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viernes, 15 de noviembre de 2013

NOMADAS (II) La entrevista

Elías Gorostiga: «El viaje te descubre, te enseña y te cambia, todos los grandes escritores han experimentado viajando»

Queremos celebrar con todos vosotros el inminente lanzamiento de Nómadas el próximo 19 de noviembre. Nómadas es una antología de relatos de viaje de cuya selección y prólogo se ha encargado el autor Elías Gorostiaga.
Por eso, qué mejor manera de empezar esta celebración que dirigiéndonos directamente a Elías y pedirle que nos cuente los entresijos de esta antología tan especial.
Entrevista a Elías Gorostiaga: «El viaje te descubre, te enseña y te cambia, todos los grandes escritores han experimentado viajando».
ELÍAS GOROSTIAGA
Fotografía: Ana Portnoy
¿Cómo surgió la idea de crear Nómadas? ¿Por qué ese título?
La idea se la propongo a Noemí Trujillo, directora de la editorial Playa de Ákaba, en la última semana de mayo de 2013. Fue a raíz del taller literario que se celebró el 25 de ese mes y por el flujo de una tormenta de ideas que empezó a surgir entre los integrantes del mismo. Una de esas ideas era celebrar el primer año de vida de la editorial con la edición de un libro de relatos que ha terminado siendo este,Nómadas. Todo fue muy deprisa, buscamos título, el título era el primer paso para atomizar todo lo demás. El primer fin de semana de junio le estuve dando vueltas al asunto y fue mientras leía Moriremos mirando de Alberto García-Alix, de donde surgió ese título. Para mí García-Alix siempre es una fuente de inspiración. Después llegó un primer listado de treinta autores y una idea descabellada para la portada: era la representación de La Sagrada Familia en la calleja de un barrio industrial: junto a una Harley-Davidson, una pareja y su bebé. Al final la portada es elección de Noemí, un sugerente paisaje entre dunas. Los autores (veintiuno) llegaron como la buena fruta, una vez que la idea inicial estaba madura.
 ¿De dónde surgió la idea de crear un libro de relatos de viaje?
La idea es siempre del viaje, me encanta viajar y me gustaría poder viajar como en el siglo xix; me gusta fijar el viaje escribiéndolo, contar el viaje y ese viaje tiene maestros que van desde Conrad hasta Caparrós o Nooteboom, desde J. Esteva hasta J. Carrión, viajeros, novelistas, poetas; el viaje te descubre, te enseña y te cambia, todos los grandes escritores han experimentado viajando, escribiendo de sus viajes. La segunda parte de esa idea empieza y termina celebrando el nombre de la editorial Playa de Ákaba y de Lawrence de Arabia: un símbolo y un viajero.
 ¿Cuáles han sido tus tareas como coordinador?
Sobre todo elegir a los escritores, coordinar la entrega de textos con el maquetador y con Noemí e ir afinando la maqueta hasta la revisión final y la última corrección en la que ha trabajado en solitario Noemí, después de un montón de revisiones. El trabajo al principio ha sido lento y esa lentitud y ese verano de calor me fue llenado de ansiedad para poco a poco ver que el libro tomaba forma, que los escritores respondían con sus textos, que el libro iba creciendo, todo más o menos en tres meses.
¿Qué ha supuesto para ti, como persona y como escritor?
Para mí ha sido desenterrar el pasado y a la vez darme cuenta de lo fácil que es levantar de nuevo los posos del fondo del lago. No obstante, cuando tratas con escritores también tratas con su vanidad y sus egos, esa es la parte más difícil y la más insoportable. Todos estos tipos de la antología están tocados por la magia, tienen miedo, muchos están muy solos, son frágiles, no solo por vivir una época como esta, (la mejor de las épocas y la peor de las épocas) o por ser este el final de un período, de un ciclo económico, simplemente hablamos de gente frágil.
 ¿Qué ha sido lo más difícil en tu tarea de coordinación?
Sin duda cuando tienes que pedir a un escritor que te envíe un texto y a la vez le tienes que decir que no se va a publicar; y después luchar contra el tiempo, el período de entrega, controlar la ansiedad que eso te genera y pensar que, en cualquier momento, un accidente, una decisión, una tormenta puede arrasar la cosecha y ya no va a haber otra oportunidad.
 ¿Y lo mejor que te ha aportado este proyecto?
La satisfacción de llegar al final del camino. Por otro lado queda la incertidumbre y de nuevo la ansiedad de esperar que el libro se venda y termine gustando a los lectores, pero hablamos de libros y lectores no de Coca-Cola; la sed de los libros y de los lectores es impredecible.
 ¿Cómo fueron seleccionados los autores? ¿Qué perfil de autor buscabais? ¿Te ha costado mucho cerrar la lista definitiva? ¿Se te ha caído algún autor?
