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jueves, 29 de marzo de 2012

DAN FANTE


Un legado de escritura, alcohol y supervivencia
Sajalín editores
(Traducción de Federico Corriente Basús)

Presentación en el bar Heliogàbal (Vila de Gracia-BCN. 27/3/2012)


                                                    Dan Fante y su esposa

“Todos los demonios han desaparecido, son poco más que ecos en una habitación recién pintada. Todo lo que queda es mi amor.”


Llegar a la Vila, después de cruzar por Barcelona, siempre te da la sensación de atravesar una frontera y terminar dentro de un pueblo como Gracia, rodeada de su muralla invisible, plazas y terrazas, un territorio hippy, punkie, okupa, con diseñadores, libreros, poetas, editores, novelistas, músicos, traductores, talleres de circo, nuevos y viejos románticos, restaurantes, pequeños cafés, cines e iglesias y el bar Heliogábal. Y es allí donde el martes 27 de marzo de 2012, han elegido Miqui Otero y Kiko Amat, Francesco Spinoglio y los chicos de Sajalín para traer a Dan Fante, el hijo escritor del mítico John Fante, y presentar en Barcelona el relato de su vida, la herencia de su padre, (como dice el título) un legado de escritura, alcohol y supervivencia.
                                                    Francesco Spinoglio

Pero al primero que veo al llegar a la calle Ramón y Cajal es a Francesco Spinoglio, hablando con uno de los de la editorial Sajalín. Hemos llegado con tiempo, hemos aparcado a la primera junto a unos contenedores de basura en zona de carga y descarga. Falta más de una hora, el bar está cerrado y nos vamos a callejear por las tiendas. Francesco sonríe, su escritor de referencia ha venido de los Angeles, le acompañan su mujer y su hijo y estará con ellos, igual que estuvo la última vez.

Dan Fante, es la memoria de su padre. Su padre era un tipo duro, con un oficio duro, el de escribir novelas, guiones y novelas, un tipo que le ponía el corazón y las entrañas en cada página y Dan así lo aprendió, eso y un carácter explosivo mezclado con el fracaso de no conseguir el reconocimiento literario que persigue, forman el esqueleto sobre el que se van montando sucesos reales, experiencias, padres, hijos, trabajos, hoteles baratos, tabernas, escritura, el aroma de queso parmesano, mil gatos, mil perros, borracheras, palizas, shitkikers, el dólar rápido de Hollywood, es decir una vida compleja, una lengua afilada y maliciosa y la devoción católica envolviéndolo todo. Una vida, la del padre John que se desdobla en la del hijo Dan, como una herencia genética de escritores. Ahora lo tenéis ahí (nº13 de la colección al margen) todo bien resumido para que podáis saber cómo se vive una vida desde dentro y por otro lado, para los que pudimos saludarle, una referencia viva delante de nuestras narices; por unas horas estaba a nuestra disposición, con esa amabilidad dura del que ya no necesita seguir peleando en este puto ring en el que estamos los demás, reposando como un viejo guerrero  con su joven mujer y su hijo pequeño, un chico rubio que camina a su lado y mañana, todos se irán a Francia a casa de  un editor amigo; así vive un escritor.
                                                              Laura Fernández 
 Y cuando son las nueve llegamos de nuevo al Heliogábal que sigue cerrado. En la calle ya esperan los primeros. Saludo a Ana Llurba de Honolulu Books hasta que aparece Juan Soto que saluda y al que me presento, sin preámbulo alguno.
-Pareces más joven –dice-
Y uno tiene la edad que tiene, pienso y sonrío. Juan Soto que es el escritor que es, fuma y viste con la raza que le dan sus dos novelas, se le reconoce bien, es un tipo ágil que va y viene mucho, que es flaco porque es joven y porque fuma mucho y al que todo el mundo conoce.
-Me voy a Madrid, el jueves, en Alsa.

Y esas estamos cuando suben la persiana del bar; dentro tienen preparadas dos hileras de sillas que lo ocupan todo, al fondo a la izquierda hay una barra que se ha encogido para que quepamos. En dos minutos cabemos sentados y en otros dos minutos se forman dos filas más con gente de pie, acostumbrados a esperar autobuses, viajar en metro y acodarse en una barra. Y los organizadores, Amat & Otero, dan paso al evento que consiste en leer fragmentos de sus obras.
                                                               Cristina Fallarás

Se suceden Raul Argemí, Lucía Lijtmaer, Cristina Fallarás, Francesco Spinoglio, una Laura Fernández adorable y el propio Dan Fante que despide a la intérprete porque una traducción mata el espíritu de la lectura, algo dramatizada, de algunos de los momentos del libro. Y para dramatizar y teatralizar todos pusieron su punto de emoción, pero Cristina Fallarás se entregó como se entrega siempre esta novelista que fue capaz de meterse dentro de la novela para salir de ella convertida en personaje.
                                                                    Juan Soto

 El homenaje de Barcelona al escritor italo-americano es así. Entre el público no falta el editor David Martín Cope, ni Javier Calvo o Manolo Vázquez y Ana S. Pareja. Los coros del Helio se los hace el bar de la esquina, un segundo lugar para descansar. Cuando esto termina y la gente forma corros, salimos y nos vamos a cenar un falafel rápido en un restaurante de la calle Verdi y cuando volvemos al bar ya han desaparecido las sillas, los micrófonos, no queda rastro de Dan Fante ni de su familia, pero sí que me encuentro a Francesco, recogiendo las sombras del evento, guardando los demonios y ecos bien doblados, la barra se ha estirado, mientras Amat & Otero (dos auténticos Hernández & Fernández), ponen música para sus amigos, mientras dejan algunas sonrisas translúcidas parecidas al gin-tonic, pero es martes y todos los demás, los seguidores y lectores, caminan despacio para sus apartamentos a continuar traduciendo y escribiendo.
Montado en el coche para volver al Garraf, veo a Juan Soto salir del bar de la esquina posiblemente en dirección al Helio, pero tampoco estoy seguro si en ese momento va o viene o posiblemente tuerza a cualquier otra parte, le siguen su novia  (una chica rubia con zapatillas Nike blancas) y dos jóvenes bueyes con bigote y gafas de pasta que caminan despacio como si subieran una cuesta. Queda pendiente una cerveza para darle continuidad a todo esto.   Por hoy no hay nada más. Un abrazo a todos.




Kiko Amat y Miki Otero
 
                                                            Dan Fante

jueves, 22 de marzo de 2012

COLGADOS

Manolo Vázquez

Ella ( Marta Bassols ) sube las escaleras con bolsas de la compra. El (Alex Brull) la espera en casa, fumando. Algunos reproches del estilo "¿cómo llegas tan tarde?, ella le recrimina por volverlo a ver fumando, le habla de los gatos, de las cosas más cotidianas, más intrascendentes.

Esto de lo que escribo es un corto que se llama así, Colgados.Es un corto sencillo de once minutos, montado con cuatro planos fijos, una actriz que llena con la mirada todas las secuencias y una voz en off. La música es dont you forget de Micah P. Hinson y todo está pensado por un tipo que es amigo de Javier Calvo y asiduo del Manchester, se llama Manolo Vázquez y este corto, COLGADOS, que parte de la más absoluta sencillez, se convierte en una obra genial que te hace avanzar sobre un hecho absurdo, hasta llegar a la realidad más brutal en la que se desencadenan todas las emociones de golpe.

