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viernes, 13 de julio de 2012

Xen x Xen = Rabanal




Compré El tiempo del hombre muerto, pensando que era un buen título para una novela y lo empecé a leer como si fuera una novela, hasta que me di cuenta que no lo era, que este libro es un artefacto lleno de títulos, un artefacto que mal manipulado te explota en la cara y te la deja como la portada del libro. Lo forman setenta y un documentos, dedicados a otros tantos elementos incontrolados, que forman, muchos de ellos forman parte de la literatura bastarda de este país, que en buena medida se articula a través de la web por medio de blogs y editoriales innombrables.

-Todos a la cárcel –dijo aquel tipo por teléfono- ¡ya!.

Y la orden no se cumplió porque el que la recibió andaba ya muerto y a la vez andaba de parranda y eso es lo que pasa aquí, que te encuentras con un libro visceral en el extremo de la fórmula, un libro de reflexiones que no te deja respirar, que te sacude hasta que se te cae la última mota de polvo, y cuando termine contigo, este hijo de puta te va a dejar solo con el relleno de serrín y con lo justo para que puedas seguir caminando, porque te va a sacar todas y cada una de las entrañas que te quedan, como se trabaja a una momia para que viva el resto de la eternidad.

"Las putas moscas llevan follando sobre mi calva toda la mañana…
pero yo aguanto, sentado, a que pasen las horas. (el discurso de las botellas)"
Pués eso es lo que pasa cuando abres la cajita que no debes, cuando abres el regalo que no puedes, cuando abres la puerta del desván que te dijeron que no podías abrir, ni la del baúl, ni todas esas puertas que siempre te dijeron y nunca obedeciste, esas son este libro y el cabrón que te dice que no sigas leyendo es el autor, el propio Alfonso Xen y el pecado es haberlo abierto, empezar a sacar todo eso prohibido que hay dentro, algo que a veces huele mal, y que a veces huele a podrido, algo que no tiene buen sabor pero que vuelves a comer, ese traje que no te gusta y te vuelves a poner porque te queda como un guante y así todas y cada una de esas canciones que quieres oir y que son una disculpa para volver a los bares y otra cerveza más, para volver a ver a esa chica de los Levis que lleva un blues negro que a ti te gusta.

Y lo has abierto, digo que has abierto el libro y se empiezan a caer todos esos nombres como David Refoyo, todas esas crónicas para decorar un vacío, Toño Gallo, Agustín Calvo Galán, Odklas, Carlos Moreno, Das y Barrueco, y brindas y dices:
-Va por mis cojones

Y esa es la tónica del libro, pero no es tónica es solo cerveza y Mario Crespo, Vicente Muñoz Alvarez,  Julio César Alvarez a todos esos perroplumillas que se me quedan por la mesa y me miran y no paran de fisgar entre el teclado del ordenador y de meterse entre los libros, entre las resmas de papel y cojo un matamoscas y me lío contra todos ellos, pero escapan y el único que no lo hace es Luis Miguel Rabanal y me acerco a el y me sonríe y a la vez me dice telepáticamente: Elías, tu puedes ayudarme.

-No tío yo soy bueno, yo solo quiero ser bueno, tengo dolor de corazón, propósito de enmienda, soy temeroso de dios y la herida llena de moscas.

-¿Tienes miedo?.

Y yo te paso la pregunta Xen, ¿tienes miedo?, porque yo no la puedo contestar. Y alguno de mis vecinos o su perro, pone un blues y luego otro, y luego una canción que ya he olvidado y luego otra que no quería volver a escuchar. Y me quedo triste y veo que cada vez me parezco mas a la portada del libro, esa portada de Julia D. Velázquez, que no deja de ser otra cosa que un aullido y un flequillo, y ese color que se come todos los demás colores y un dolor que se come todos los demás dolores.
Y sé una cosa, sé que para escribir todo eso que publica Antonio Huertas, tienes que haber vivido mucho en los bares, tienes que haber liado muchos cigarrillos, que haber mirado mucho la luna, esa luna llena y amarilla y sobre todo te has metido en la niebla, una niebla que yo también conozco, entre el Torío y el Bernesga, que confunde todas las formas y el brillo de las luces, hasta el delirio.
Y por último, solo quiero deciros una cosa, este libro es imprescindible en cualquier biblioteca, es para tener siempre a mano porque lo puedes leer de izquierda a derecha, por el medio, por el final, por donde quieras, y volver a él cuando lo necesites, como un viejo amigo.

Hacía tiempo que no me echaba a la cara a un tipo con tanta rabia, con tanta fiereza, con el brazo gordo de tirar piedras y no de jugar al tenis y con una cabeza tan remota que en ella puedes encontrar conversaciones acabadas desde el principio, todo ese vacío decorado a puta hostia desde la primera línea, sin dar respiro ni tregua. Así es este libro resacoso, escritura hecha en directo, sin límites, con miedos y sombras. Lo dicho, que en un tu a tu, fijo que nos quedamos callados y solo empezaremos a hablar a partir de la segunda caja y que esté JAB de testigo, sujetando las armas.

:por eso escribo esto, al menos tengo algo claro, pues vivir a través de los demás es atravesar un desierto

(Un abrazo y cuídate tío, de tí y de los demás, más que nada para poder seguir escribiendo.)

El tiempo del hombre muerto.Editorial Origami.2011
Alfonso Xen Rabanal

El tiempo del hombre muerto - Alfonso Xen Rabanal

2 comentarios:

  1. yo estoy bloqueado desde que estoy leyendo este hombre muerto, para qué escribir más, ya lo dice todo Xen en este libro que explicará a generaciones futuras qué pasó en esta españa de hoy y cómo llegamos hasta aquí

    un grande

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  2. En completo acuerdo contigo Malone.

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