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viernes, 24 de junio de 2011

Buen viaje


                                                

Este Blog, comienza hoy sus vacaciones. Volveremos a finales de agosto con más sensaciones, recuerdos, nuevas ideas desordenadas.
 En estos seis meses, entre relatos, crónicas de viaje, presentaciones de libros y opiniones, se han escrito más de cuarenta, todo volcado a esta red para atrapar estorninos,  Facebook, Twitter, la revista Alenarte, una buena simbiosis que se repite por todos los blogs amigos.
 Espero que cuando volvamos, volváis todos a visitarme, darme vuestras opiniones, espero que me acompañéis en las  nuevas entregas sobre ciudades como Soria, León, Zamora, Salamanca, Coria, Cáceres, Badajoz, La Cabrera y todo lo que pueda ir guardando en esta mochila de viajes y fotos.
En estos primeros seis meses, se contabilizan más de tres mil visitas, con lo que en esta casa estamos muy contentos.
Nada más, un abrazo para todos y no dejéis de leer, de viajar, no dejéis solas a estas editoriales que intentan salir adelante, igual que a sus nuevos autores.
Salud.
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Elías Gorostiaga por Elías Gorostiaga se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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Levis



Una camiseta, mis Levis y unas zapatillas de loneta azules. Y por delante el mundo. Así es como uno toma conciencia de la vida,  de su propia vida y de su propio ego. Solo falta una chica, su camiseta, sus Levis, sus zapatillas de loneta azules, y por delante de los dos, el mundo en su totalidad. Un WV y una obra de teatro, el mundo en su totalidad, unos poemas y una canción, los besos, los juegos, los cigarrillos y la distancia. No había entonces ni una sola mentira.
 Muchos bares después, muchos cigarrillos, músicas y canciones, los viejos poemas y sus cicatrices y aquellos viejos Levis, por otros nuevos.
-Añade un tatuaje
 Añado un tatuaje en el hombro del brazo derecho, una espiral sin fin, sin principio. Y una chica, sin Levis, sin camiseta, sin zapatillas de loneta. Es invierno. Solo la bruma sabe como se mira un cuadro de Turner, solo en el museo del Prado puedes ir más allá de las paredes  “visitabas aquella exposición de los Maestros”, también ocurre en la Frick Collectión, en cualquier pared en la que cuelgue un Turner, entras y tocas la bruma, la humedad de Venecia.
-Añade un inglés.
 Shakespeare. Suficientemente inglés. Añado, pero no se puede añadir sin sufrir una pérdida, un olvido, un desengaño, el desencanto. Veo a Panero, a su hermano Miqui, a su hermano Luis, a su madre Blanc y vuelvo a entrar en la bruma, en algo más que la bruma.
-Añade la locura
 Ese lugar sin cifras, sin manteles, sin noche. No llegues allí, no hay horizonte, nadie usa Levis, ni camisetas, ni zapatillas de loneta. No hay chicas allí, no escarbes debajo de esa arena. Por mucho que te atraiga, deja esa poesía antes de que la ausencia venga a buscarte la mirada y el lodo.
-Todo, tómalo todo, está ahí para ti.
 Alguien empezó con aquella pequeña mentira, donde también había una pequeña verdad y todo estaba allí, pero nadie podía entrar dentro de aquella bruma, sin perderse para siempre.
 Al salir del museo del Prado, el sol reflejaba jardines muy bellos y sombras muy claras.

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sábado, 18 de junio de 2011

LILITH


Después, llegamos algo después de las once, quizá demasiado tarde para ver a L en directo. Esteban y Patxi beben desde la barra, ya han comido bocadillos en el Pepe Bar, en el entramado de calles Almogavars, allí donde el Sr. Lobo, la Oveja negra, Celeste, allí donde en los noventa todo el mundo se amontonaba con una cerveza en la mano y un cigarrillo en los labios, en esa zona de naves y fábricas, con esa anchura de calle y ventana, tan de aquel Nueva York de las películas negras, aquella parte de New York dentro de aquella parte. Después llegamos y ya me dolía mi dulce y sucia Janis, pero no era porque yo estuviera enfermo.
-Es esta ciudad –pensé-

En la caja tienen apilados los libros de relatos. La barra tiene forma de U, como toda buena barra y el local tiene también forma de U, como todo buen local y un escenario donde caben todos los que están, ni uno más. No está Loquillo, ni se le espera, pero El pájaro loco, se sabe todas las canciones, guitarra, batería, voz, guitarra, guitarra, piano, armónica, todos cantan y tocan los mejores temas de Loquillo y a su lado a un palmo debajo de ellos sus incondicionales, tres o cuatro amigos más Lilith (la primera esposa de Adán) y sus lilim, vagabundeando mentalmente, igual que una mosca contra un cristal.
Dejo mis últimos quince euros, en la barra y compro el último libro del día, “Simpatía por el relato”, una antología de cuentos escritos por rockeros, 2ª edición y otra vez de nuevo el proceso de firmas, empieza Baco, sigue Patxi, Agnes y me quito la sed a golpe de cerveza. Aquella fiesta en la que el cantante de El pájaro… se lo pasa  bien y los demás músicos disfrutan, hace que nos sintamos como en un local de ensayo.
El tiempo ha cambiado, las calles están vacías y algo oscuras, apenas hay tráfico y nadie por las aceras, salvo algunos porteros solitarios, apoyados en algún coche, bajo alguna luz, esperando que pase algo o que no pase nadie. Los locales están vacíos y las chicas se han tatuado también esta noche, pero los chicos de las motos no han venido, esta noche tampoco han venido.
Solamente Agnes, baila como si estuviera dentro de los pies de otra chica, en otro año, en otro local, en otra ciudad, baila y se come la canción a la que la invitan, con esa voz fuerte, también invitan a Esteban que sube decidido al escenario donde no cabe nadie más y siempre hay alguien más, pero el guitarrista se encoje contra la pared, y los demás se adelgazan, pero siguen sonando y siguen acompañando a esta segunda edición que camina de mano en mano y de voz en voz y que además servirá para ceder los royalties a dos proyectos solidarios en Pamplona y Fuenlabrada.
-Ya nos vamos –digo a Esteban-
Nos hacemos una foto de grupo para colgarla aquí.
-Ten cuidado con el coche –me contesta- y llámame cuando paséis por Madrid.

Salimos a la Ronda, pero ahora el litoral está tranquilo, alguien ha recogido los contenedores, las grúas, los depósitos y ha dejado salir a las sombras y cruzando entre ellas seguimos hacia el Garraf. Hoy también cargamos con unos cuantos libros en la mochila y cerca de dieciocho horas sin dormir. A medida que me alejo de BCN, los dolores desaparecen. Un abrazo a todos.  