Como si fuera un mago, Manolo Vázquez abre las manos y te deja frente al plano, con esa realidad que a Silvia le empapa los ojos hasta llenarla de lágrimas toda la cara y que a mi me noquea, me deja zombie un par de minutos, justo para ver los títulos de crédito, el corte final y los últimos compases de Hinson.
...
-¿No me notas nada diferente?
-No se¿Te has cortado el pelo?.
...
¿Te ha dolido?
....
El corto es este: http://vimeo.com/8994107

viernes, 16 de marzo de 2012

HONOLULU BOOKS


SERGI DE DIEGO
Presentación en Barcelona 15-03-012

AINHOA REBOLLEDO
Presentación en Barcelona 15.03.012

Honolulu Books
Colección Lavorare Stanca. Colección Blogexploitation
Presentación en sociedad.
Espacio Miscelanea (Calle Guardia 10-Raval)

 
Al pasar por la hípica de Sitges, cada mañana, veo los caballos. Esto ocurre cada día poco después de que amanezca. No todos son iguales, algunos, los más esbeltos, van vestidos con una manta que les aísla de la humedad. Ningún caballo se da cuenta, pero unos van vestidos y otros desnudos. Ninguno lo sabe, pero unos son de pura raza.

ainhoa tiene veinticinco años. se ha teñido la piel de color rosa y los labios de color rojo, el resto son los demás colores del arco iris, incluida una falda que compró en el cuento de blanca nieves. promete. acompañándola Paul. a él le dedica el libro. lo demás son viajes, ayuntamiento, bicis, su padre. miña terra galega.

Al entrar en la calleja lo primero que veo es una luz fuerte y grupos de gente fumando, entre ellos pasta Sergi que levanta la cabeza y me mira como un Lémur sagrado. Sucede en el nº10 de la calle Guardia con Nou de la Rambla, puro Raval. Todo en la vida es un poco confuso, te aseguro que estos apuntes también lo son.

Miscelánea es un lugar poco común, ellos lo saben y solo ellos y dios, saben por que medios y artificios han conseguido unir una tienda, un bar, una sala de exposiciones y un pequeño auditorio para sesenta, donde cabíamos ochenta. Para todo necesitas ser delgado y además no es lugar para cojos, necesariamente debes subir o bajar un par de peldaños que se ven y otros tantos que son invisibles. Por otro lado cabemos todos, muchos sentados y muchos de pie, muy quietos como “estatuas en este extraño invierno”.
Sergi es un tipo que mantiene una concentración explosiva. Pude verlo en acción en los siguientes segmentos de tiempo:
-Al encontrármelo junto y en el corro de amigos en la calleja Guardia-Raval.
-En el interior de Miscelánea, en el medio de algunos peldaños, donde me presentó a la editora.
-Durante el instante en el que un niño le llamó Tete
-Durante el instante en el que Ainhoa Klinski le encerró en un pequeño cuarto con un solo juguete y en ese instante pasó a ser inocente y sublime a la vez, fue todo tan dulce en los labios rojos y gallegos que en un instante vi pasar a Sergi de 0 a 100 en toda su explosión. Por un instante nadie sabía de lo que hablaba Ainhoa y al instante siguiente todo el mundo miraba a Sergi que a su vez se preparaba para mover ficha en una jugada muy complicada que supo sortear con elegancia. Sergi es flaco y elegante, como un galgo de carreras al que visten para que no coja frío, y vestido o desnudo, siempre se asoma a ti con una sonrisa.

Ella dijo:
“Me he pintado los labios de rojo, para besar a cada uno de los que me compren un libro. Es algo difícil de superar Sergi”.
Sergi dijo:
Como poco, haré lo mismo que hagas tu, estoy preparado para eso y para  treinta centímetros más”
 
La editora de Honolulu Books, Ana Llurba, es una chica muy joven que tiene las pupilas dilatadas todo el tiempo, asi que todo el tiempo mira a través de las pupilas dilatadas, como si fueran una pantalla de plasma en la que tu también miras en directo, pero mirando así no se descansa, hasta que cierra los ojos y muere como “Las ventanas rotas de los edificios de cristal apagado”, entonces se borra la imagen y desaparece una calle entera de una ciudad pequeña.
La editora de Honolulu, tiene hinchado el pecho de emoción y la emoción en un acto como este, toma cuerpo, no se deshace, ni se desvanece, cambia de ánimo, se vuelve maciza y termina por estrangular el aliento. Ella se dio cuenta de esa circunstancia justo antes de quedarse sin voz, y eso lo aguantó no más de cinco o seis minutos, dando paso a Ainhoa, que parecía esperar a la puerta del colegio a que su padre pasara a recogerla para volver a casa.
Pero su padre no aparecía y Ainhoa Rebolledo para empezar piensa algo que en vez de ponerla nerviosa la alimenta y es en lo lleno y oscuro que está ese lugar. Y así se lanza a hablar de bicicletas porque es de lo que escribe en el libro, de su relación con las bicis y con una en especial a la que llama Mari Klinski, y también de su Galicia profunda donde aprendió a pedalear y de su padre ausente que no ha podido aparecer por la presentación del libro. Ella no pierde el control de sus labios rojos, tiene un paladar exquisito para escribir. Ya que la he visto leer con sus gafas de pasta y la puedo leer yo mismo, me gustaría verla comer, sentarme a su lado en Jean Luc Figueras y escucharla decir con su voz japonesa, llena de nostalgia:
Así que bajé a la calle y fui a por una bicicleta. Aquí en Lyon coges una bicicleta en la calle como tiras un chicle al suelo en Madrid. o te metes un pico de heroína en el Raval”. Me encanta.
 El tiempo en Miscelanea ocupa lo mismo que una cuartilla clavada con una chincheta en la pared y ellos (los escritores) lo saben, son breves y precisos en la presentación del acto y en esa brevedad dirigen el micrófono y las miradas a Sergi, que ha seguido las intervenciones con esa concentración contenida y explosiva, como una película de Roland Emmerich. El tiempo de una presentación, no termina cuando se apagan los micrófonos, porque en ese punto es cuando empieza la verdadera tensión de los escritores, el tú a tu, la firma de libros, los besos, el vino y los pistachos.
 
Pero faltaba Sergi, que como buen anfitrión y amigo, agradece que estemos allí, agradece y agradece y se pone a hablar de sus amigos, de los blogs, de los escritores y poetas, hasta que la Editora le corrige y le marca el libro y Sergi dócil come de la mano como un buen caballo, pero no sin rendir tributo a Sonic Youth, que de todos y todo, es su gran inspiración.
Si Ainhoa escribe casi sin escribir, Sergi pedalea sin moverse, tiene reflejos de cigüeña y se alimenta de un núcleo muy profundo donde encajan, como un guante, teorías, sistemas cuánticos y abandonos, series de televisión, Terrence Malick, David Lynch, blogs; sostiene cada ruina, como un arquitecto en un quimérico ensanche mental. Y si no, que lo digan sus amigos, esos que le envuelven como un regalo, que tienen por él esa fe increíble de las religiones antiguas. Estabais casi todos y ese valor humano, es la moneda con la que se paga a un tipo como Sergi.
Al final del acto, todo suena afinado y afinando se ponen a leer de sus libros como si fueran guitarras viejas en un local de ensayo. El tiempo empieza a volverse curvo y las frases de los poemas y de los textos, tropiezan unas con otras pidiendo ya el fin. Apenas han pasado veinte minutos.

Y ahora, ahora mismo, parte de esta crónica la escribo con los oídos taponados con partículas elementales,  Teen Age Riot, Sacred Trickster, Anti-Orgasm, What We know y cosas así.

De Roland Emmerich (sus películas) prefiero no opinar.