No comento sobre los autores que no están en la antología, cada uno de ellos es un mapa y un territorio. Respecto de los perfiles, las listas y las caídas, uno va formando su biblioteca por contagio de lecturas, un libro te presenta otro, un autor te ayuda a elegir el siguiente libro, un camino te lleva a un viaje, y es así como vas encontrando y vas seleccionando. Igual pasa con los vinos, cuando has educado el paladar no te cuesta elegir, con los autores no te cuesta acercarte después de haberlos leído y eso es lo que hice, leerlos, conocerlos y después ponerme en contacto con ellos, siempre intentando mantener ese principio por el cual escritores consagrados junto con escritores que empiezan a escribir, todos escritores viajeros, que han vivido en muchos lugares, que hablan varios idiomas, que viajan, que se mueven, de muy distinta sensibilidad y locura, que le mantienen el pulso al cambio de paradigma que se está viviendo ahora mismo.
Los relatos que componen la obra son muy variados, aunque todos tienen en común el nomadismo, literal o figurado, ¿se planteó alguna premisa a los autores o se dejó libertad absoluta en su creación?
No recuerdo ya las premisas y por el resultado creo que a nadie le importaron mucho; al ser puramente orientativas a veces no sirven para nada, por eso yo también me olvidé de las premisas y dejé que fluyeran los textos, hay autores que mandaron textos ya publicados, o que forma parte de lo que será una novela. A mí esas elecciones me parecen bien, sobre todo cuando el tiempo de convocatoria es tan escaso y el verano metido por medio, pero al final será la opinión de los lectores la que termine eligiendo cada trabajo y poniendo a cada uno en el orden que le corresponda.
 ¿Se hizo selección previa de manuscritos o de autores?
Se eligió a los autores según mis gustos y según mis gustos algunos fueron rechazados. Fueron los que se quedaron los que tomaron el alma de la edición; agradecí a los que me dijeron que no participaban por estar ocupados en distintos proyectos; alguno se bajó a medio camino disculpándose de forma peregrina y me dejó con el ramo de flores en medio de la iglesia, aún así el peor de todos es el que no contesta ni siquiera por cortesía. Aun no siendo yo nadie en el circuito literario, lo menos que pueden hacer es contestarte, decir algo más que ese silencio, pero ahí intervino la suerte de encontrar la ayuda y la experiencia en antologías de Sergi Bellver, que tenía a mano a dos autoras y hubiera tenido muchas más, que fueron un balón de oxígeno como podréis leer.
 Con Nómadas, la editorial Playa de Ákaba inaugura su colección de narrativa breve; hay quien la considera un género hermano menor de la novela, y quien la considera un género muy complejo por el dictado de la limitación de espacio. ¿Cuál es tu postura como autor?
Yo tengo muy poca obra, y la que tengo no se ha publicado, casi es mejor que esto sea así. Y el resumen es ese, hay críticos que odian lo breve, hay lectores que prefieren apasionados panfletos decimonónicos de miles de páginas, hay autores que condensan sus novelas dando como resultado libros geniales, difíciles, lentos, macizos, pero que todo el mundo tiene en su casa o en el bolsillo trasero de sus Levi´s. Sí, hay de todo y uno ya ha pasado por el sarampión, la varicela, la salmonelosis, sí todo eso. El paisaje que ahora recorro es el de lectores utilizando dispositivos portátiles de forma compulsiva y con muy poca concentración porque constantemente reciben mensajes que abren y contestan y todo eso viene en el mismo paquete. La editorial Playa de Ákaba debe tratar de definir bien su proyecto editorial, tal y como lo están haciendo Alfabia, Mal Paso, Jekyll and Jill, Ático de los libros, Minúscula, Libros del Lince o Candaya, antes de arruinarse en el abismo, no solo creando espacios de poesía, novela o narrativa breve, sino de definiendo qué o a quién publicar, para qué lector, en qué formato, con qué gusto. Lo que hace bien Playa de Ákaba es canalizar ideas, conducir el esfuerzo de los participantes de sus talleres, que son materia prima caníbal, carne de escritor con la que ir editando, primero Nómadas y en el mes de abril de 2014, la nueva Carta basada en laCarta sobre el comercio de libros que escribiera Diderot al gremio de libreros y en la que colaboraremos más de cuarenta autores, de nuevo una tormenta de ideas para editores, libreros, políticos y la industria del libro. No sé qué saldrá de ahí, tal y como funda su derecho, la editorial paga a sus autores, nos mima; mientras el mercado no lo impida, puedan gastar fuerzas y gastar ganas, algo saldrá, tarde o temprano algo saldrá.
Desde la redacción de la Revista Digital Playa de Ákaba queremos agradecer a Elías Gorostiaga el tiempo que nos ha dedicado, su amabilidad y sobre todo, el habernos dado la oportunidad de conocer mejor Nómadas, un libro que sin duda dará mucho que hablar en los próximos meses.
A todos vosotros, os emplazamos a seguir la actualidad editorial de Playa de Ákaba. Pronto publicaremos una serie de 21 cuestionarios que hemos preparado para los autores que han participado en Nómadas. 21 formas de entender la literatura, 21 formas de viajar por el mundo. No os los perdáis.
Redacción Revista Digital Playa de Ákaba