LA ENFERMEDAD DEL LADO IZQUIERDO

                                             Patxi Irurzun y Esteban Gutiérrez
                         (Cripta de La Central del Raval, Barcelona 17 de junio de 2011)
Esteban Gutiérrez Gómez, Patxi Irurzun, Eutelequia, Lilith y algunos más como Fernando Clemot y Silvia Go

Hay una generación que encabeza Luna Miguel, hay otra generación descabezada, cuyos hombros pueden ser los de Esteban Gutiérrez, Patxi Irurzun, Felipe Zapico o Fernando Clemot. A todos ellos, música, literatura y editoriales de mala madre, donde vender cien ejemplares salvan los manteles y mil constituyen un éxito reseñable para continuar; nada más puedo decir porque yo ni siquiera estoy en esa lista.
-Larga y exitosa carrera, amigos.

Después de hora y media de viaje, para recorrer cuarenta kilómetros de mierda, de Sitges a Barcelona/Raval.
-¡Cómo te gusta meterte por la ronda del litoral! –dice Silvia Go-
-“Cómo me gusta” –pienso y miro a mi alrededor-
Cientos de contenedores apilados, grúas, depósitos de gas licuado, calor, humedad, hora y media y ni un pequeño resquicio de mar al fondo, ni brisa, nada.

Me empieza a doler el codo. Dejamos el coche en el primer hueco de un parking junto a las Ramblas, (0,05 céntimos el minuto) y nos metemos por viejas calles de putas y mendigos, pakis y turistas sin pasaportes, sin dinero, sin zapatos, sin prosa, todos viejos miembros de bandas, editoriales, poetas sin sombra, atajamos por una calleja y esquivamos una fila de indigentes que entraban al asalto un comedor social. Cortamos la poesía como la cinta de un recinto a punto de inaugurar y nos metemos de cabeza en la cripta de La Central. En ese momento Esteban me guiña un ojo y Agnes presenta su canción, a uno de sus lados Rafa, al otro Albert, Agnes es rubia y tiene dos buenos lados y un dolor que es como tener mar de fondo dentro de la bodega del barco. Hago fotos con la Leica, muchas fotos y todos sospechan, sigue el dolor del codo, empieza a dolerme la muñeca y el dedo meñique. Antes de que me de cuenta se ha sentado Rafa, a nuestro lado, ha terminado la colaboración de Lilith y cada uno se dispersa por distintas sillas vacías.
-¿Cómo te llamas? –le digo-
-Cómo se llama el grupo? –le vuelvo a preguntar-
Rafa me enseña su camiseta negra serigrafiada “Lilith”. Ya lo sabía, lo pregunto por joder, por decirle algo a Rafa y le digo que voy a escribir de esto y le digo que después le veremos en el bar y así aparecen en la palestra Patxi y Estéban. Sus libros están dispuestos en una mesa vacía y se pueden coger. Patxi conoce tan bien a Esteban como a su dulce Janis (a la que a mi no me importaría saludar) llevan tiempo de road show por todas las librerías de España, casetas de feria y bares de rock y prueba de ello es que Irurzun, nos va explicando sus libros, sus relatos hasta llegar a este minuto. Descorre cortinas, laberintos, velos, colibrís y visillos y al final de ese recorrido hippy, breve y bonito, aparece Esteban.
Esteban es un tipo agradecido, con memoria, con guantes de boxeo, pero con la mandíbula blanda. Bebe cerveza con gaseosa, viste de negro, tiene pinta de alcalde de un pueblo pequeño, de maestro a punto de coger vacaciones de verano, de director de un Colegio a punto de coger vacaciones de verano, de rockero al que se le calló el pelo y le crecieron las orejas, no se parece a nadie que escriba relatos y sin embargo ha pillado ese trozo de historia y se ha liberado, como el personaje de su novela.

-Presentar La enfermedad del lado izquierdo en Barcelona, me da mucho placer.
-La narración perfecta se consigue con el cuento, más que con la novela.
-En España, no se cuida, no se publica, no se lee relato y es el momento, porque ahora todo se hace deprisa y en leer un cuento no se tarda nada, mi novela en un par de horas la has terminado
-Un vino una tapa y te lees un par de cuentos

Parece ser que ahora disponemos de ese tiempo, el tiempo que se tarda en ver unas fotos en Facebook, el tiempo en el que la sucia Janis, te come la oreja, el tiempo de una canción de Leonard Cohen, para leer sin necesidad de encerrarse dentro de ochocientas páginas. Según parece, bien escritas con ochenta tienes de sobra.

-Para qué se va a molestar la gente en leer algo que no le habla personalmente
-Eso, para qué –contesto en silencio-

En todo caso Esteban nos quiere cómplices, quiere que recordemos lo que escribe, el dolor de ese lado izquierdo que empieza a afectar mi mandíbula, también ella empieza a dolerme y los siete picos que me dibuja en la dedicatoria.
                                        Esteban Gutiérrez, Fernando Clemot y Elías Gorostiaga
Y la cosa se queda ahí, todos sonreímos y son las ocho. Pasan a firmarnos los libros y yo me uno al grupo para tomar una cerveza todos juntos, después de pasar por caja y llevarme además “La legendaria rebelión de los fumadores”, me empieza a doler un testículo. Es un momento feliz, todos juntos como viejos amigos, mientras en la calle dos chicas tocan el acordeón y cantan canciones de los años treinta, esos años entre guerras, en los que la vida era cantar y fumar y escribir buenas obras alcohólicas, mientras los inversores se suicidaban en Wall Street y los parados afilaban los dientes con la caridad de los comedores de beneficencia, igual que ahora. No dio tiempo para más, regateamos nombres, correos, besos y saludos, conozco a Eutelequia, lista como un espíritu listo a la que yo quería ver y hablar y a la que solo doy dos besos, pero que desapareció como un ada buena, dentro de su gabardina azul, rodeada de tipos que se habían olvidado de cambiar la piel de conejo por la piel de tambor.
-A las diez toca Lilith

Eran las nueve. Dejamos a todos y todos se despidieron, corrimos de nuevo por aquellas calles de putas, poetas y mulatos para recuperar el coche, pero el bistrot francés de la Boquería, nos paró los pies
-Tenéis que picar algo –dijo-
-Claro tio tenemos que comer algo antes de ir al concierto de Lilith
                                                         Au Port de la Lune
Y entramos en Au Port de la Lune. Cenamos en la tercera planta del restaurante, como si estuviéramos en el barrio Latino de París.
-Tenemos un poco de prisa –digo con ansiedad-
El camarero nos hizo unas fotos, para inmortalizar el momento y nos dejó la carta.
Tomamos vino blanco, ostras, ensalada de paté y queso.

-Tenemos un poco de prisa –pensé- mientras pedía al camarero otra copa de aquel vino francés.

