Es sábado y aquí hay futbol. Todo el mundo se ha metido una jarra de sangría, un bocadillo de panseta peluda, chistorra. En una fuente del bodegón, palomitas saladas, quicos, matamoros, banderas y banderillas, himnos, en la otra Cristiano y Leo, frente a frente, dos tallas, dos cuerpos, dos pares de botas de oro y un balón de cuero, cada uno viste su camiseta y detrás escupen en la hierba diez jugadores, en el vestuario Pep y Mou.
-Tots, al camp.
-Ya estamos todos.
Los que saben, dicen que son los dos mejores equipos del mundo y los que saben contestan que son dos filosofías, dos maneras de entender la vida, dos políticas, dos ciudades, dos religiones, el caso es que las cifras marean, las cifras siempre marean y siempre son las mismas, puede haber doce millones de telespectadores viendo el partido, eso es prácticamente la mitad de las familias españolas; en todo el mundo la cosa se dispara y se multiplica. Si esto no es una religión, se acerca, toda esa gente amontonada en el campo, desatada, enfurecida a veces, envalentonada, son los mismos que ovacionan al Papa, a Bruce Springsteen o a José Tomás, todos esos telespectadores constituyen lo que necesita un partido político para su mayoría absoluta, toda esa energía se dilapida en dos horas de circo y fieras. No estamos tan mal.
Este año llegan a esta meta, motivados por los puntos, los goles, Guardiola y los suyos con el mismo toque de balón, con sus mismos principios de siempre sobre la idea de equipo, vestuario, técnica, velocidad, inteligencia. Mou y los suyos, descubriéndose tras dos temporadas de no ganar, de sacar mucho pecho y muchos goles, pero no los suficientes y se van a encontrar así, frente a frente, con el video del último partido, siseando en la red, en el que Pep chulea a CR7 y este le empuja, lo que analiza y ambienta en su artículo Manuel Jabois (dos estilos) http://www.revistagq.com/articulos/real-madrid-barcelona-dos-estilos/16091, que recomiendo y aplaudo desde esta banda.
Me hubiera gustado haber jugado al futbol de pequeño, y ser aficionado de algún equipo, aunque fuera la Ponferradina o La Cultu, pero soy negado para este deporte y negado para seguirlo por televisión como es de ley, con los amigos, atiborrado de cigarrillos y la nevera llena de cerveza, para eso prefiero el boxeo o el baloncesto, que siendo lo mismo son distintas pasiones; me hubiera gustado, pero soy de esos pocos a los que se les pasará la hora y no se acordará del evento hasta el día siguiente, cuando durante veinte minutos, todos los telediarios de todas las cadenas, se dediquen a repetir las jugadas más interesantes, las declaraciones, los arbitrajes, crear polémica y de ahí a la eternidad en los corrillos de los bares, del pincho de tortilla y caña con los del trabajo, las porras; los lunes, qué gran día para hablar del deporte nacional.
En todo caso, siempre estaré a tiempo, para el próximo año, convencido de que las condiciones del encuentro serán similares a las de este sábado, calentamiento, aforo, pasión, tensión, torsión y ovación. Ya empieza a rugir toda esa maquinaria, es un clam.
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