domingo, 6 de octubre de 2013

LIBRERIAS


Presentación en Barcelona 3 de octubre de 2013
Librería Laie 19.30 horas


1.-
Recuerdo el catálogo de Círculo de Lectores y el de Disco Play, los dos andaban de un lado a otro por casa, pasando de mano en mano de todos mis hermanos, hasta que llegaban los libros y los discos que habían pedido, éramos una feliz familia unida. Recuerdo eso y años más tarde la pequeña biblioteca pública que instalaron en un local situado entre los Juzgados y la Cárcel vieja, frente al castillo y junto a las cuestas del río, la bibliotecaria era coja y siempre sonreía. Me gustaba rebuscar en las estanterías y llevarme el libro prestado para devolverlo leído quince días después. A partir de ahí comienzo a comprar libros y discos y a montar y leer de mi propia biblioteca y de forma desordenada, a escribir caóticamente, más o menos igual que ahora, en esos años me cargué de fantasmas e intuiciones, una úlcera duodenal, períodos en los que intercalaba soledad y lectura sin apenas contacto con los amigos, rehuyendo a la familia y períodos de abandonarme a mi suerte y a la de esos amigos, para volver a casa, solo y por dormir, cuando eso era posible, períodos oscuros y vacíos en el espacio-tiempo, ese no lugar que tanto nos gusta visitar de vez en cuando, que pasa a ser un añoranza.
2.-
Jorge Carrión llega a este otoño de 2013 con un libro que ha ganado el 41 premio Anagrama de Ensayo, de una forma insólita, pues ha quedado finalista y de paso contestando las incertidumbres del futuro sobre Naturaleza de la novela, el ensayo de Luis Goytisolo. Las incertidumbres no se terminan de aclarar del todo, pero Jorge te da pistas sobre el pasado, analiza el mundo de los libros a partir de Stefan Zweig, con el que inicia el recorrido, ese vertedero que es la primera memoria colectiva y de ahí construye un mapamundi que comienza con libros de viaje; con las botas bien acordonadas se va asomando de forma concienzuda a las librerías más antiguas del mundo, en un desplazamiento ordenado por África, América de norte a sur, Europa, desde el orientalismo de Tánger, a la exclusividad de París, Londres o Berlín, de las pequeñas librerías a las grandes corporaciones, para terminar con un canto a la cotidianeidad de las nuestras, las de nuestra infancia, las de nuestros recuerdos, y también de los libreros. Ahí aparece ese Jorge más íntimo e intenso que le da al ensayo un sentimiento y una doctrina, esa que mueve a Goethe, García Márquez o Chatwin y que no es otra que la creación de mundos nuevos y el lugar donde poder encontrarlos todos juntos antes de que terminen devorados por un Mc Donalds. Este libro sólo lo puede escribir alguien que consagra su vida a la literatura, que ama los libros, que vive por y para ellos, que a cada ciudad que llega visita sus librerías, por pura necesidad, por placer, habla con los libreros, observa sus escaparates, el sótano y la trastienda, lo que se vende y lo que no.  Este escritor ha compartido esta vuelta al mundo de los libros en un recorrido en el que te encuentras acotaciones, iconos culturales, películas y teleseries. El jueves se presentó en Barcelona.
3.-
-Eres fiel­ como una perra –le dije a V nada más entrar-
-Por Carrión si –dijo ella heroica, con una mueca de desprecio-
Después le di dos besos sin conseguir que relajara ese gesto, su acompañante apenas se enteró, la cosa fue así de rápida.