El formato de los libros, es de bolsillo. Las portadas son chicas anónimas que te miran, que apenas tienen cejas, ni piel, ni arrugas, se han pintado la línea de los ojos y en los ojos les brilla una luz, la misma luz para las dos; y en el bolsillo los guardo porque ya tenía la mochila llena de haber pasado por la Central del Raval.

Para la próxima portada, me ofrezco yo mismo a poner la cara (sin condiciones).
Nota.
Por supuesto no digo nada de que a la vez y en paralelo, en la escuela de escritores de la 4ª planta del Ateneo, hablaban Agustín Fernández Mallo y Jorge Carrión, aunque Jorge se estaba acordando de Mari Klinski, pero sobre todo de E-Mails para Roland Emmerich. Un abrazo para todos.

 


domingo, 11 de marzo de 2012

BALANCES PARCIALES de Felipe Zapico




 (Presentación en Barcelona 10 de marzo de 2012. Luis Vea, Mag Marquez, Felipe Zapico y Elías Gorostiaga)

El día 10 comenzó con un retraso. En Viladecans ardía una nave, con pintura industrial, por los cuatro costados y uno de esos costado era la vía del tren. Comenzó con ese retraso de un tren que dos horas después llegó a Barcelona. En la estación de Sitges, para entretener a los pasajeros y ese primer sol del amanecer, un viejo loco, uno de esos viejos locos que abundan en las estaciones y los apeaderos escuchaba su música en un transistor viejo y gritaba poemas con una voz rabiosa: “me da miedo, me da miedo tu pelo”. Después gritó a un perro que ladraba al otro lado de las vías y fue recorriendo el anden con sus gritos, como un desterrado gruñendo a las latas vacías de cerveza, chillando a las piedras. Era el día 10 de marzo.

El día 10 llegó por segunda vez a las ocho de la tarde. Allí en aquel lugar del Poble-sec, junto a la Avenida del Paralel, cerca del Molino, una barriada en la que se mezclan los nuevos obreros dominicanos, pakistaníes, rumanos, con los viejos obreros llenos de recuerdos y huelgas generales, que ya casi no miran ni hablan porque tienen la espalda dura y rígida de luchar contra la vida durante muchos años. Allí en una calle oscura, junto a una iglesia casi vacía, donde algunas mujeres rezaban a los Cristos de siempre, allí como si fuera un local clandestino, una asociación de poetas y artistas y un local con dos puertas, que gestiona Jorge y a sus pies la perra Akela, una perra que te mira con los ojos muy abiertos y que ya casi no ve. Al segundo intento, la puerta que se abría para dentro y la puerta que abría para afuera nos dejó pasar después de llamar al timbre, después de que se encendiera la luz verde. A las ocho de la tarde, por segunda vez (la primera era demasiado pronto) llegamos a ese mundo de palabras guardado celosamente por esas dos puertas y una pequeña perra casi ciega. Es la presentación de Balances Parciales, el segundo libro de poemas de Felipe Zapico Alonso para Eolas ediciones (colección Seinne), la pequeña editorial de Leon, la editorial de Hector Escobar.

Zapico estaba allí, rodeado de amigos como Mag Márquez o Luis Vea, un exalumno, algunas mujeres, algunos anarquistas y una bolsa de deportes que podía contener un fusil de asalto, varios cócteles Molotov,  pero en la que solo hay libros, los que escribe durante esos días largos del invierno y del verano, sus notas, sus recuerdos, quizá un arma más temida que cualquier otra de las que se usan en las guerras silenciosas.

Recitó Mag Márquez, con una voz suave y algo hinchada, revisó la hoja de servicio de Zapico, desde el primer poema que escribió y publicara en la revista Diente de León, hasta hoy y ahora y así le dio paso para que fuera deshilando con otra voz, más cavernosa, poemas como este: “Estalló un vaso a nuestros pies / dos bofetadas sirvieron para educarle / las mujeres me admiraron esa noche / pero durmieron con los hombres / que se habían quedado quietos / muy quietos”. Cualquier profesor de literatura sabe que si analizas estos versos termina por salir un hombre y del hombre el mundo y de ese mundo un paisaje y así una memoria, una secuencia y ese es el final del libro, una secuencia tras otra, servida en cuatro partes “Notebook (La frontiera), Tragos, Hojas volanderas y Poemas súbitos. Todas las partes y todos los poemas hablan de un dolor, pero no puedes quedarte ahí y tampoco pararte, igual que él no puede dejar de escribir porque la herida no le deja y no puede quedarse quieto esperando, porque eso es la muerte: “Cuando ya nadie ama, / por cansancio / o temor a la catástrofe / me hago la VI, / con lluvia y sin luna, /  hasta el mar.”
Balances parciales son dos libros en uno, porque acompañando los textos tienes los dibujos de Javier Zabala, y eso crea un objeto de mucho más valor  que los quince euros que pagas, es una de esas pocas cosas que valen más de lo que cuestan.


Hicimos muchas fotos, nos dimos muchos abrazos, conocí al Poeta Luis Vea y al Poeta Mag Márquez y cuando todo aquello terminó y ganamos la calle después de despedirme de Akela, la perra a punto de ceguera, de pasar de nuevo por las dos puertas,  por la que se filtraba un hilo muy fino de humo de cigarrillos clandestinos, salimos por las calles oscuras a ganar el Paralel, cruzarlo como se cruza un gran río y asomarnos a las callejas de los nuevos catalanes, venidos de tierras tan antiguas como gastadas, cruzamos al paso por la puerta de un cuartel de la Guardia Civil, vigilado por una garita anti-poemas y complejos sistemas informáticos, chalecos anti bala y todo lo que llama la imaginación.

-Vamos a un restaurante gallego –dijo una que hacía las veces de guía- si es que está abierto.
Y dejó aquella incertidumbre en los pasos de todos y de nuestros estómagos.

Cruzamos las haimas del Raval, cruzamos entre árabes jóvenes que guardaban algunos secretos y miradas de celo y mercadeo, cruzamos bajo las persianas más vigiladas, más sigilosas y la noche de luna llena, seguía su ritmo mientras los poetas la recorrían en busca del Gallego.

-Es aquí -dijo la guía-

Es aquí (pensamos todos)  y entramos en hilera hacia el fondo y después hacia el comedor del altillo donde una mesa para doce nos esperaba. Se cayeron del cartel algunos de las figuras que acompañaron al poeta y aparecieron otros. No se los nombres, solo recuerdo las caras, sus sonrisas, pedimos lacón con grelos, pedimos codillos, pinchos morunos, todo se llenó de pimientos de padrón y pimentón, (los pimientos no picaban, pero el pimentón sí), trajeron vino del diablo Vinya Rovisel, y cerveza. Bebimos antes de comer nada y cuando todo llegó, noté que la poesía deja el estómago vacío y que un Gallego, es el mejor lugar del mundo para comer codillo y lacón. Y eso es lo que hicimos. Hablamos de algunas cosas, pregunté por algunos amigos que no conozco y a los que leo, poetas, escritores, pregunté por la catedral de Badajoz y se me contestó, pero una de las chicas del grupo acusaba más de la cuenta el vino del diablo y dilapidó aquel tiempo con otro tiempo del que había salido mal parada.

Hubo algunas risas, algunas fotos más y más abrazos y la noche se fue volviendo cada vez más estrecha. Fue el momento de levantarse de la mesa llena de orujos, porque el humo prohibido de los cigarrillos subía por debajo de los manteles, (aburridos todos los fumadores de bajar a la calle) y ese fue el momento de soltar aquel día diez y de volver al Garraf, un día muy largo que empezó muy pronto, como siempre lo hacen los días señalados con una marca de bolígrafo en mi calendario de cartón. Para todos vosotros un abrazo más.