…y salimos de allí saludando a todos, felices como si fuéramos estrellas de alguna puta y oscura constelación. Felices, pero cada vez con más dolores.
-Creo que BCN me está jodiendo –pensé- masajeándome la rodilla.
-Lilith.

viernes, 10 de junio de 2011

TIEMPO PRESTADO

                   Sala Mimosa del hotel Mandarín Oriental (Carmen Romero, Diana Zaforteza y Han Nefkens)

Hola Han, hijo mio:

Llega un momento en que las perras, no reconocen a sus hijos, en ese momento saben que no pueden esperar nada de la vida (La leyenda del indomable. Stuart Roseberg).

Cualquier día, a las seis de la mañana, ya estoy despierto. No es algo que no le pase a cualquiera que se acueste a las diez de la noche. Algo más difícil es escribir, quizá algo así como comerse cincuenta huevos para ganar una apuesta.
Han, sabes que vives de milagro, tienes todas las papeletas para morir mañana, pero también las tienes todas para vivir un día más. Por eso y porque no tendrás descendientes, compartes con los demás lo que tienes, somos todos herederos de Han, cualquiera de nosotros podemos disfrutar de las obras de arte que te gustan, esas que cuelgan de algunos museos, podemos disfrutar de las novelas que escribes; en mi nombre, gracias por esa generosidad. Salvaste el pellejo y ahora lo cuentas, tu hermano no lo consiguió. Esa excepción te permite no tener miedo, has estado cerca de la muerte, tan cerca que sabes a que huele, su aspecto, ¿te puedes acordar?.

 Ayer llovió en Barcelona y en Olivella, una tormenta, una tormenta así se olvida en unas horas. No solo tu Han vives en un Tiempo prestado, ese tiempo lo vivimos todos, pero…
-         no todos publicamos.
-         no todos podemos colgar nuestros cuadros en las paredes de  un museo.
-         ¡Callaros!, dejad que se explique.

Tu si Han, tu te dedicas a ese mundo, el afásico mundo del arte contemporáneo, entonces ¿lo de escribir?. Haces bien en estar aquí, vives en el país de los museos de arte contemporáneo, en el país de los aeropuertos sin aviones, en el país de las nuevas-geniales-editoriales, como Alfabia y los escritores sin libros, un país que no es ni será nunca Holanda, un país que ha sido árabe, es también un país que se sitúa en otra órbita, en otro paisaje, en otro azul.
Treinta años son muchos, pero sigues recordando a tu madre. ¿Quién de los dos hermanos era el favorito?. ¿Quién nos lo podrá contar?.
Un pequeño recuerdo entre nubes. Has empezado a escribir pequeños recuerdos, un libro de pequeños momentos, Francisco Umbral escribió a la muerte de su hijo en Mortal y rosa; tu que la conoces y las has tratado ¿es la misma muerte que en Tiempo prestado?.
Destrozar este libro sería muy fácil para cualquier crítico y para cualquier hijo de puta, yo no lo soy, yo solo soy un novelista que se acuesta pronto y a las seis de la mañana ya está despierto y sale al jardín a tomar café y respirar ese primer aire de la mañana cuando el sol todavía despierta, alguien que no puede renacer, porque solo morirá una vez.
-Mentira, eres cobarde como los demás.
-Mueres varias veces cada día.
-Callaros, me volvéis loco.

Me das envidia, al poderte quitar la piel y mostrarnos esas heridas sin costra, el despojarte del peso de la memoria, la esclavitud de los recuerdos, me da envidia que nadie se haya bajado del tren mientras tu recorrías ese lejano país, unas veces enfadado con las cosas y otras veces, las cosas (el guacamole) enfadadas contigo.
-Hizo correr al perro hasta que reventó.
¿Estas seguro de que no tienes miedo?.
“- Quiero que Felipe esté siempre conmigo
¿Son tus memorias? Tiempo prestado diario de las obras de reparación de una casa en ruinas, la casa-cuerpo del propio autor, es a la vez un bello libro de viaje de un país que no sale en las guías, del que nadie habla, del que no se suele volver.
Y ese país lejano, pasa por México, Holanda, Barcelona, los amigos, la familia, el arte contemporáneo, la afasia, Felipe, la tarta Sacher de la pastelería Escribá, el guacamole y esa maldita serie de view-master.
Han, te gusta vivir, disfrutas y pagas lo que la vida vale … y a veces más, te lo puedes permitir, incluido el drunch en la sala Mimosa del Mandarín Oriental (que ya cuento en http://alenarterevista.net/tiempo-prestado-de-han-nefkens-o-diana-y-el-mandarin-oriental-por-elias-gorostiaga/el número de Junio), el obsequio para tus amigos de un galerista bon vivant.
-Para los novelistas el Fnac
-Ssssh

No lo olvides ahora que te has recuperado, Han algunos novelistas ni siquiera tenemos tierra en los zapatos y eso que no conseguimos quitarnos el polvo del camino.
Hola Han, hijo mío, bienvenido a casa, sigue habiendo mucho trabajo que hacer, mucha vida que vivir y más noticias, pero que sean de países no tan lejanos. Salud.


Tiempo prestado( noticias de un país lejano). Han Nefkens. Ediciones Alfabia. Diseño de portada: Alfonso Rodríguez Barrera.
Editores: Diana Zaforteza y David Martín Copé
Pastelería Escribá (Ramblas de Barcelona)

jueves, 9 de junio de 2011

HIJOS



-¿Tienes hijos?
El que lo pregunta, se acaba de separar, es de Cistierna y lo conozco porque su empresa me acaba de instalar un depósito de gasoil, un acumulador de agua y una caldera y se termina hablando, unas cosas te llevan a otras y te preguntan.
-Yo, tengo una hija.
No se por qué la gente tiene hijos y no lo se, porque después cuando pasan los años, te los encuentras y escuchas sus historias, historias que solo son problemas.
La ilusión y la energía de saber que son tuyos, pero los hijos siempre son de las madres, desde el principio hasta el final. Los padres, poco a poco pierden la resistencia, esa tenacidad que hace falta y que solo mantienen las hembras.
La niñez con todos los traumas, el acuciante aprendizaje, las formas y las maneras como se van formando, creando los contornos de la personalidad, algo agotador que se desequilibra en un momento, igual que un dedo en el tarro de la mantequilla, una huella que se mantendrá y formará el carácter para siempre y eso será culpa del padre.
-Mira que pantalones más bonitos
Paga y calla, y así será siempre, paga todos los gastos, saca el dinero de donde quieras pero paga, “tu hijo lo necesita”.
-Yo no lo necesito, mi hijo si.
Tu hijo te va a redimir de todos los pecados, tu hijo tendrá lo que tu no has tenido, ( pensamiento estéril),  el hijo hará y será lo que le de la gana, porque después llegará la adolescencia.
-Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz.

¡Los hijos!. Siempre te acompañará el recuerdo de cuando eran pequeños. No te lo creas, no te acordarás de cuando eran pequeños, tendrás que buscar las fotos para recordarlo y no es lo mismo, tu memoria presente y el deseo de futuro te impiden mirar para atrás.
-¿A qué hora llegaste ayer?
-Lo sabes perfectamente –dice ella- para qué me lo preguntas.