La carne es lo que tiene, se va pudriendo. Carrión unas veces es Jordi, otras Jorge y otras J. No es la primera vez que escribo de él ni creo que sea la última. Estaba contento por muchas razones, por el premio, por la editorial, por el autor que lo había ganado, por todo el sarao que se monta cuando un libro se pone en marcha y porque se alimenta entre otras energías, como la que produce todo ese motor literario del libro, de los libros. Todo fue ordenado de forma milimétrica, estábamos allí presentes a gusto del autor, a Antonio y Martín esos detalles se les pasa, pero los detalles estaban entre la primera y la última fila en la que yo estaba rodeado de los amigos, alumnos y colaboradores de J, toda esa comunidad. Antonio es Monegal y es profesor, eso quiere decir que da clases, que enseña, que fue profesor de un buen alumno como es Carrión y a la que presentó a la que hoy es su mujer, y hoy ese buen alumno se lo agradece, todo en una y le abre el micrófono para que presente su ensayo, un ensayo que ya era una célula, cuando estudiaba y mucho antes.
-De niño quería ser detective privado –dijo J- ese era mi libro favorito “Cómo ser detective privado”, con el que soñaba y que conseguí.
Antonio Monegal, habló de librerías, de libros y del tiempo
-El tiempo es lo más valioso que tenemos.
Todos movimos la cabeza afirmativamente, aceptamos que es así y a la que vas cumpliendo años más lo reconoces y continuó con la idea de que leer lleva una buena parte de ese tiempo, que no lees todo lo que compras, que a veces dejas libros a medias porque no son lo que parecen y que odia los libros electrónicos porque te señalan porcentajes de lectura, pero no te haces a la idea de por donde vas, como en un libro físico. Antonio Monegal, sonríe mucho cuando dice algo pretendidamente gracioso; en los demás se nos dibuja un gesto que se queda en sonrisa condescendiente. Monegal parece un buen tipo, aunque también lo parece, el profesor químico, de Breaking Bad.
Martín es Caparrós, ese apellido se convierte así en un adjetivo. La última vez que lo vi  se había afeitado el bigote por completo, hoy de nuevo ese bigote  volvía a ser poderoso, renacía espeso. La última vez vestía una camisa negra, hoy era una camiseta negra. La última vez vivía con una maleta, hoy ya ha dejado la maleta en un piso de Barcelona. Martín Caparrós andaba delicado por culpa de algunos pensamientos en los que andaba su hijo, y un hijo todo el mundo sabe lo que debilita, mucho más que una mala mujer, su lugar no son las librerías, le agobia ver toda esa cantidad de libros y de autores, siendo él una pequeña molécula en competición con todos los demás y se abruma, pero lo que dijo quizá fue suficiente para dibujar un estado con el que recorrer el libro.
-Jordi Carrión es como un sabueso –dijo Martín- sigue el rastro, se desvía, pero de nuevo vuelve al rastro que son las librerías.
Con eso fue suficiente. Dijo sabueso, cuando todos entendimos perro, pero perro para Martín, quizá tenga otro valor como palabra, es lo que tienen las palabras que unas veces se cargan de peso y otras quedan flojas, para mi sabueso se queda corto hablando de Jordi Carrión.
J. habló el último. Nos miró y desgranó pequeñas pepitas de cómo había llegado a escribir Librerías. Nos contó que ayudaba a su padre (en su tiempo libre vendedor para Circulo de Lectores) a repartir libros por las casas, tal y como cuenta en el ensayo, lo de querer ser detective enseñando a sus amigos a serlo, (siempre enseñando) y nos hizo cómplices de su felicidad. Nadie en Laie estaba por estar, todos teníamos un motivo, una razón, una amistad, un cariño, porque J, Jorge, Jordi y Carrión, lo ha dado todo y a la vez han montado una maquinaria bien engrasada que toda junta forma una Iglesia y esa institución se va llenando de fieles, apóstoles, predicadores, ángeles y arcángeles, devotos de todo tipo y condición y como siempre pasa en estos casos, también ha comenzado a devorarse, no hay Iglesia que no termine comiendo carne, bebiendo la sangre y guardando reliquias en esa memoria colectiva. Habrían hecho falta tres veces el aforo, para albergar a todos los que faltaban, pero con los que estuvimos fue suficiente para agotar los libros de la tienda. Después vino el cava, los saludos, las firmas, las sonrisas y un final de fiesta, al que no se quiso apuntar Caparrós, por esa disculpa del hijo con el que tenía que hablar,  los demás con y sin hijos tomamos cervezas, como tiene que ser. Al día siguiente, con el acto de Pequod (por la que ya pasan todos los grandes) y un vermut, Jordi Carrión cumplió con Barcelona. Barcelona ha agotado su segunda edición, espero que Anagrama reponga sus librerías, antes de generar altercados entre teleadictos. 


 

sábado, 14 de septiembre de 2013

WILLY URIBE, salud y fortuna



9788415070313

El último viaje del Omphalos
(los libros del lince)
Presentación en Barcelona
La Central del Raval
Barcelona 12 de septiembre de 2013





Un barco es una isla. Un barco anclado frente a una isla es un archipiélago y un barco abandonado a su suerte, una ratonera.