Nota:
Felipe Zapico Alonso, tiene un motor con el que imparte clases en la Universidad de Badajoz,  poeta, músico de rock & roll, Dj,  fotógrafo, actor, viajero. Siempre tiene un proyecto y no voy yo a desvelar cual es el que mueve ahora con ese motor, pero suena; ya os lo contará él por su propia voz; seguid atentos.

lunes, 5 de marzo de 2012

Biblioteca Nacional, una novela de Mario Crespo. Eutelequia narrativa



 
(30 páginas de largo y 3 millas de alto)

Cuando veo a Mario Crespo de inmediato me doy cuenta de dos cosas, vive al lado de un cuelgue suave y dos, que no es ni Pablo Villa, ni Guardiola, ni Vila-Matas, ni es David González, no es el doctor Jorge Carrión, ni Fernando Martín, es Faemino. Habla con un tono de nuez que se afloja al llegar a la boca y se deshace entre los labios, entre los labios y entre las manos por las que pasa una gran cantidad de aire y de expresiones.

Pero cuando leo la novela, me doy cuenta de algunas cosas más, como cualquiera de vosotros, mis procaces y amados lectores, editores, consultores, gestores, animadores, compañeros todos, de viaje; cuando leo la novela y a la vez recuerdo la presentación en Barcelona de su libro Biblioteca Nacional, me doy cuenta claramente que puedo escuchar a Mario mucho tiempo sin cansarme, este tipo tiene ese don, no cansa cuando habla, (ni cuando escribe) porque no es pretencioso, más bien es como un colega al que hace tiempo que no ves y que te está contando todo eso que hace tanto tiempo que no te cuenta, lo que resulta muy agradable y a la vez estimulante.

Y lo que te cuenta es una historia que sucede en la Biblioteca Nacional y en esa historia te engaña por la mano (como en los juegos de cartas) y te engaña porque mezcla la vida personal de su personaje Pablo y su vida familiar, con un suceso que le ocurre en el trabajo, un suceso paranoico que se produce por un desarreglo físico y psíquico. El caso es que a la vez que te engaña te dice la verdad y te voy avisando lector, que es así y eso lo disfrutan más los que más le conocen porque se dan cuenta de donde está ese límite. El escritor se lo pasa bien con ese juego, por sus páginas pasan personajes conocidos y sus amigos, a los que cita y da vida a los muertos con sus apariciones y a los vivos, porque son reales, tan reales como que escriben y publican y a la vez se citan unos a otros, redimiéndose así una y otra vez asegurándose un cielo algo viciado y en mi opinión una forma de ir al infierno de los novelistas y sus vanidades de ida y vuelta (parece ser que Houllebecq, Vila-Matas, Barrueco etc, no escriben en balde). No solo ya no nos vale describir gente o situaciones y ambientes que se parecen a otras que ya conocemos o que podemos imaginar, si no que el estímulo debe ser directamente meter de personajes de tu novela a tus amigos, familiares o compañeros, lo que no les convierte en literatura sino en cotilleo de revista. Creo que ahí la novela pierde algo de músculo y se vuelve perezosa. Pero si, leer BN es una especie de cuelgue que puede que disfrutes más si a la vez te fumas una buena hierba, no terapéutica si no de la del tiesto en el balcón, hasta que ya no notes las orejas y después te miras al espejo por si aparece Guardiola o Ramoncín, o incluso el mismísimo Pablo Villa mirándote entre líneas con la ansiedad en las mandíbulas  “¡qué tio qué¡, dime qué te parece, me interesa mucho tu opinión”.
-Te digo lo que me parece –mirándome en el espejo, como cada mañana- me parece que tiene poca ambición.
Si, yo también creo que es una novela poco ambiciosa, que se queda corta, que se podía haber sacado más, si no fuera por la puta ansiedad de terminar ciento cincuenta páginas y publicar.
-¡Eh tío, se me escucha! –mirándome en el espejo- ¿ahí al fondo, se oye bien?
-Si, tío se oye bien, demasiado bien.

Y aquí también, junto con la ansiedad el puto ego-de-artista, apretando los cojones y la paranoia del YO lector que quiere saber en qué termina la cosa, es lo que hace que te leas cincuenta páginas el primer día y el resto el segundo día, del tirón, mientras recorres todas las habitaciones hasta llegar a la bañera y ver mis huevos flotando en el agua azul por las sales minerales del mar muerto, ahogando el ego de Mario Crespo que gorgoritea en el fondo de ese mar de vanidad y buenas intenciones y terminas la novela con algo de rabia y algo de pena, no se la proporción.

Entrevista con Pablo Villa, frente a un espejo

-¿Eres un buen escritor?
-No lo se, pero a veces se me pudre el carácter y lo paga mi chica.
-¿Te gusta joder?
-Me gusta mucho, lo hacemos bien y a menudo. Nos gusta.
-¿Te sientes estafado?
-Claro, somos una generación de gente bien preparada, hablamos idiomas y después de hacer lo que teníamos que hacer, nada, el paro o un sueldo de mierda en el que te putea gente que vale muy poco.
-¿Conoces a Guardiola?
-No, ni me interesa, soy del Madrid, que quede claro ¡halamadrid!
-¿Fumas maría?
 -Cada vez menos, los años no pasan en balde, prefiero el LSD, me veo mejor en los espejos.
-¿Cómo estas de ego?
-Buena pregunta, soy un ser absolutamente vanidoso, los escritores lo somos.
-¿Ultimamente sigues alguna luz?
-Hay que fijarse metas, cuando trabajas para la administración, de lo contrario enloqueces. ¿Te queda claro esto?
-¿Y para terminar?, ¿hoy hay niebla?
-Si, siempre hay algo de niebla. Esto es Madriz hijo.

El espejo se funde a plomo y Pablo se refresca la cara hasta que el grifo, automático, se cierra. Vuelve al trabajo, hoy los escritores han escrito mucho, los editores lo publican y el trabajo se acumula en los carros de la Biblioteca, igual que los cigarrillos en las aceras. Alguien que espía le oye decir en el pasillo “-¿para cuando dices que sale esta entrevista?”.

sábado, 25 de febrero de 2012

Mario Crespo en la Central del Raval


Presentación de Biblioteca Nacional de Mario Crespo
Eutelequia narrativa

                                              Mario Crespo y Cristina Fallarás

Patrimonio Nacional, la Escopeta Nacional y ahora Biblioteca Nacional. Es viernes, son las siete de la tarde y es 24 de febrero en la Central del Raval y allí estamos, en la cripta, acompañando a Cristina Fallarás, Jordi Carrión y Mario, Mario Crespo el autor y su obra.

