oculta, cuenta, después se emociona y suda justo al lado de un ventilador robotizado que mueve la cabeza repartiendo la humedad de Barcelona. 

 

El auditorio es sensible a todo esto, la mayoría son estudiantes de la Pompeu, que nunca han vivido en un sótano pero que Jaime ya les va avisando para cuando eso suceda; y les avisa de lo duro del oficio, de las crisis de vivir en este mundo absurdo repleto de ansiedades que mueven continentes, pero deja unas zapatillas inamoviblemente muertas debajo de la cama, una de las anécdotas que cuenta del piso que alquilaron cuando llega a vivir a Barcelona. Jaime les habla del proceso doloroso de escribir, <<me cuesta mucho escribir, no me gusta>>. Confiesa sus limitaciones para con la novela y en ese punto elogia, con Carrión al lado, el misterio de su novela “Membrana”.  

Belén que se convierte en la mejor presentadora del mundo, va dirigiendo todas esas emociones y Jaime se deja abanicar, se convierte, de su mano, en un herbívoro cuya condición no le impide comer conejos y cambiar el curso de los ríos. En un momento indeterminado de la presentación, aprecio en el ambiente ese precioso minuto secreto que me señala que “The basement tapes”, es un puzle construido pieza a pieza en el que, durante mucho tiempo, alguna de esas piezas no encajaba, como no puede encajar una relación sentimental, el feminismo de su machismo, el racismo blanco, negro y de color o el rechazo reptil de la piel marrón. De todo eso se habla en ese minuto secreto de la presentación y cambia el curso del río en un antes, un entonces y un después y en ese periodo de ensamblaje va apareciendo el paisaje, vemos, también vemos que ese paisaje es Jaime Rodríguez Z. Belén, esa periodista de porcelana rota pero no destruida, medita. 

 




El auditorio, apenas conoce a Bob Dylan, lo que sí visualizan son las formas destruidas de un viejo desnucado al que su literatura le ha convertido, tocando la guitarra, en premio Nobel. Todo ese auditorio femenino, limpio y joven, toca también la guitarra, escribe, son alumnas de Carrión y Carrión es, permanentemente una clase. De esos aprendizajes, la mayoría de los que están allí construirán su puzle y cuando se vean en él sabrán que acaban de terminar de escribir un libro, sea de la especie que sea. También saben que en algún momento tendrán que vivir en un sótano con una gota de agua al día. Es cierto, es divertido pensar en el conejo devorando al lobo, es divertido pensar en el lobo cambiando el curso de su hambre, <<es fascinante la vida de los bosques>>, tanto como este libro y sus rarezas poéticas.




viernes, 22 de septiembre de 2023

Lenguas en los árboles (Antología poética). Antonio MANILLA. Averso Poesía 2023.

 


 

Esta antología de Antonio Manilla es además de una muestra de su trabajo poético en el tiempo, una muestra de los Museos de Historia Natural y Humana. Es este libro un refugio para los pájaros, las plantas y los hombres, incluidas mujeres y niños, con un hueco para los amigos y para su propia tierra, Cármenes, en la montaña de León. Manilla al igual que Bobin, Camon, Tonino Guerra, Sinclair Lewis o Miguel D’Ors, es un hombre de fe y por lo tanto cree en la bondad humana y salvo en sus artículos de prensa (en la que repasa el día a día de su ciudad), para escribir poesía se aleja de la estupidez y del mal, se refugia en el río, en el regato de Argallo o el salto de la Fervienza, lugares escondidos que conoce gente anónima, además de Ramón J. Soria Breña, Pablo Andrés Escapa o José Antonio Llamas, <<esta es la tierra que enterró a los míos>>. 

 

Sabe Manilla donde se buscan las leyendas, y esas leyendas se encuentran en el atardecer, en el cementerio acatólico de Roma, en la marea baja o entre los niños que buscan nidos, todo eso son <<los años y su herida>>, un balance en el que, tarde o temprano, todos los poetas hurgan. Creo que este libro es uno de esos libros imprescindibles, de los que se tienen a mano y a ratos se vuelven a leer, convirtiendo a su autor, igualmente, en imprescindible, uno de esos autores que, en silencio, en el mismo silencio de los tulipanes y las rosas de Bobin, desde su casa en León o en la montaña, acaricia, pesca, fuma en pipa y ve lo que otros miran para que cuando los demás miremos, podamos ver. Eso es la poesía y la nostalgia del verano, esa que se difumina con las primeras lluvias, unas lluvias que por escasas se están borrando de la memoria de la gente en una buena parte de este país.

 

“[…]Para cumplirse el ciclo del otoño / han de llegar aún/ una presencia y un eco imprescindibles: / la lluvia que acaricia las estatuas, / la que conforma los espejos, / la que sucede en el ayer/ de un hombre ciego en Buenos Aires. / La misma que ahora mismo / se acerca a recordarnos / en el cristal de la ventana / con tímidas señales / una verdad hermosa como un verso: / la luvia son las manos / de la melancolía. / Sus arrugados, / tenues, / fieles dedos. (sobre un tema de Cervantes, pag.123).