            Es así como Willy Uribe (Bilbao, 1965) comienza esta novela que se presentó el jueves en el Raval. Como viene siendo habitual La Central ha abandonado la vieja capilla y prefiere organizar estos actos entre las islas de libros del ático, mejor ventilado, más amplio, sin necesidad de esa piel con piel de fiesta gay o de bodega de barco negrero, esa falta de oxígeno. Esta presentación no se había difundido mucho por la red ni por ningún otro medio, por lo que asistieron allí cuatro amigos, un par de gatos, algún dibujante, compañeros de fatiga (me senté al lado de Javier López Menacho y delante de Santiago García Tirado), compañeros de editorial y poco más, incluidos Enrique Murillo e Ignacio Vidal-Folch. Enrique Murillo es el editor, presentó el acto de forma breve y sin alardes, tan natural como un viejo amigo habla con otro viejo amigo en la barra del bar, esto último es lo que faltaba allí, unos pinchos y un zurito.
            Ignacio Vidal-Folch, soporta una larga carrera, soporta como puede la vida, porque a los intelectuales les pesa la vida más que a los demás y esa carga se le nota a Ignacio. A Ignacio hace años le vi presentando  a Ray Lóriga en el Fnac de Diagonal y pensé para mi que tipos tan distintos, y con esa manía mía les hice fotos, entonces con una vieja cámara de carrete, cuando a Lóriga le faltaban unos cuantos tatuajes en los brazos y seguía con Cristina y cuando este espacio no había sido cedido a la cafetería; Ignacio también andaba de público en la presentación del último libro de Patricio Pron, ese del título largo del espíritu de las plantas de salón sigue subiendo en la lluvia, que tanto gusta a los amigos de Mondadori, pero desapareció despacio, tanto que le hizo correr al editor Claudio López para lo que fuera que Claudio López tuviera que hablar con él. Así que no me sorprende y a la vez me sorprende verle con Willy Uribe en este acto
-Este libro se lee en cinco horas, tomando café –dijo en ese tono suave del que toma café despacio-
Y se enrolló, primero con el micrófono al que no le sacaba nada más que susurros, (se lo colocaron, lo menearon arriba y abajo, le hicieron cosquillas, tanto la encargada de La Central, como por los intentos de Willy y después Enrique y me dieron ganas de levantarme a mi también y arrimarle la silla, porque los intelectuales tienen esa pose medio tumbada que les viene ya de Sartre, ese estigma que ya conocéis), hasta que al final salió algo de ese elemento tan valioso que es la voz, con el que fue regando más o menos dos metros de parcela, esa distancia corta en  la que Ignacio se siente bien y desgranando las entrañas de la novela, citando El barco ebrio un poema de Rimbaud que tiene estrofas como estas

Así, barco perdido entre pelo de ancones, 
Lanzado por la tromba en el éter sin aves, 
Yo, a quien acorazados o veleros del Hansa 
No le hubieran salvado el casco ebrio de agua; 

Vidal-Folch, fue marcando los tiempos, contó sus propias anécdotas de viajero y vividor aislado esperando un barco que nunca llega, en una isla de mierda y rodeado de escoria. Y esa experiencia de Vidal-Folch inoculada en el espacio-tiempo se transmitió a la piel y la sangre del surfista y escritor Uribe, navegante a veces a pie y otras en tabla.



A Willy Uribe, no le conocía, le había visto en fotos, reportajes, huelgas de hambre que siempre se pierden un poco y más si eres de Bilbao, escritor y fotógrafo, había leído alguna crónica como la escrita para Cristina Fallarás en Sigueleyendo sobre la (última) huelga de mineros de León y esos disturbios infernales que ya no transmite ninguna cadena de televisión y al final con esas cosas te vas haciendo una idea de cómo son las personas y en este caso de Willy y empiezas a valorarlas hasta que las tienes delante y es cuando tu mapa parpadea y pierde todas las referencias, como si hubieras entrado en una nube de niebla.

Y eso me gusta. Willy dijo que esta novela solo se podía publicar en una editorial como esta, imposible para una editorial americana porque no hablaba de sexo, ni de amor.
-Yo soy de Bilbao –dijo el escritor- me resulta difícil escribir de sexo.
Marcado el territorio, se disculpó ante Vidal-Folch, por no conocer ese poema de Rinbaud (con el que le fustigaba Ignacio como si fuera un pequeño látigo de juguete ante la mirada atónita del vasco)
-Yo soy un escritor intuitivo, no tengo ni idea de literatura.
Y en ese punto Enrique Murillo sonrió. Después Enrique comentó cosas como que fue Ramiro Pinilla el que le recomendó a Willy.
-Se aísla para escribir –dijo el editor- y le da lo mismo que sea en una casa, un piso prestado, una tienda de campaña.
Su verdadera necesidad (como la de muchos de nosotros) es ese aislamiento, escribir quince días del tirón para dar unidad a la novela, es su medio de vida, dejarlo y volver a tomar por el cuello otros quince días prestados y así hasta el final. El escritor que como otros muchos que voy conociendo, anda de prestado, durmiendo en cajeros, casas de amigas, ha dejado esta novela encima de la mesilla de noche de tu dormitorio, es posible que en tu puta vida hayas subido a un barco así. Espero que no te marees, lo ha escrito un tipo valiente al que cada vez admiro más y espero que alguna editorial francesa promueva su edición, porque como en el caso de Alberto García-Alix, hasta que los franceses no te descubren, nadie te toma en serio. Después ya vendrá el ministro con las medallas. Un fuerte abrazo a todos.



domingo, 8 de septiembre de 2013

NOMADAS (Parte I)




Editorial Playa de Akaba
Presentación en Viladecans el próximo 23 de noviembre de 2013.