¿Te sigue quedando autoridad? A partir de ese momento, todo se empieza a reducir,  se resume en: una cuestión de horarios, una cuestión de modas, una cuestión de educación, estudios, novios, viajes, y tu eres el que autoriza todo eso, demasiadas cosas juntas que ya no tienes, eres un hombre cansado al que ya no le quiere su mujer, porque ella, en secreto, ya solo quiere a sus hijos, ya lo sabes nunca te volverá a querer, has pasado a ser el último de la casa, incluso tu perro tiene más afectos y más atenciones,(pero sigue pagando).
-No le hables así al niño.
Eso quiere decir: “no hables mas con el niño, no os vais a entender”. No se si alguna vez sucederá, ahora no y eso pasa en la mayor parte de las familias, no te entiendes con un tipo que es igual que tu, pero veinte años más joven, porque el: tiene con quién hablar y reir: sus jóvenes amigas, su moto, su tiempo, sus vacaciones, su “todo incluido”. Ni lo sueñes tío, tu hijo es tu viva imagen, pero nada más, el parecido no te convierte en nada, no eres el y tu mujer no es tu madre, así que mejor te callas la boca y no la abres más, hasta el último vaso de agua de tu vida.
-Parece que quiere decir algo.
Si, parece que quiere decir ¡hijos de putaaaaaaaaaa!
Por qué queréis que tengamos hijos, por qué me preguntáis, con esa cara de mala hostia ¿tienes hijos?, y peor, por qué me miráis así, yo no tengo la culpa de que tu tengas dos, y el otro, una y el otro, tres, no tengo la culpa de que seáis tan generosos, ¿cheques bebe?, pídeles cuentas a ellos, no soy judío, musulmán, ni del opus, mano de obra bien educada, no necesito tener una prole detrás, como Ruiz Mateos, tan solo un Rolex y un Ferrari (o no tenerlos), y eso es lo que te quitan los hijos, y te quitan la salud y vas perdiendo la vida y cambias hasta que ya nadie te pueda reconocer, solo quieres estar tranquilo con una ginebra, un buen vino, coñac…, ¿tranquilidad?, ¿dormir?,  ahorrar “para el día de mañana”, otra vez:  “para que al niño no le falte de nada”. Si fuera Saturno, yo también devoraría a mis hijos, uno a uno.
¿Cuándo sea viejo?
Cuando sea viejo viviré tan feliz, sin la ansiedad ni la pena de esperar que ellos, los hijos, me vengan a ver o no, me vengan a pedir, me digan que estoy viejo y aunque no me lo digan.
¿Y tu, tienes hijos?.
Pues ya lo sabes.

miércoles, 1 de junio de 2011

TORMENTA


(Foto de Alejandro Fernández Cabañeros)

Noto ese viento, como si todo lo quisiera borrar, el paisaje, las hojas, las llagas, la memoria, y vuelve la calma, una calma como si también lo quisiera borrar todo y ordenar el paisaje, las hojas, las heridas y la memoria.
Cae la tarde, despacio, el sol suave. No quiero salir fuera y mirar el cielo, ver como se va amoratando igual que una mala herida, como va creciendo igual que la nata hervida en una cazuela. La humedad huele, la tierra, los hormigueros, los motores, junio.
Todavía los pájaros se empeñan en atender sus nidos y nacen pollos nuevos, algunos diminutos con los ojos más grandes que la cara y piden un ir y venir, entre las hojas que vuelan y el trigo, piden más porque les pican las plumas y el hambre.
Ya salió el loco a pasear a su perro. El perro es viejo, morirá pronto y el loco es joven, algo más joven que un adolescente. Caminan despacio, uno va detrás del otro, cuando el perro se para el loco avanza y cuando el perro camina, el loco espera distraído, mirando las hormigas que van y vienen, cada una con su trocito de abeja.
Pasan al lado de casa, al lado de la tormenta, ninguno mira y les veo irse hasta que la maleza, las cuestas y las hormigas les devoran, pero no se les mueve ni un solo pelo del flequillo.
El viento ya pasó definitivamente, salvo para las hojas de los chopos que no dejan nunca de lamerse, de tiritar como si un miedo infinito les gastara bromas pesadas.
El zumbido de un mosquito, sube por las costuras del oído y me deja nervioso como un bebé despierto y sucio. Dura un segundo, algo más, pero no muere porque se que antes o después volverá, aparecerá como un amante obsesivo, detrás de la luz, de un periódico, en el reflejo de un cristal, entre los ojos. Su zumbido entrará de nuevo.
Se golpea la puerta del garaje y una ventana. Golpean algunas voces y un portazo nuevo que se va a lo lejos con esas voces, como si alguien tuviera algo nuevo que decir,  un reproche, un mal tono.
Un taxi corre cuesta abajo y entra tan deprisa en la curva que el frenazo hace que la carretera se estreche hasta ajustar las dos líneas blancas a la anchura de los ejes. La carretera entra en un puente y así entra el taxi apretujándose porque el puente es aun más estrecho que la carretera y porque la fatalidad del caso es que por el lado contrario pasa otro coche que va frenando. Segundos después los dos desaparecen dando portazos, gesticulando, gritando sin que nadie oiga nada, sin subtítulos.
Todo se ha olvidado, aquella pequeña memoria del sol bajando, también desaparece y desaparecen lentamente los colores, igual que las fresas debajo de las hojas. Todas las puertas mueren por dentro atravesadas por pequeñas llaves. Detrás de la tormenta, ya pueden pasar todos los aviones. Llega claramente el sonido de sus motores Rolls Royce y es de noche.



                         (Foto de Felipe Zapico) 
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viernes, 20 de mayo de 2011

PLAZA TAHIR


                                                          
                                                 