 

Antonio Manilla (León, 1967) es historiador y periodista. Entre sus obras se cuentan los poemarios Broza, El lugar en mí y En caso de duda y otros poemas de casi amor. Fue Premio Nacional de Periodismo Francisco Valdés en 1998, Emilio Prados en 2002, José de Espronceda en 2007, Premio Ciudad de Salamanca de Poesía en 2015 o el Generación del 27 en 2018. Ha hecho incursiones en el género biográfico y en la literatura infantil y juvenil. Desde 2013, mantiene una columna semanal en el Diario de León. Algunos de sus poemas han sido versionados por el músico Diego Guitiérrez.

lunes, 18 de septiembre de 2023

Los que escuchan. Diego SÁNCHEZ AGUILAR (presentación en Barcelona.Nollegiu)


 

Hacía tiempo que la librería Nollegiu, (La Juanita) no se llenaba tanto de Candaya. Eso ocurrió el sábado 16 de septiembre de 2023 para presentar “Los que escuchan”, la segunda novela de Diego Sánchez Aguilar(Catagena 1974. Premio Setenil 2016). Llegué tarde así que me tuve que acuclillar en los peldaños de la escalera hacia la segunda planta, que es como estar en la buhardilla, justo al lado de uno de los escritores fetiches de la editorial, Alex Chico, así que ambos compartimos cuclillas y gallinero. Una de las características literarias de Candaya es su cantera. Buena parte de la cuadra son credencial murciana y de entre ellos, Diego Sánchez Aguilar que además confesó que él lo que quería, de siempre, era ser un escritor sudamericano. Por fin hoy en Barcelona lo consiguió y caminó por terreno desbrozado previamente por una argentina de pura raza murciana, Fernanda García Lao que, como buena escritura argentina ha vivido la mayor parte del tiempo fuera de su país, como debe ser, a más gloria de dios y por lo que se ve para seguir otro tiempito más, tal y como discurre hoy, ahora mismo, Argentina sin el peronismo. Hoy sábado 16, en la Nollegiu, algunos de estos argentinos del país de Borges que, como Argentina, es un lugar inventado para los libros y las películas, acompañaron, uno era Diego Gándara intentando asomar la cabeza en las escaleras que van al sótano, lugar que le tocó ocupar por llegar fuera de hora y otro Aníbal Cristobo que como fue puntual se puso en la primera fila Candaya, justo al lado de otro argentino Juan Trejo, que aunque no sea murciano también cuenta como tal y, sin ser argentino cuenta como si lo fuera. El caso es que Fernanda, dotada además de una inmensa vena teatral,  monta unas presentaciones que son para agruparlas y editarlas con forma de libro, como ya alguien ha dicho antes que yo. Fernanda escribe como la mismísima hija del diablo y como tal, después de desgranar cuanto quiso de la novela, le pregunto a boca de jarro a Sánchez Aguilar, mientras este miraba al techo o al tendido, que si su formación era católica, a lo que contestó ante un público entregado por el buen hacer de Fernanda con un <<he estudiado en un colegio público español>> lo que es una verdad como una catedral porque yo también, así que mi formación, como la de Sánchez Aguilar, es católica, apostólica y romana (más romana que nunca) y por lo tanto aconfesional como lo es el estado español por lo que, incurriendo en contradicción, perdona a la Iglesia el tributar una buena parte de sus posesiones en la tierra. La pregunta fue suficiente para que Diego tomara el micrófono por el rabo y empezara él mismo, sin ayuda de Dios, a hablar de su libro que para esto estaba allí y dijo: <<Tenía tiempo para escribir y he escrito una novela total>>, <<los capítulos son largos y recomiendo acompañar la lectura con diazepam (risas), las frases son también… muy largas; que a ningún profesor le dé por dárselas a analizar a sus alumnos>> (diazepam) y dijo algo que a mí me llenó de emoción, el capítulo que empiezas, no lo puedes dejar a medias, hay que terminarlo hasta el final, rebañar la salsa y tragarse la pastilla de diazepam, es la única manera de enganchar esa estructura sonora que dice, tiene la novela, que es una novela total, como el Quijote. Si su novela es una “novela total”, él es un escritor total, además de poesía, también tiene un libro de relatos, como digo esta es su segunda novela y su sentimiento es el de alguien con visión de artista, es decir el que tiene una visión total de distintas artes en un mundo complejo en el que puedes mezclar a Pynchon, Foster Wallace, con El Bosco y mirar el mar sin ser pedante. De todo eso habló un poco Diego y también Olga, que dijo que esta fue la última novela en la que intervino, como editor, Paco Robles. Como todos los Candaya saben, las novelas que publican las leen o leían en el coche, de viaje a todas esas librerías y provincias amigas, alternándose, <mientras uno conduce el otro lee>, comenta, viendo pasar quilómetros, paisajes, carreteras y si la cosa se pone, se meten por caminos secundarios o dan vueltas a las rotondas, el caso es que en una de esas, le recomendaron y negociaron con el escritor que determinado capítulo lo adelantara al principio del libro y, para que lo sepan todos, Diego hizo caso, es el segundo de los capítulos. No sé si es importante, pero son cosas que se dicen en las presentaciones. Lo que no se dice es que la edición de “Los que escuchan”, como de casi todo lo que se publica en este país, difícilmente llegará a vender diez mil copias, tan difícil como pensar que el director general de Random House, Planeta o de Galaxia Gutemberg, lee entera alguna de las cientos de novelas que editan, con o sin diazepam (conduciendo mientras conducen) y sin embargo venden bastantes más copias de sus libros, muchas de las cuales las adquieren los distintos estados de las Españas para suministrar sus muy diversas bibliotecas. De las que yo uso en la gran ciudad de L’Hospitalet y Cornellá (Diputación de Barcelona), ninguna de ellas se gasta un solo euro en libros Candaya. Así que amigos, si queremos seguir en el espectáculo, no queda otra que intentar que Olga siga tirando de edición libre y a pulmón; para eso, nuestra parte está en seguir leyendo a sus autores, asistir a las presentaciones de sus libros y formar parte de ese entramado de lectores cultural y gastronómicamente franceses, a más gloria de dios. Abrazo grande para esta Olga, editora viuda y valiente, para Eduardo Ruiz Sosa, editor huérfano de ambos padres. Tribu Candaya.