Fue así. Cuando Noemí expuso la posibilidad de crear una Colección me incorporé en la silla giratoria, me cuadré frente a la pantalla y escribí mi idea sobre un libro de viajes lleno de relatos, ella aceptó de inmediato. Todo fue un progresivo toma y daca, un desnudarse feroz; en media docena de correos ya no teníamos ropa que quitarnos, desbocados y tan desnudos como dos amantes montaraces en medio de un encinar.
Fue así. Me inventé una lista de autores, de entre todos los escritores a los que conocía, sobre los que escribía crónicas o críticas en el blog. Fui buscándoles uno a uno y el primero, como siempre, fue Carrión, Jorge Carrión. Tirando del hilo, fui tirando de ese hilo y Noemí fue añadiendo puntadas y nombres y empezamos a tejer el jersey.
-Es muy poco tiempo. Para estas cosas hacen falta un par de años –dijo Jorge-.
El plazo y nuestro tiempo, poco más de tres meses, frente al año o los dos años de otras ediciones, de otras recopilaciones, pero ahí estamos, añadiendo cada día gente a esa lista. Entraron Jordi Esteva y Gabi Martínez, fui a por Manuel Astur y lo encontré resacoso “si vas de romería lo pagas al siguiente día”, a Sergi Bellver, Pepe Ribas me contestó de inmediato y nos citamos en la libreria Laia de Barcelona, díselo también a Javier Puebla y Javier Puebla también aceptó y así esa tripulación de Akaba fue sacando la faluca y se subieron al barco Juan Vico y Luis Artigue, Patxi Irurtzun, Carlos Castán. Pero también dijeron que no los que no pudieron, los que no quisieron desviarse de sus proyectos personales; pero peor fue el silencio, el silencio debilita al que lo ejerce y es cruel para el que se mantiene a la espera y el silencio llegó pero llegó con algo de ruido. En ese momento me doy cuenta de lo poderoso, elitista, perezoso, que puede ser el selecto, intrigante y cruel Mundo de la Cultura, siempre moviéndose en círculos planos.
Pero a la vez, llegas al corazón de gente que invierte su talento, su tiempo y entrega su vida a escribir, “soy escritor”, gente llena de energía que te lo da todo y se pone a tu disposición de una forma tan generosa que solo puedes sentir agradecimiento. Hablo de Javier López Menacho, de Marta Sanz, Oscar Solana, Juan Vico, Felipe Zapico, Yeste, De Diego, Zanón o de Sergi Bellver.
Llegó la primera maqueta, eso siempre impresiona, ya ves el libro, es como una ecografía en la que se dibujan las formas abstractas de las primeras semanas de tu hijo.
-Esto ya está
Pero no hay nada todavía, quieres creer que si pero empiezan los momentos de incertidumbre, de espera y ansiedad, y así llega el verano, un verano que este año ha sido de fuego y sudor y con él las vacaciones, agosto, los viajes, las visitas. Me encuentro con Astur y Bellver en Oviedo, con Artigue en Valencia de don Juan, lo que queda de la familia Gorostiaga en Cubillas de los Oteros, intercambiamos opiniones, nos olemos y terminamos por entender que estamos hechos de las mismas células, que en el pulso palpitan las mismas emociones antiguas. Bellver, que es un colaborador nato, empieza a pochar cebolla, pimiento, tomate, suaviza los matices del fuego, trabaja su texto Islandia incluido en Agua dura una obra ambiciosa y a la vez colabora con el texto de otros nómadas.
La editorial Playa de Akaba, pasa por su primer año, un año de fuego con una docena de títulos, siendo NOMADAS el que cierra el año 13 de este siglo. A la labor editorial se suma el de los Talleres y la representación de autores, así como su asesoramiento. A la vez me entero de que soy editor externo  es decir que no me quedo a comer ni a dormir.
Y llega la última semana de septiembre. Tengo que apretar el acelerador y volver a insistir sobre textos que ya debía tener el maquetador , a la vez mi ansiedad me pilla deshojando la margarita, -me quiere, no me quiere, -me quiere, no me quiere. Tengo la mitad del libro y en una semana tengo la restante mitad. El libro está, pero siguen llegando versiones, varias veces corregidas y en estas Sergi Bellver me ofrece su mano derecha que yo ya tenía desde el mes de junio y a la vez me ofrece su mano izquierda y es con esta mano, con la que me pone en una bandeja dos figuritas de porcelana, una vive en Oaxaca y la otra en Nueva York y de la magia salen dos de los mejores textos para Nómadas y con estos textos vuelvo a soñar, tienen tacto, son sensuales, y todos los demás sentidos que quieras añadir, gusto, olfato, oído, vista. Este trabajo es impagable y solo puede salir de su propia actitud vital, las dos son nómadas, las dos viven su vida como se debe vivir, de forma única, valiente y arriesgada y es así como escriben, se llaman Nadia del Pozo y Marina Perezagua.