En plaza Catalunya se vive una revolución. Es una revolución de mentira, con revolucionarios de cartón, acampados con sus colchones, sus tiendas, su cocina, sus carpas, periodistas, fotógrafos, turistas, gente ociosa y curiosos, juegan con sus perros, se vive una revolución, un par de días de revolución y después cada uno a lo suyo. Han llenado la plaza de lemas, de nombres, de reflexiones colectivas, principios, dignidad, lucha pacífica, porque el futuro ahora es plaza Catalunya, por eso ahora este cruce de caminos también recoge el espacio Tahir, Islandia, lugares donde alguien cree que algo se mueve. Me muevo entre todas estas reflexiones, veo la plaza como un zoco en el que el tiempo se llena con comisiones de trabajo, la gente escribe su nombre en listados de nombres que luchan por la dignidad, por una nueva sociedad en la que los intereses prioritarios sean la vida, frente a la política económica y ya está, es así de fácil. Todos los que están allí están seguros de eso, intentan coordinar la acampada, barren, friegan, hablan, cocinan, duermen, comen, ríen, ejercitan sus equilibrios sobre una cuerda floja y esperan a las nueve, para una cacerolada general y después a las diez y media para la asamblea general, esa asamblea donde repetirán una vez más, el malestar por la precariedad, las desigualdades, el cambio, la nueva sociedad…pero ¿dónde están todos los que faltan?: los trabajadores del metal, los médicos, los profesores, los estudiantes, los agricultores, los músicos, los jueces, los albañiles, los comerciantes, los poetas ¿dónde están?. No están allí, tampoco hay parados, ni jubilados, por no haber no hay ni policía, ni cruz roja, no hay muertos, ni heridos, no hay barricadas, vandalismo, incendios, tan solo una concentración de chicos, con sus perros, sus tatuajes, como si el Sonar se hubiera adelantado quince días. En un pequeño cartel leo cifras de otras concentraciones similares, Soria, Logroño, Alicante, Valencia, Madrid. He visto y leído las declaraciones de los políticos y no hay inquietud alguna, tan tranquilos, ninguno se va a exiliar, ninguno va  a dimitir, entienden que no hay ninguna cuenta pendiente.
-Son chicos –dice uno- de izquierdas.

Los de extrema derecha dicen que son de extrema izquierda, terroristas y el pez se sigue mordiendo la cola. No es mayo del 68, no es nada, corearán algunos lemas, sonarán las cacerolas y después cada uno para su casa, incluso los que se apuntaron a la cola de la comida común, un plato de arroz, patatas y ensalada y una rebanada de pan, volverán a sus cosas, como muy tarde el lunes. Cuando me canso de ver y oir lemas y principios salgo de la plaza Tahir, Islandia o Catalunya y bajo por la rambla, que sigue siendo la misma de siempre, con sus carteristas, sus turistillas, los trileros, las terrazas, sus kioskos y los carteles electorales, con todos esos que te sonríen y a la vez, te dan una palmada en el hombro.
-Confía en mi chaval y el domingo vete a votar.

No confío en ti, pero el domingo iré a votar. En el sobre no habrá ningún candidato, tan solo meteré la declaración de principios de la Plaza Catalunya, por si sirve para algo, ese es mi voto secreto, porque todos los demás ya no me representan… y el próximo año, continuará la fiesta.

(Pero las ganas de reventar esta farsa de democracia y de ladrones, sigue intacta, y eso me preocupa más que cualquier otra cosa) Plaza Catalunya 16 horas del 20 de mayo de 2011.
http://youtu.be/ymfQuLxHUuI
http://youtu.be/neXLCujznZw

martes, 10 de mayo de 2011

Ramiro Pinto

Ramiro Pinto en el Ayuntamiento de Leon (intifada poetica)


Como consecuencia del artículo publicado en el número 72  (mes de Abril de 2011) de la revista alenarterevista.net/alenarte-revista-numero-71-abril-2011/ , Ramiro, me ha contestado en mensaje privado de facebook, lo que yo ahora hago público debido al contenido fuertemente literario y poético del mismo.


Elías, acabo de leer la semblanza que haces de mí, mi obra, mi ser y no ser. Me he reído. Me he dado pena y me he vuelto a... sonreír. Y me quedo así. La tía Lola se está muriendo, la otra fue la tía Polo. Se ha roto la cadera y estoy con ella en el hospital. Mañana en su casa con ella hasta que sea. Quizá la veas alguna vez, dentro de mucho. Verla. La novela voy por la página 1437, pero ya no las numero. Voy por la mitad, supongo. Y te respondería, y sin embargo me ha encantado, no sé si por lo que dices o por la forma de decirlo. Y la sonrisa se alarga porque es sincero. Es como estar desnudo y ser feo y resulta que te gustas y que te mira la chica más guapa del baile. Y bailas desnudo con ella. Y cuando una chica te besa se habla ya de manera diferente con ella. Y encima estoy descifrando la novela de Joyce Finnegans Wake y descubro que estaba enamorado y lo esconde y nadie lo sabe, nadie lo quiere saber porque nadie-todos se esconde-esconden. Y entonces es la estructura literaria basada en la forma de una literatura bla, bla, bla... Ahora mismo están llevando un contenedor de la basura rodando, es una bella sensación, sin saber qué pasa. Y sin embargo siempre serán las golondrinas y los nenúfares los que habiten los versos, menos en los tuyos y eso hace que me haya gustado lo que me has escrito. Gracias y me he emocionado. Por eso te hago el comentario en privado, a solas. Y tal vez te escriba una carta, no sé cuando. Te escribiré y tal vez pase a la página mil . Una sonrisa te brindo.

martes, 26 de abril de 2011

CORDOBA

La Chiquita piconera (Julio Romero de Torres)
Es una ciudad confusa y en esa confusión encontramos su belleza. Es Semana Santa y llueve porque también es abril, tocando mayo. Toda la ciudad se construye junto a las iglesias, ermitas, plazas enchinadas, fuentes, y entre todas ellas las casas con sus patios, unos patios llenos de córdoba, es decir confusión, color y sombra. No quieras entender una ciudad milenaria, por donde han pasado judíos, moros y cristianos y deja ese esfuerzo aparcado para otro momento, así tendrás fuerzas para la ciudad: calles y callejas, curvas, vueltas, revueltas, puertas, accesos, peldaños y plazas y su gente, una gente cantarina que te quiere sin preguntar de donde eres, ni nada, porque al cordobés no le importa ni de donde vienes ni a donde vas, solo quiere estar bien, tranquilo, y para eso se ha inventado esos patios y esos jardines y por eso la gente cuando termina el trabajo se va a su casa, aunque por el camino se entretenga en alguna taberna, donde canta Pepe, en alguna taberna donde una guitarra te cuenta sus alegrías. No importa llegar más tarde, el tiempo es un peldaño más que subir, no hay muchos más, y al final estas en casa y si hace calor a la siesta fresca de la fuente del patio, debajo del naranjo, de la buganvilla, entre geranios. Siempre con esa calma del que primero espera antes de decir nada y después se suelta con cualquier expresión.