Abre el micrófono Cristina Fallarás, cree en las sensaciones literarias y cree en la literatura, escribe, publica, gana premios y está aquí apoyando a Mario en su cruzada literaria y junto a ella su marido y su hija “los demás siguen ahí fuera, casi nunca se les oye, pero podemos sentir su tensión” (Ultimos días en el Puesto del Este). Ella dice que viene de otra época en la que nadie contactaba con los escritores y que los escritores no contactaban con sus lectores, otra época en la que cada uno estaba en su sitio y Dios (el que entonces mandaba) en el sitio de todos. Dice ella que así era y que ahora los escritores jóvenes se te meten en casa, por medio de las redes sociales y por  esa multitud de editoriales independientes a las que les gusta la literatura; adobándolo todo, los pontificadores (teóricos), los querido diario (chicas cuenta-intimidades) y los escritores con sus blogs y su ser. Cristina lo dejó un poco así, después de calificar la novela de MC como valiente y original, se puso a un lado y dejó paso a Jordi Carrión, que era el teórico del evento, igual que Eloy Fernández Porta lo es en la contracubierta;  nos fue desgranando con calma y una voz tersa, las buenas sensaciones del libro, el salto narrativo respecto de la anterior Cuento Kilómetros, y lee párrafos de esta novela de auto-ficción con sus alter ego, sus desdoblamientos, pequeños párrafos de ese aperitivo que se prueba antes de empezar a comer y así nos quedamos con esos bocados, esperando lo demás.
Éramos unos cuantos, Francesco Spinoglio, Sergi de Diego, Eloy Fernández, Carlota Mosseguí, y alguno más, así como Pepa de tres años, la hija de Cristina, esa hija por la que escribe cada día o cada noche.
Y así entre amigos, agradeció Mario que estuviéramos con el. Mario Crespo tiene las manos grandes y los dedos largos y se parece a Guardiola, explica con las manos todo lo que puede decir con esa voz que también es tersa y también acostumbrada a hablar y a agradecer y contó todos los detalles del momento literario y las circunstancias que le movieron a escribir, las laborales en la Biblioteca Nacional donde trabajó, ese almacén subterráneo de dieciocho plantas con una atmósfera y un microclima por el que también hay becarios y funcionarios, bedeles, lectores, y amigos como Barrueco. Mario nos lleva y nos trae de esos sitios, algo que siempre ayuda a situarte en lo que después vas a leer, tiene esa facultad de regalarte todo eso hasta que te ves dentro del álbum de fotos y dentro de sus conflictos y los personajes que salen de esos conflictos, que son los que aparecen en las páginas y según parece fuera de ellas.
-Ahora estoy muy bien en el lugar donde trabajo –dice Crespo- pero os aseguro que he tenido que morder el polvo en muchos de esos otros trabajos.
                                                     Jordi Carrión y Mario Crespo

Y eso es lo que pasa por aquí,  gente bien preparada que ha mordido el polvo en todos los grados, todos los cursos, todos los idiomas y con las asignaturas bien aprobadas, jóvenes masters del universo, compitiendo dentro de una pista abarrotada de coches de choque y una sola ficha para jugar.
Y así pasó una hora. De lo que todo el mundo termina hablando en estas reuniones, no es de literatura, es de dinero y aunque se sigue fumando y se sigue bebiendo como en los mejores momentos literarios de Formentor, se termina hablando de que este oficio es una ruina, que uno se tiene que dedicar a dar clases de creación literaria en algún sitio, o ser funcionario de ocho a tres y escribir por las tardes, en el mejor de los casos. No obstante, la solución no es escribir por las tardes, es escribir, conseguir escribir bien de una vez por todas y en esas estamos … y después cobrar por ese trabajo, como cobran los carpinteros, los ingenieros o los astronautas, porque no puede ser gratis total.

Pero de eso ya no se hablaba en la cripta que tiene su horario comercial, ya estábamos en el bar, buscando sillas y juntando mesas, con una botella de vino, algunas cervezas y es allí donde Mario Crespo estaba acompañado de sus amigos escritores de Barcelona, de sus personajes y de su agradecimiento.
Me hubiera quedado hasta que se apagara la última bombilla, pero ya no tengo todo el tiempo que me hace falta y me temo que siempre va a ser así, además aquella tarde me dolía el tobillo. Dejo a la gente bien sentada, con la botella a medio beber y me voy con el gusto de Mario Crespo y la generosidad de todos los demás, incluso con los que no he podido hablar, a quien tan solo conozco por los blogs, sus álbumes de fotos, estos libros infernales y los mundos paralelos. Con todos estuvo bien la cosa, aunque llegué cojeando a casa por aquel dolor de tobillo, que tan solo era una metáfora en el zapato.

- ¡Qué tiempos tan extraños!, las metáforas huyendo de los libros, de los blogs.
- Y de los escritores.
- Puta crisis


domingo, 12 de febrero de 2012

Veinte Betty Blue y estaban locos




Todo el mundo prefiere dormir en su propia cama, al lado de tu propia piel y si tiene que ser al lado de otra piel, que tenga veinte años y una locura tranquila; que no tosa durante toda la noche; que me deje dormir y que el resto del tiempo sepa soñar y compartir.
Tengo entre las manos (y a veces entre las piernas) una colección de poemas y de poetas. Están todos, todos tienen el talento de la juventud y de las abstractas facultades universitarias españolas, son bellos y azules, a veces se restriegan la piel tan llenos de rabia, que cualquiera diría que necesitan mudarla para seguir creciendo como las culebras. Son dioses, tienen toda la energía, lo tienen todo y ahora se han metido todos juntos en esta casa de locos y ahí están, dándose amistad unos a otros, con toda la generosidad que se tiene cuando no tienes nada y lo tienes todo, y sobre todo uñas para arañar, dientes para morder o una piel para tatuar; son bellos y azules y ninguno se ha suicidado,” )el beso es una herencia sin que nadie oiga el suicidio( “-Ernesto Castro-, aunque en muchos de ellos late ese sentimiento, que a sus padres, también jóvenes, les debe joder bastante, igual que las discusiones a la hora de comer a la hora de pedir, a la hora de llegar y de salir, a la  hora del sexo; y a veces se quedan ahí, detrás de las cortinas, donde solo el perro o el gato te conocen, escribiendo con la letra muy pequeña con una luz muy pequeña en una libreta delgada, porque todo lo que necesitan es un papel, un lápiz Staedtler nº2, una cerveza pagada por un amigo, prestada a cambio de poesía, unos ojos verdes al final de la noche para que no todo sea esto:
No tengo casa, no tengo dinero, no tengo trabajo.
No tengo ni oficio, ni beneficio.
No cotizo, no improviso, no viajo.
La que lo escribe es Cristina Fernández Recasens, nacida en Blanes. Los demás nacen en Zaragoza, Málaga, Madrid, Pola de Siero, Valencia, Sevilla, Oviedo, Pozo-Lorente, Almería, Ponferrada, Roquetas de Mar, Ourense, Segovia, Avila, Jerez de la Frontera, Granada, Lucena, en  Barcelona; son como la lluvia, cae donde cae y en algunos lugares parece que no llueve nunca y aunque sean cuatro gotas, estos novísimos poetas abren una brecha que faltaba, porque hay mucha poesía, hay varias generaciones de poetas (en silencio) a los que nadie a tomado cuentas, que pasan de los cuarenta, que son viejos punkies de las letras, viejos músicos, viejos rockeros que andan recorriendo las cunetas (y cito a Felipe Zapico o Luis Vea, Luis Artigue, Camilo de Ory, cito a los años 80 con toda aquella poesía musical) y que nunca cumplieron esos veinte años dentro de un libro de locos, como este, quizá porque a su lado nunca apareció Luna Miguel, una virgen nómada, que ha empezado el siglo con una fuerza que a mi me conmociona, la disfruto como si fuera mía, la entiendo y la comparto y ahora veintisiete más, que busco y a los que pido amistad y me la dan, sin preguntarme de donde coño salgo yo.
Estoy donde debo.
Y sin embargo, nada me pertenece.
No es mío este jardín.
No estas ventanas sin respuesta.”.- Laura Rosal.

Todos son Alberto Acerete, Cristian Alcaraz, Bárbara Butragueño, Laura Casielles, Ernesto Castro, Cristina Fernández Recasens, David Leon García, Berta García Faet, Javier Gato, Alvaro Guijarro, Alberto Guirao, Odile L’Autremonde, Ruth Llana, María M. Bautista, Constantino Molina, Enrique Morales, Raul E. Narbón, Sara R. Gallardo, Marina Ramón-Borja, Eba Reiro, Judit del Río, Emily Roberts, Laura Rosal, Miguel Rual, María Salvador, Angel de la Torre y Unai Velasco.