 

viernes, 26 de julio de 2013

PREFIERO ARDER

Toni Campos

Toni Campos
Presentación en Barcelona. Café Salambó 25/07/2013
Ediciones SBe&BOOKS
Primera edición: julio de 2013.
Diseño de cubierta: Miquel Cruañas

Dedicado a Bibiana


No voy a ir. No conozco de nada a este tipo. Hace calor. Tengo sueño. Hace mucho calor.

No escucho música, no hay ningún ruido en casa, salvo el que viene de la casa de los negros, allí el llanto de un niño que anda entre los dos y los tres años, llora, siempre llora, es su forma de buscar su camino. Estoy tumbado en la cama con todo el aire acondicionado y con todo, el calor se mete por las rendijas y por cada grieta. Me levanto de la cama, me miro al espejo y veo a un tipo que no toma drogas, ni bebe, ni fuma, ni nada, no me afeito y así me meto en la ducha, para salir como un coche viejo de un lavadero de chatarra, fresco, algo más fresco.
El barrio de gracia son dos cuerpos, uno pertenece a la línea roja y el otro a la verde, me como todo el recorrido entre estos dos puntos de anclaje y en el final, salgo a la calle por Fontana. Aquí se concentra el bochorno, palmo a palmo. La gente debilitada por esta ley de fuego lento, se ha posado en escaleras, quicios, sillas, terrazas, balcones, paredes, con la espalda sudada, tanto como la mirada.
-Sergi, ¿dónde andas?
Llego en diez minutos, dice Sergi, pero es mentira tarda exactamente tres cervezas que me sirve una camarera filipina a primera orden, junto a la barra; no hay nada en el Salambó mejor que esta camarera filipina. Dos minutos después del primer trago aparece Toni, de la familia Campos, rodeado de la familia Campos, de las mujeres de la familia, el resto al parecer bebían a mi lado. No cuesta saber quién es quién de todos estos, tienen el mismo corte de cara, de pelo, el mismo tiro de pierna, la misma espalda y una voz suave como la noche. Después veo llegar a Jorge y a Eloy, uno es Carrión y el otro Fernández Porta, dos sabios que no se estorban, suben los peldaños de la escalera sin apenas rozarlos, no se como se hace esto pero ellos si, tampoco conozco ni una sola teoría literaria, ni física, ni matemática, estoy aquí  (igual que en el mundo) porque hay cerveza y no sudo; la depresión del principio ha vuelto a su caja, muy bien doblada como el mantel de la última cena que yo he visto entre las reliquias de la catedral de Coria, pues ahí está mi depresión, la supero fácilmente y a la vez con un esfuerzo ingente, pero esto es otro cantar. Subo a la sala de billares del Salambó. Ahí, en ese pasillo lateral con barra y mesas tropicales de la Indonesia colonial de Ikea, es donde se celebran buena parte de los eventos literarios de este barrio, junto con Pequod no hay otro lugar mejor ni más pequeño, ni con más solera, bien lo sabe Pedro Zarraluki, bien.  Los billares para este evento se han reconvertido en grandes mesas, forradas de papel. Y es cuando llega Sergi, la espera me ha costado tres cervezas y en ese momento como subidos a una ola, llegan todos de golpe y todos por las escaleras del Salambó. Nos saludamos, todo el mundo sonríe, hay niños pequeños, carritos, familias, es way.
-Una cerveza –digo a la camarera rubia de esta zona vip- ¿Carlos una cerveza?

Toni Campos estudió derecho en Barcelona, donde se licenció y se aburrió hasta licenciarse en Humanidades y estudiar su Master en la Pompeu. Del Derecho consiguió cierto método, pero de lo otro, de lo que no sirve absolutamente para nada, sacó muñeca y pulso para escribir. Esa historia se resume en dos palabras, prefiero arder.
-Es una historia de amistad y redención a través de la música –escribe en la solapa del libro-
Aquí ya hay tres palabras más amistad, redención, música.