 Y así es, así caminas arriba y abajo, dejándote querer y dejándote perder, porque tarde o temprano terminas frente a la mezquita-catedral y de ahí nace toda la confusión y de esa mezcla que solo se da aquí, nace todo el carácter cordobés, una mezquita de veinticuatro mil metros cuadrados y dentro una catedral gótica que la ilumina y te sorprende y te llena de luz con su cúpula de cuarenta metros, los púlpitos de nogal y dentro un patio como los de las casas, lleno de naranjos, cipreses y fuentes con el suelo enchinado en distintas aguas que se llevan la lluvia hacia la calle y la torre de la catedral coronada por San Rafael, pero que no es solo la torre sino que dentro o abrazándola, el minarete de la mezquita, todo unido y todo separado. Y una y otra vez se repite esta confusión, porque las callejas son estrechas y llenas de color y de tiestos, como la calle de las flores y las casas encaladas, piedra y cal y judería, que entre esas calles se encuentra la única sinagoga de Andalucía, escondida entre sus muros, (porque en C todo se esconde entre muros y se ve entre rendijas) y la exposición de los instrumentos de tortura de la inquisición, desde el potro y los distintos bretes, hasta el violín de las comadres, o la flauta del alborotador, todo un aviso de un tiempo que C también vivió.  Y unas veces te asomas al puente romano para ver y oír al Guadalquivir y descubres un par de molinos y entre paleras una noria, o la estatua del arcángel San Rafael, protector de la ciudad, y otras te asomas a las torres del Alcázar, descubriendo unos jardines que no esperas, llenos de vida y pequeñas fuentes que solo abril te puede ofrecer, y al lado entras y sales de las murallas, como  en un juego de niños, sin ningún temor y te vas asomando una y otra vez a la vuelta de las esquinas donde se abren baños, teterías, tabernas, hoteles, hospederías, portales, y todos sus aromas, una iglesia, una ermita, una plaza y te apartas para que pasen los coches de caballos, las jacas y sigues caminando y esperando.

 Y todos dicen de la belleza de la mujer cordobesa, como si se tratara de una denominación de origen, igual que el Montilla-Moriles, el flamenco o el salmorejo y solo veo las jacas de las calesas y la Chiquita piconera de Julio Romero de Torres, repetida una y otra vez en todas las postales, pero ninguna de las de verdad. Y tengo suficiente, a estas alturas uno no puede montar en todas las calesas y salir indemne, con lo que me quedo mirando la postal convertida en cuadro y reproducida por todas partes junto con fotos de Manolete y quiero ver esa serenidad, el cansancio, el calor, la tristeza, la elegancia natural de unos brazos largos y una boca pequeña, mujeres cansadas y firmes, plazas vacías. Llueve y es abril, también es Semana Santa y las iglesias abiertas enseñan los Pasos, pero nadie, ninguna hermandad se atreve a sacarlos en procesión, las procesiones se suspenden, una tras otra, cada día y la dolorosa y los nazarenos se quedan dentro de sus iglesias, con sus dolor y con sus penas.
                                                        Cuesta de Bailío
 Visita Medinat al-Zahra, el sueño de   Abd al-Rahman por el amor de su concubina Zahra y por la importancia económica, política e ideológica del califato de al-Andalus, algo que duró setenta y cinco años. Solo queda un pequeño museo y los restos de aquel sueño, comidos hasta la raiz, la organización de los palacios y las calles, las vistas. Solo fue un suspiro, un sueño, mientras que C siguió respirando hasta hoy.
No dejes de visitar Córdoba, no dejes de entrar por sus puertas, nosotros la que más transitamos fue la de Almodóvar y desayunábamos en Casa Rubio, pero busca la puerta de Martos, la de Sevilla, no dejes de pisar la plaza de las Cañas, la Corredera, la plaza Aguayo,  la plaza del Potro, la casa de Góngora, Las Tendillas, siéntate frente a la taberna Santos y come tortilla apoyado en la pared de la mezquita, come en el Caballo Rojo, en la Bodega Campos, atrocha entre las callejas para llegar antes a cualquiera de las Bodegas Mezquita, te cobran por lo que vale, desayuna tostadas con aceite en cualquier taberna y camina por las plazas, siempre vas a tener la oportunidad de preguntar a alguien, de descubrir una puerta que da a un patio, un jardín o un poema: “La luz honrada como el vientre de la palmera”, este en particular es de Rafael Alvarez Merlo, pero C en estas fechas busca ser capital europea de la cultura en el año 2016 y ha colgado de los balcones, carteles con poemas como este: “te besaré con seda, me mirarás con rosas” de Miguel Hernández. Y así me despido de este viaje, con rosas, patios y jardines, mujeres morenas que parece que sueñan o insultan, y el río Guadalquivir y sus cinco puentes, aunque el único por el que de verdad pasa agua, es el puente romano. Salud.
                                                         Bodega Campos 

martes, 12 de abril de 2011

LA NOCHE DEL CAZADOR

                     (Este escrito es un homenaje a Güera, un cazador extraordinario)

Murió ayer, lunes once de abril, en la cama del Hospital Virgen de la Regla en León. Murió de cáncer, rodeado de su familia, de sus dolores, solo, suspiró dos veces y murió.
El día 2 de noviembre de 2010, hace cinco meses, estuvimos cazando con él durante cinco horas, en el monte de Quintanilla entre la comarca de la Cepeda y la comarca del Orbigo; y al día siguiente. Durante todas esas horas, no sentí ni una sola queja, ni un gesto de dolor, nada, solo la tensión de la caza, el color del otoño, los erizos de castañas tapizando las laderas, los perros, el olor a tomillo,  más de media docena de beagles acostumbrados, incansables, nerviosos y los tiros, retumbando opacos.

-No hay nada que hacer –dice el médico-

Ya todo el mundo sabe que no hay nada que hacer, todos lo saben; pero su mujer quiere que alguien le cuente “que no hay nada que hacer”, de otra forma, de una forma que se pueda entender, que ella lo entienda. Quiere entender que EL pueda volver a casa, a no hacer nada, a sentarse en la puerta de la calle (un día más), dar de comer a los perros, (un día más), discutir un día más, pero solo la dicen: “no hay nada que hacer”.
Güera, mientras tanto lucha contra todos, quiere que le saquen de allí “tirar de mi”, quiere volver a casa, quiere respirar, quiere volver a sentir el aroma del tomillo y del romero (una vez mas), no estar solo; y no hay respuesta, todos miran a su alrededor como si no entendieran algo tan sencillo.

-Amurria –dice- tira de mi para levantarme.

Los que saben que ya no hay nada que hacer, también saben que uno no puede morir en su casa, en su cama, rodeado de todo lo que le ha rodeado siempre. Es, esa ley: “deberás morir en la habitación de un hospital, aislado y rodeado de seres queridos”.
Todo lo demás ya lo sabéis, no hace falta que os lo vuelva a contar. Solo una cosa que quiero que no olvides nunca:

-Estuvieron ladrando –cuenta Honorino un vecino del pueblo- sería a esa hora más o menos. Fuimos a ver si es que había alguien, pero no había nadie y no dejaban de ladrar.

Junto a la casa, en la finca donde guarda los perros, (a cuarenta kilómetros del Hospital), durante dos horas los beagles ladraron sin consuelo… las últimas dos horas de vida. Después anocheció para el cazador.