Tenían veinte años y estaban locos. Edición de Luna Miguel
La Bella Varsovia (2011)

sábado, 4 de febrero de 2012

LUGARES COMUNES de Camilo de Ory



Juan Bonilla : “un poema necesita estructura, necesita cadencia, necesita un misterio, y revela una verdad.

Algunos libros de poesía estremecen, como cuando coges un bebé. Como un bebé, crees que le harás daño o por alguna razón, crees que el que terminará sufriendo serás tu (pero tiene la piel áspera y apenas pesa) . Eso es lo que pasa con Lugares comunes, sobre todo cuando le quitas el celofán que lo recubre, como si fuera parte de la placenta y aparece un libro con veintisiete poemas en apenas treinta y tres páginas ásperas y que siendo tan pequeño ya se gana la vida el solo, como un perro.

Es un libro del año 2006, sometido en el año 2005 a un tribunal presidido por Francisco Brines. Desde entonces hasta hoy, estoy seguro de que ya todo el mundo lo conoce, incluso ya todo el mundo lo habrá olvidado, por eso reseño ahora y aquí, entre otras cosas porque cuanto más leo de esos espigones, y me asomo a sus fotografías que alguien cuelga en facebook, más pienso que Camilo no existe, que es un personaje más en una viñeta, (de todos esos personajes que me rodean y con los que convivo) y a la vez creo que cuando si existía y sangraba, alguien le vendó una mano, como se venda a los boxeadores antes de subir al ring y con la otra arañó todo lo que pudo. Algunos de esos arañazos están hoy aquí.

El otro día cuando me volví loco y me sumergí en un ataque de pánico, a nadie se le ocurrió leerme nada; me pusieron un palo en la boca, para no morder la lengua, me inyectaron un tranquilizante, después vitaminas, apagaron las luces, dejaron que descansara, tiraron todos los cigarrillos y las botellas de vodca y a nadie se le ocurrió leerme los paisajes marinos de este libro lleno de delfines y ríos secos, mujeres con alma y un circo.

Esta gente es extraña, esta gente y el día.
Las mujeres son secas, los niños son de polvo.
Están pero no están y no estarán mañana.

No se a donde llegará Camilo de Ory, supongo que alguna vez, entre chiste y viñeta, entre sarao y sarao,  vuelve a escribir poemas, relatos, novelas, que es en lo que uno termina siempre, porque sea lo que sea los poemas que escribe, te enseñan muchos caminos, un misterio, una verdad y muchos cigarrillos.

Supongo que todas las mujeres de Málaga, menores de veinte años, deben tener (o deberían), un ejemplar de este libro y un deseo: pedirle al poeta que las añada versos, uno más cada noche.. para que puedan olvidar y aprender de una vez, mientras sus novios o sus dueños, se entretienen con jugadores de futbol.

Las mujeres son siempre más hermosas de reojo

Y nada más.

Miro morir las piedras/ que dejan de ser piedras. /Miro pasar los barcos/ despacio, como barcos. /Las olas se repiten/como si fueran olas./El mar, por repetido,/deja de ser hermoso.”

martes, 31 de enero de 2012

FOBIAS


 

Hace un par de semanas que no publico nada en este blog, es por las siguientes consideraciones:
Estoy desarrollando distintas fobias, propias de un estado de inquietud, abatimiento, incomprensión, desarraigo, rutina y ruina. El nombre de dichas fobias, no lo conozco, ni se si tiene alguna clase de tratamiento,  tampoco he consultado a ningún especialista, tan solo he ido al oftalmólogo y al dentista, pero eso no son fobias, es miopía y piorrea. Las dos cosas parecen solucionadas, con unas gafas para poder ver de lejos y/o leer, según un sistema de mejor visión lateral, cristales cómodos, filtro Sun Max que retrasa la aparición de cataratas y previene la irritación ocular (850€). La limpieza del sarro, requiere anestesia de los cuatro cuadrantes para el raspado por debajo de la encía, el resultado es que en las dos sesiones me han dormido, además de las encías, los labios y parte de la nariz, por lo que vuelvo a casa como un boxeador sonado o como un sonado sin sensibilidad en la mitad inferior de la cara. El tratamiento me lo facilita en dentista de 27 años y una asistente torpe a la que se le caía todo (menos la calculadora), en un zulo-chiringuito por 500€ (se ha quedado con las ganas de colocarme dos fundas en dos muelas por otros 500€)
-De fmofmento no, –le digo conmocionado por la anestesia- Maf adelante
-Enjuáguese –me contesta- con cuidado.
 Es igual, me termino babeando el pecho. Final de dichos eventos. Y ahora ya directamente con las fobias finalistas de estas dos semanas:

Fobia 1.-
 
Desarrollo odio hacia mi mismo, cuando me comunican que voy a ser papá. Disimulo sentimientos de felicidad con mi pareja, planes de futuro, el nombre del niño o la niña, imagino un sin fin de situaciones, niñeras, colegios, el cochecito del niño, el asiento para el coche del niño, para cada uno de los coches, los pañales, ¿las subvenciones?,  que dan la extraña sensación de que es un momento de gran vitalidad y felicidad en mi vida, en nuestra vida de pareja… pero no es así, lo único que veo es una preocupación de cojones, porque van a llegar una serie de cambios que no me van a gustar nada (entre otros no poder viajar este año a China). De momento mi novia ha dejado de tomar café y embutidos. Al parecer, hay una larga lista de alimentos que pueden perjudicar al bebé. El pecho se le han hinchado de forma espectacular, yo he perdido todos los reflejos sexuales y mi barriga también se ha hinchado de forma proporcional a sus pechos. Empiezo a desembrollar esa fobia hacia esta nueva situación y la fiesta no ha empezado.

Fobia 2.-
 
Hacia Juan Soto, un joven escritor autor de la Conjetura de Perelman, en Ediciones B, que la ha escrito en seis meses y en otros seis meses la ha colocado en todas las librerías, a petición popular,  a la vez que ha ido comentando, pormenorizadamente todas las sensaciones que le produce ser una rutilante estrella de la narrativa nacional, por medio de sus comentarios en Facebook, los comentarios de sus amigos escritores, fans, colegas de juerga o el de sus jóvenes amigas, críticos, revistas, entrevistas (por tierra, mar y aire). Conozco a Juan mejor que a mis hermanos y ahora también conozco, por el mismo sistema, a su hermano Paco, que es guitarrista de flamenco y me invita a todos sus conciertos, en Madrid. La fobia hacia Juan Soto, al que a la vez profeso un gran cariño, incluso ternura, (también le he oído hablar en la radio, en Rusia Hoy y he leído sus artículos de crítica literaria)
-¿Y, todo bien, no?
-No
…soy incapaz de pasar de la página 100 de su novela, pero no por nada especial, si no por la fobia, he desarrollado fobia y el nivel más álgido ha sido al verle en la revista de El Pais el domingo día 29 de Enero, a toda plana con esa sonrisa que vuelve locas a las chicas y a Sergi Bellver.
-¡Eso es envidia, payaso!
Para colmo de éxito, hasta Manuel Jabois le cita en uno de sus flamantes artículos.

Fobia 3.-
 
Creo que estoy desarrollando un instinto asesino. La culpa la tiene Javier Calvo, porque de alguna manera, por medio de sutiles insinuaciones sobre Charles Manson y las acólitas  Patricia Krenwinkel, Susan Atkins y Linda Kasabian, está propiciando la aparición de una nueva Familia, para revivir en Madrid el asesinato del gato de Luna Miguel en el papel de Sharon Tate, y mayor gloria de Antonio J. con  re-lanzamiento definitivo de su carrera literaria y fotográfica.
 De alguna forma sigo esa llamada fóbica (por favor-por favor, no quiero hacerlo) y a la vez me produce repulsión, convertir su piso, en el 10050 de Cielo Drive (Beverly Hills), no quiero que les pase nada a todos esos nuevos gatos poetas, jóvenes gatos filósofo- onanista, novelistas gato de Mondadori y Alpha Decay, no quiero teñir las paredes con una escritura sangrienta “cats/pigs”. ¿O si?. 

viernes, 13 de enero de 2012

Soltando ratas


 

Inocencio X grita. Es la imagen del sufrimiento, es la imagen del dolor, representa todo el sufrimiento y todo el dolor de todos esos siglos de infamia. Este hombre es la Iglesia desde la fundación del Vaticano: la tortura, el dogma, la fe, el pecado original, los diez mandamientos, el Apocalipsis, el secreto, la confesión, el miedo, el fuego, el infierno y el cielo, la lujuria, el odio, la envidia, los celos, la intransigencia, la cobardía. Este hombre no va a encontrar nunca la paz.

F. Bacon ejecuta cuarenta versiones sobre el cuadro de Velazquez, esta es una de ellas. En todas hay algo de la mirada, de la leyenda, en todas se nos eriza el bello porque intuimos que sigue ahí, que escruta dentro de ti, pero no de cualquier manera, de una forma perversa, terrorífica, dispone de todos los medios mentales para saber lo que piensas, te sorbe la vida como si chupara dentro de ti.

No le sostengas la mirada; cuando te acerques a buscar su bendición, a pedirle perdón, a besarle el anillo, verás que su mano es la mano de una mujer, sin que apenas refleje sombra alguna, sus uñas afiladas pellizcan tus escamas, algo que te resulta a la vez estremecedor y placentero. La otra mano, la izquierda, sostiene la bula donde V. escribió la fecha y la hora, es la mano seca y dura de un hombre que te puede condenar dos veces, a gozar de la muerte o de la vida eterna. Todo lo demás es el uniforme de la iglesia, sedas y bordados y aunque no lo vemos su espalda sigue erguida, rígida, no va a ser fácil tratar con él, para nadie salvo para una mujer que le va a engañar. Debajo de esas sedas, se pudre todo lo que se puede pudrir en un hombre. Es ahí donde V. no pudo pintar y es ahí donde entra en tromba F. Bacon, con tanta ira como envidia por el maestro, con tanta pasión como lujuria, con tanta energía como un loco en una carnicería. Y grita.
Siempre grita y no se oye, los dientes son pequeños, los ojos difuminados para evitar esa mirada.

-Imposible de olvidar –repetías- imposible de olvidar.

Tu siempre tan sensible, tan dada al placer, tan dada a la buena vida y de repente te encuentras con este hombre, frente por frente, sin gafas de sol, sin nada que ofrecer, tan solo tu cuerpo casi desnudo, el cuerpo de una niña, casi virgen, sin nada que añadir. Tu, siempre tan sensible y el…
 Retrato del Papa Inocencio X. Roma, by Diego VelázquezRetrato del Papa Inocencio X. Roma, by Diego Velázquez
El fondo es de terciopelo, el respaldo rojo del sillón, todos los tonos de la sangre superpuestos y flotando su mirada, una sopa en la que V. puso todos los ingredientes, para que metamos la cuchara cuatrocientos años después, sorbiendo sin ruido, a oscuras, tragando lo que te cae en la boca, incluso uno de esos pelos de la barba, que te vas a tragar sin decir nada.

-No hay carne más macilenta que la del pecado.

Detrás de las cortinas, bajo el atrezzo del entarimado, detrás de las calumnias, las insidias, la política vaticana, roen un hueso de vaca. Es la plaga de ratas que asola todas las ciudades de Europa, desde las alcantarillas hasta las catedrales.

-Por las noches no dejaban de roer.
-No nos dejan dormir.
-Nuestros enemigos son poderosos, Majestad.

domingo, 8 de enero de 2012

Paté de POESIA




Poesía, estás tan empapada en tu propia grasa, tan bañada en tu propia vanidad, tan embebida en tu espejo de aduladores, de sonrientes enigmas, de frases cortas llenas de guijarros, sangre, lefa, flores oscuras, charcas, chulerías, flores amarillas, vísceras, tatuajes. Poesía.

Estás tan empapada en tu propia grasa, como un guiso de pollo, un capón relleno de ciruelas, una estantería cargada a reventar de libros con su relleno de versos y salsa de leche blanca que salpica palabra a palabra hasta emborronarlo todo, hasta el buen olvido, una vez más y más siglos.

Estás tan envilecida, que cualquier novedad supone el despegue de los elogios, cualquier faldilla aniñada es una revelación, cualquier victimismo un triunfo de la libertad, cualquier lágrima de cocoddrilo un drama literario, el Nuevo Drama, (tan obsoleto ya). Y un cubo de basura blanda, un precio en las colecciones de Heces de Otoño, de la Feria de Primavera, papeles en blanco con deseos para quemar en San Juan. Poesía.

Tan lejos y tan cerca de ti, de todos, de los de ayer y los de hoy. Tan en el camino que no se puede con tantos pares de botas, te quitas la piel de los dedos, el día que te crezcan las escamas en los ojos, quizá sean los oídos los que te estorben, los nudos de los dedos, el ruido de las puertas, el aire del arpa llamándote.

Todas esas voces, esas risas, la tiniebla de los creadores, lectura
improvisada para un autor que pasa al lado y hay que bloquear. Te sugiero, te susurro, te invito, te animo, te agasajo, te empapo hasta que tengas la costra bien dorada, porque esta noche tengo a mi mesa invitados para cenar y tu eres el primer plato y tu el segundo y tu Poesía, el postre:

Tengo cinco editoriales cerditos
uno fue  por leña
otro la cortó
otro cogió un huevo
otro lo frió
y el más pequeñín... todo, todo se lo comió.

Tengo cinco curiosidades y un cepillo de dientes para limpiar los bajos del pantano, cuando vacíen sus aguas estancadas. Un cepillo de dientes es poca cosa para tanta limpieza, tardaré y tardaré y no voy a terminar antes de que vuelva de nuevo el agua.

-No, no terminaré el trabajo.
-Mejor así.

Y cuando grites, “¡cuidado, viene Perelman”, o cuando corras intimidado a esconderte de los siempre imponentes Balances Parciales, o confieses a tus amigos “Mi madre es un pez”, y en día soleado te resguardes de la única “Sombra del viento”, cuando te llame por teléfono Dan Fante para venderte cartuchos de tinta para la impresora, ten el dinero en firme, la venta se va a efectuar, o quizá recibas cartas y cartas, toda la correspondencia de Bellow y te sientas abrumado con tantos secretos, recibirás de Luis Vea un Hachazo de metrónomo y no será lo último,  Camilo de Ory te abrirá una ceja con una sola frase, creerás que es un sartenazo, pero no grites, en realidad solo es sarcasmo, befa y restos de cerveza. Cuando grites en esta pesadilla, no será por un mal sueño, será un estado de ánimo.

Pero cuanto más grites, más carne te darán a tragar (como un pavo).
-Come, come, trágalo todo.
-No puedo más.
-Si, si que puedes, puedes con todo.

Todo el mundo dice que es exquisita, pero en realidad solo quieren que se te hinche el hígado, conseguir paté, paté de poesía.