Hoy cuando regresó a la tierra del padre, para ser enterrado, los perros guardaron silencio.

lunes, 4 de abril de 2011

OSCURIDAD

 
La noche era cerrada, las personas desaparecieron pero la noche no estaba sola.
-La noche nunca está sola –dijo alguien-

Era la oscuridad y había que correr. Ahora, con suficiente energía, a la noche la arrinconamos hasta los confines donde ya no se vive. Como todo, tuvo un principio vacilante, doloroso, el Principio de Todas las Cosas. Duró mucho, pero poco a poco, la noche fue recuperando lo que era suyo y con la noche, las personas tuvieron que volver a donde Todos Viven, pero eso no era suficiente para la Noche.

Nadie recuerda, pero el final empezó con el primer apagón de Nueva York, (después naciste tu), que continuó con un apagón prolongado en Tokio, pasaron algunas cosas y después… y a partir de ahí, Nada.
 
-Corre, corre a casa antes de que se haga de noche –dijo con cierto temor-

Se escuchó el trotecillo, alguien corría. Escucharon que una puerta se cerraba y casi al instante, alguien dio la luz. Aquella vez fue así, pero tienes que saber que la Noche se quedó fuera esperando.

viernes, 1 de abril de 2011

ROGER WATERS



Antes de que nadie salga, en el escenario, a oscuras, espera un maniquí con un abrigo de cuero y estética SS. Un minuto antes de que apaguen las luces del pabellón, la respiración de los incondicionales se empieza a notar, hasta que los motores rugen y aparece el mito, vestido con camiseta y pantalones negros y deportivas blancas, es Roger Waters y está solo.
Roger W, mantiene esa voz prodigiosa, toca el bajo, dirige, actúa, se disfraza, predica con una dicción perfecta, hace todo lo que quieras y más, pero está solo, no es un líder carismático, era el cantante y bajista de la formación original y ahí está, con todos los derechos en lo alto del muro, caminando de un lado a otro, paseándolo como el dueño de una fortaleza por todo el planeta, montándolo y derribándolo desde Toronto hasta Moscú, con una buena banda de asalariados, cinco cantantes, un bajista, dos guitarristas, un piano y una batería y el propio Waters con su mástil y su embergadura, solo, viejo (68 años), millonario y en forma, nadie puede pedir nada más, porque además la legión de seguidores estábamos allí, esperamos dos horas tumbados en la pista del Sant Jordi, sin fumar, totalmente despejados, bebiendo sin prisa cerveza a 4 euros la caña (ladrones¡), mientras la mayoría ganaba el tiempo fuera, fumando y bebiendo más barato, hasta el último minuto.  La corrección del público me pareció algo increíble, tratándose de un concierto de estas características, ni humo, ni LSD, ni psicodelia, ni Syd Barrett, ni Wright y el resto del estadio sentado confortablemente en las gradas, comiendo, bebiendo y mirando con esa curiosidad de las buenas ovejas, temerosas y bien adiestradas de un gran rebaño.
 
 Hubo todo lo que todos queríamos ver, un muro de sesenta metros de largo por quince de alto, que se fue construyendo pieza a pieza, marionetas gigantes, un avión sobrevolando y estrellándose, fuegos artificiales, desfiles filo-nacis con banderas, B52 bombardeando su carga de esvásticas, hoces, martillos, cruces, dólares, sobre el mundo;  más proyecciones de nacis, comunistas, árabes, judíos, curas, dibujos animados con una línea de luz que se convierte en dos flores que se acarician, luchan, se unen y terminan apareándose y matándose, mientras la luz hecha raices (psicodelia). No se si fue antes o después, el número de los niños rebeldes que no necesitan educación, frente a la marioneta/profesor, también estuvieron allí  y todas las canciones de esta ópera, divididas en dos partes de una hora cada una, con un intermedio en el que se proyectaron fotos sobre el muro ya construido,  soldados y mártires fallecidos en los cuatro continentes.

 La primera parte musical y llena de espectáculo, nos tuvo a todos locos mirando de un lado a otro, entre explosiones, banderas, desfiles, proyecciones de color y sonido sinfónico y mientras, rompiendo la prohibición, la gente empezó a fumar marihuana a escondidas, hasta que el aroma se fue extendiendo por todo el palacio (a escondidas). La segunda parte, fue cine en esa inmensa pantalla del muro, una recopilación de imágines de la película, ovejas, perros y cerdos, desfile de martillos, todo muy de aquellos años 70, contra toda aquella disciplina, de la que hoy apenas queda nada y queda todo (un par de centímetros por debajo de la línea de flotación) .
 De alguna forma Waters intenta llenar de contenido contracultural el espectáculo, sigue vendiendo cosas que ya no se cree nadie,  algo que cuando el muro salta por los aires (una y otra vez), no deja de ser política y engaño, rebozado en un sonido espectacular, unas guitarras que yo nunca había oído, buenos coros, buena filosofía, soledad, falta de comunicación, Roger Waters. Al final de la barra, un chico joven fue sacado en camilla por la Cruz Roja, mientras otro, con algunos años más, danzaba emocionado intentando quitar a manotazos y cerveza ese algo frío que no terminaba de derrumbarse. El muro cayó. Los aplausos, los oímos desde la calle caminando entre Monjuic y las vistas sobre los rascacielos de la nueva plaza Europa, enmarcando el horizonte especulativo y lateral de Barnatown. Ese fue el final de la noche para nosotros, la viñeta real de un enorme paisaje dibujado por Gerald Scarfe. Nos fuimos antes de que nos alistaran para quitar los escombros, antes de que el rebaño de todas aquellas ovejas, saliera en estampida con sus coches calle abajo. Salud.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Frontones: la piel contra la piedra




En la ladera Sur del jardín de los patos de Valencia de don Juan, entre las cuestas y la torre del homenaje del Castillo, había un frontón para el juego de pelota. Aprovechando la inclinación de las cuestas, también habían construido diez filas de gradas que recorrían la pista, cerrándola junto a un sauce centenario, que daba sombra a una de las taquillas y una de las puertas de entrada. Un lugar agradable.
Allí las tardes de domingo la gente se juntaba para jugar a pelota, una tradición vasca y de León. Eso ocurría cuando era niño. Mis abuelos jugaban a pelota en otro frontón aun más antiguo que aprovechaba una pared de la muralla del castillo, lo que hoy es un auditorio al aire libre. El juego de pelota tenía su cenit en las fiestas del Cristo, en Septiembre, donde Felipe, organizaba una liga de pelotaris vascos que era el partido estrella y un segundo partido de pelotaris aficionados de la comarca. Cualquiera que se de una vuelta por los pueblos del páramo y la vega, verá que en cada uno hay frontón y casi todos son al aire libre, siguen siendo un lugar de encuentro para esas tardes de domingo, donde unos hombres fuman y miran y otros juegan, y los niños aprenden.

El juego por parejas o individual es sencillo, consiste en lanzar una pelota (con un bolo de goma, forrado hasta coger volumen y terminado en tiras de cuero cosidas,) y hacerla rebotar contra una pared para que el contrario la devuelva dentro de los límites del campo, hasta que uno de los dos no consigue que la pelota toque la pared o salga fuera del campo. Sencillo. Por parejas funciona igual, hay un zaguero y un delantero por equipo, en total cuatro pelotaris que cubren distintas zonas del campo.