Hay temas y temas en esta canción sin fin, que es la poesía, aunque creas que siempre son los Cardiacos, también suena Nicolas Jaar, que es tan joven que ofende a los escritores más jóvenes y más pardillos y  más petulantes, o Motorhead, John Maus,  T. Rex, Los Coronas.

Paté de poesía, sin fin, por todas las esquinas, sin descanso bajo la almohada. ¡Fuá!
  


Luis Vea


sábado, 7 de enero de 2012

POMBO

Premio Nadal 2012

Cada vez que veo un premio literario por televisión, me pongo malo y anoche, como cada seis de enero, hubo premio literario por televisión, el Nadal, el primero del año y uno de los más bonitos. Pero eso es lo que me debía parecer antes, ahora lo han convertido en uno más, uno de cincuenta, más o menos. Como ya sabeis este año el galardonado es el peculiar Académico de la Lengua, Álvaro Pombo, ganador entre otros, del premio Herralde, premio de la Critica, y claro está premio Planeta y escritor reconocido por su maestría en el uso del lenguaje, por su originalidad y si quieres también por su valentía. Pero: ¡que necesidad tiene de presentarse al Nadal!, acaso la vanidad de tener un premio de prestigio al final de su carrera, porque sin duda alguna este es el final de su carrera.

Siempre que veo la retransmisión de un premio así, espero encontrarme con una sorpresa, espero que aparezca una cara joven, que haya escrito algo y que pueda decirme algo, que me de esperanza y que me haga correr a una librería a comprarme el libro, nada más que eso; pero no, aparece el merecido escritor de turno, al que nada le faltará en ningún medio, para poder hacer el bobo (“ardor polémico” Carles Geli. El Pais) una vez más y con soltura.

 
Cada vez que veo a un genio salgo corriendo. Por eso no me gusta que este Nadal de Carmen Laforet, que sirvió en su día para sacar a la luz (de esas tinieblas que parece que se vuelven a repetir) a jóvenes escritores (que escriben) y para que  puedan seguir en el empeño de escribir y no para que de nuevo desfilen  más Matildas Turpin por el mundo, un mundo tan prolífico (en la banalidad hueca) que cansa un poco y sobre todo que va a ser la repetición de lo mismo, siempre y más de lo mismo y más y más, pero sin duda alguna, Pombo divierte, Pombo, entretiene, da que hablar y Pombo vende. ¿Pombo vende?.
Eso es lo que importa. A la que uno se presenta a ganar el Planeta, ya no hay vuelta atrás, de la misma manera que un perro no olvida ya el sabor de la sangre al hacer presa, Pombo no olvidará el regusto de la pasta gansa, del crédito en las mesas de los libreros y las grandes librerías, donde nadie olvidará su estruendoso espectáculo literario.

Pero bien sabe el viejo, cuando se acerca su edad, que uno no vive eternamente (y a dios gracias, uno no escribe eternamente), pero no por viejo dejas de mirarle el culo a las chicas (o a los chicos, según el caso) y no por viejo uno va a perder el apetito por ganar, ganar un escaño en el Senado, ganar una apuesta, ganar en definitiva algo más de vida y eso, en este caso, no deja de ser a costa y mérito de que a otro, con la misma maestría, originalidad y valentía, se lo hayan denegado. Al parecer este es el voto útil del jurado, en todo caso, os estáis quedando sin viejos para vuestros premios. Detrás de vosotros llega una generación perdida que no los va a oler (que son los que ahora aplauden y ríen a los espejos, como los que salen en la foto) y detrás, otra que huye de ellos como de la peste. Salud para verlo y para leerlo.

lunes, 2 de enero de 2012

BRAGAS

                             Yo no soy Juan Manuel de Prada , que comenzó su carrera literaria, con una novela, que tituló COÑOS, (con los años, ganó el premio Planeta de Intereconomía) y no tengo intención de iniciar con este artículo el primer capítulo de esa carrera literaria, lo hago simplemente porque esta mañana, antes de tirarme por el patio interior del edificio de apartamentos para separados, donde vivo, me di cuenta que en todos los tendederos de las casas, donde parecía que vivían solo hombres separados, en todos, habían colgado diligentemente la colada, la primera colada del año, puesto que hoy es lunes día 2 de enero de 1956. En todos los tendederos, vi bragas rojas. Por supuesto las había de otros colores, (bueno no muchos), sobre todo blancas y negras y otras prendas que las acompañaban, como sujetadores y alguna camiseta.

-Aquí hay tías –me dije sorprendido-

Y digo sorprendido, porque siendo un edificio donde venimos a refugiarnos tipos que hemos perdido a la pareja, algunos a la totalidad de la familia, a los hijos, a los padres, el trabajo, la salud, (y por lo tanto el ánimo, la autoestima etc) y cualquier otro tipo de pérdida que te puedas imaginar, un lugar espartano, con algunas reglas, horarios, alquileres baratos,  y en donde nadie puede esperar encontrarse a una chica, y de hecho yo nunca me encontraba con ninguna, tan solo a tipos raros, desastrados y a veces sinceros.

-Paco, separado 45 años y calvo –dijo en el ascensor- ya ves.

Antes de que se le empañaran los ojos

-Yo Elías –le contesté- lo siento –(y pensé para mi, yo no soy como tu)-.

Y así cada uno de los tipos, incluso muchos que apenas dicen nada, bueno casi ninguno dice nada, (la mirada y el lugar es suficientemente elocuente). Ya ves, tipos como yo sin suerte, que venimos a pasar aquí el tiempo necesario antes de comenzar una nueva vida, una buena cantidad de tiempo hasta que nos podamos meter en casa de alguien, hasta que podamos encarrilar nuestras vidas (ja, ja, ja) y de paso arruinar alguna otra. Bueno, una suerte de reflexiones de este estilo, que nunca llevan a ninguna parte salvo a un whisky.
 
Pues como te iba diciendo, me quedé allí con un pie en el quicio de la ventana, dispuesto a saltar y con la vista puesta en aquella colección de bragas rojas.

-¡Estos cabrones!

Todo demostraba que ellas, habían sido diligentes, ordenadas y limpias: cena de noche vieja, día del año, colada y a colgar la colada (esperando que el rojo y la suerte se conjuguen), que la vida sigue. Y eso fue lo que hoy me salvó la vida, aquellas maravillosas bragas y algo que recordé de una película.

-Una mujer siempre es limpia con su ropa interior.
 
Lo recordé, lo dice la protagonista de una película, no recuerdo cual y no recuerdo a cuento de qué, pero lo dice y hoy 2 de enero de 2012, tengo la prueba, incluso en un edificio de separados y suicidas, donde se oyen las lamentaciones al otro lado de la pared, a veces un disparo y la mayor parte del tiempo televisiones encendidas, que nadie ve. 
Y después de volver a mi habitación para pensar tumbado, llegué a la conclusión de que creo firmemente que a los matrimonios con hijos, que siguen manteniendo una vida de regalos, trabajo y plenitud, les vaya mucho mejor que a mi, ni aparentemente mejor que a todos estos desgraciados, que son ahora mis vecinos, no lo creo y para eso, hoy que es el día del espectador, me meto a ver una obra de teatro de Yasmina Reza y que Roman Polanski ha convertido en “Un dios salvaje”. Me he reído un rato, el viejo Polanski se mantiene en forma y de paso se monta una película con cuatro amigos y cuatro duros y se ríe de esas extrañas parejas que llenan con tedio sus extrañas vidas. Uno sale con ganas de tomarse un whisky sin hielo. El próximo día se lo recomendaré a estos tipos de este lado de la vida, igual que hago ahora con vosotros. Y espero que todas vosotras guardéis otro año más vuestras bragas rojas ya lavadas.