 Jugábamos así a la salida de clase y en las fiestas de septiembre esperábamos el torneo. Por el frontón de Valencia de don Juan, pasaron los mejores jugadores de pelota del mundo, los vascos. Los jugadores de la comarca, ponían corazón, impulso, pero jugaban como juegan los hombres un domingo por la tarde, vestidos de domingo y algo torpes, algo cansados, los vascos movían la pelota y el juego  tomaba vida; por comparar, es como ver un partido de baloncesto de la ACB y otro de la NBA, hay diferencia.

 Los pelotaris vascos eran más fuertes, más rápidos, y hacían rugir la pelota como si una piedra estallara contra la pared y rebotara hasta la línea del nueve, cerca del sauce centenario, en eso también entraba el tamaño, la fuerza y la envergadura de aquellos hombres y por lo que se oía comentar, tenían técnica, algo inaudito para los de la comarca, carentes de toda técnica y mucha voluntad.

Aquel frontón se dividía entre el graderío de sol y el de sombra (con entradas más caras) y el partido comenzaba cuando la sombra marcaba claramente las dos mitades de las gradas. A medida que avanzaba el partido, la sombra se extendía a lo largo de todo el campo.

Hoy todo aquello es un recuerdo, igual que un recuerdo es volver a casa con las manos hinchadas por golpear la pelota, o las tardes fabricando yo mismo la pelota con goma de guante para el bolo, lana vieja de un jersey para recubrirlo y tiras de esparadrapo, que se iban reponiendo a medida que las viejas se gastaban.

Hoy los vascos como los demás, llevan a sus hijos a los frontones, les enseñan el juego.
-Pero al final será un vividor, un futbolista –me dice un pelotari de Bilbao que regenta una taberna-, como todos.

En Valencia de don Juan, ahora hay un frontón cubierto. Para jugar tienes que ir antes al Ayuntamiento para que te abran, poder entrar, y al final, como siempre, algo que era un juego público, un lugar de reunión, se convierte en un juego dirigido por una administración, que se termina agotando, que necesita de un presupuesto y algún concejal dirá: “y una escuela reglamentaria, un uniforme, para que los niños aprendan la técnica”; y pelotas rematadas en cuero legítimo.

El último recuerdo es ver los terrenos vacíos del frontón, convertidos en aparcamiento y jardín.
-¿Y el sauce? –pregunté a un vecino-
-Un día de tormenta –dijo- lo partió un rayo.

jueves, 17 de marzo de 2011

El último día del invierno (y II)

(Cáncer :  Cuando el organismo produce un exceso de células malignas, con crecimiento y división más allá de los límites normales.)


Quizá el cáncer sea una de las enfermedades más asquerosas. Da igual a que órgano afecte, da igual la edad del enfermo, da igual los protocolos del tratamiento, las palabras de los médicos, el dolor, el sufrimiento. Da igual, el Cáncer es exigente, te come despacio, sabe que una vez que te ha mordido, recorrerás la distancia y después quedarás tendido para poderte rematar, sin prisa, sin inmutarse.
Pero antes ya perdiste el pecho, una pierna, un dedo, un pulmón, el pelo, te quemaron las entrañas, te sentaste en los sillones donde proporcionan el tratamiento, con los demás pacientes a los que terminas tomando afecto, mientras alguien espera fuera, siempre alguien espera fuera, con los demás que esperan.
-Hoy tiene curación –dicen algunas voces- si se pilla a tiempo

Se citan los casos de las curaciones y los casos nuevos. Te miran al pasar y saben que es Cáncer. Y el Cáncer sabe que tiene los días ganados, que no será hoy, ni mañana, que tiene los días contados, campaña tras campaña.
-Ha muerto la madre de Arancha.

Y huele a frío y jabón y si hace calor, huele a enfermedad, análisis, esperas. Preocupación. No hay niños que jueguen allí, los niños esperan en su caja de cuentos a que vuelva papá y mamá y la abuela, a que todos vuelvan. Pero quizá de ese viaje, mamá ya no volverá, ni siquiera para cantarte una canción que tranquiliza, creías que eso no pasaría nunca, pero el día llegó, cuando no estabas a su lado y tu todavía esperas otras canciones más. Lloras, lloras porque la abuela no volverá a besarte, la yaya, l’avia, la señora mayor que te miraba y sonreía. Ya no la volverás a ver. Y lo  peor todavía no ha empezado, después de que la incineren o la entierren, después de llorar con los amigos, después de la primera noche, abrirán las panaderías, los mercados, el vendedor de cupones abrirá su quiosco, el metro pasará a la misma hora, y tendrás que volver a tu trabajo y eso es injusto porque no se dan cuenta de lo que sigues sufriendo y llorando y buscarás un lugar donde nadie te vea, para que nadie sepa que la vida sigue y que no te queda otra. Yo buscaba el mar, junto a la iglesia de Sitges.   Hay quien busca un jardín, un callejón con gatos viejos, un bar, un club, una sala de cine, algo de calor.
-Ha muerto la mujer de Ciano.

Con tratamientos conocidos, te da tiempo a una última carta a tus hijos, sabes que no podrás extenderte mucho, tomas papel y bolígrafo, un lápiz de colores y escribes las notas que te parecen y dejas sitio para que caigan las lágrimas que sean necesarias, administras la dosis para los que puedan leer ese último recuerdo. Me lo contaron, se generan células de forma desordenada y si eres viejo generas menos y aguantas más y si eres joven, crecerán de nuevo, se dividirán en exceso y de forma desordenada, más allá de los límites normales. Sencillo y eficaz, tanto que en el mundo, más de siete millones de personas mueren así, cada año. No les conoces, y eso cada año.

Sencillo y eficaz. Todo lo demás, todo lo que acabas de leer es literatura. El espacio que queda entre la literatura y la muerte, ese es el espacio que te toca recorrer, hazlo de forma tranquila, pero no lo olvides y no dejes de vivir ese camino. No sabes en que momento a ti también se te acaba.

Y desde que escribo esto, hasta ahora mismo, que lo vuelvo a leer, salen nuevos casos, casos conocidos de políticos, que también respiran el mismo aire contaminado que tu, que también beben y se lavan con el agua depurada, igual que los demás. Pero ellos no esperan, para ellos siempre se abre un urgente protocolo de prioridad. No quiero seguir por este lado de la vía, no llega a ninguna parte.

-Vete pensándotelo, ¿cuando te toque a tí, qué vas a hacer?.



Recomendaciones: Tiempo de vida - Giralt Torrente (Anagrama). Andrés Barba en su artículo de la contraportada, Babelia nº1002 de El País y los libros que allí se recomiendan.
Fotografías: Alejandro Fernández Cabañeros