Si, pero por los cojones ¿no Toni?. Cuando le dijo a su padre que quería ser escritor, su padre le dijo que por los cojones, que estudiara derecho y este le contestó “prefiero arder”. Después se lo pasó bien, pero mientras pasa eso, juegas al futbol, te pinchas a la novia de un amigo, o a la novata de la fiesta, pasa la vida y hay un momento en el que tomas aire en la esquina del cuadrilátero, ese momento es un momento poético muy parecido a la transición hacia la muerte, en el que se te aparece la familia repartiendo carne a la brasa, a tu padre contándote un chiste, tu hermano y su envidia, tu amigo Javi el que te salva,  la novata de la fiesta que es más perra que un San Bernardo, a su hermana que no deja de reírse, mientras la historia de escribir te comprime de tal manera el pecho que crees morir y le oyes al médico de esa soledad, “debería pensar en dejar de fumar”, cuando en realidad el diagnóstico era que debería ponerse a escribir. Durante los siguientes años Toni se puso a escribir, pero cada vez que lo intentaba se le endurecían las muñecas, los dedos, el cuello, eran los años noventa y los años noventa fueron la resaca de los ochenta que dejó un rastro demasiado dulce en la música, algo que aprovecharon los nuevos oídos, para acercarse a grupos grunge, con Nirvana al frente y el jaco. Barcelona de un día para otro, se volvió Seattle y todo el mundo se dejó greñas rubias, barba, y se hizo con la camisa que usaba el padre el fin de semana en el huerto, franela. Solitarios y taciturnos buscando encauzar la inteligencia emocional, redimir los traumas familiares con la amistad de los colegas a través de la música. Y ese cambio siempre es una ruina, una ruina que recordarás siempre, porque eras joven, que es nostálgica, que no deja de ser el mejor momento de tu vida, que deja un reguero de cadáveres que se van olvidando, de amigos, de músicas y con el Master debajo del jersey un día empiezas a escribir de lo que sabes y te va saliendo una historia que es esta, que se apoya en un amplificador, una guitarra y una batería, en unos amigos, en una ciudad, en los restos de la familia que siempre dan para algo,  igual que los Levi’s 501 y las Rayban.
A Barcelona le hacía falta este libro que se presentó ayer,  a Barcelona siempre le va haciendo falta libros que la señalen y la coloquen, se lo pedimos a Marsé y nos escribió Ultimas tardes con Teresa, se lo pedimos a Mendoza y nos regaló La ciudad de los prodigios, a Casavella y nos regaló El triunfo y después pagó con su vida, y ahora la presión le pidió a Toni Campos una novela para Barcelona y este nos ha escrito “Prefiero arder”, que presentaron sus amigos entre ellos Eloy Fernández Porta y rodeándole para que no se refugiara en la esquina más oscura, la familia, y algunos de esa jauría de coyotes sin los que esta novela, ni probablemente su autor, existirían. Después alguien llenó las mesas de billar con platos de tortilla, embutido, queso y nueces, con croquetas recién fritas, pan con tomate y vino a discreción y mi estómago se lleno de amor y de palabras y allí nos encogimos junto a los tacos del billar, mientras el evento literario se iba vaciando a medida que Toni Campos firmaba libros, con esa sonrisa que es marca de la casa y esa calma pacífica del grunge, del Indie pop y de calor africano. Todo duró lo que tenía que durar y yo me devolví al paisaje y a mis pesadillas y caminé despacio las calles, antes de que llegaran las doce. En ese espacio encontré esta canción con la que empieza la novela:  “Gotta find a way, to find a way, when I’m there / Gotta find a way, a better way, I’d better wai”.

Un abrazo a todos los que nos encontramos.

 


lunes, 15 de julio de 2013

LA PERFECCIÓN DEL TIRO





Mathias Enard
verticales de bolsillo 

El criminal ha encontrado su lugar en la guerra, es un tirador de élite que no falla, se ha ganado el respecto de sus vecinos y el escenario son las calles, el frente, ellos, tomar un pueblo, una colina, matar y volver a casa a dar de comer a la madre loca, a dormir en sábanas limpias, a seguir de cerca a los que sienten miedo.
La guerra planteada así es el mayor de los absurdos, se lucha contra los otros tiradores, contra los obuses, los morteros, contra un enemigo al que se saca de las ambulancias para rematarles en el suelo, en un garaje. En esta novela se da rienda suelta a toda la barbarie para volver a casa, a dar de comer a la madre loca, a dormir entre sábanas limpias.
-¿Qué tal el trabajo?
El criminal amparado por su trabajo dispara a trescientos metros, es certero, frío, calculador. La novela comienza así:
Lo más importante es el aliento. La respiración calma y lenta, la paciencia del aliento;”
Nada es tan sublime como un buen disparo, un viejo, un taxista, un grupo de chicas saliendo del colegio, la cara, el pecho, un costado. El personaje principal habla de oficio difícil, va a la guerra como quién va a su trabajo, viene de la guerra y necesita a alguien que cuide de su madre loca, alguien que cocine, que arregle la casa, todo con un único fin dedicarse con mayor precisión, el rigor necesario, el tiempo que haga falta, tardar lo que sea necesario sin que los vecinos tengan que encargarse de nada. Fuera del campo de batalla la víctima se llama Myrna, vive con su tía en la ciudad, es joven y guapa, su padre murió reventado por un obús, demasiado joven, demasiado guapa, demasiado temerosa para vivir en la misma casa atendiendo a la madre enferma y aún así en el barrio murmuran, pero el tirador acalla cualquier comentario tan solo enseñando el fusil, una bala, una pistola, cualquier palabra de más puede significar la muerte, un tiro perfecto en la nuca, en un ojo, Myrna también lo sabe, también teme, sabe que el tipo es peligroso, conoce su maldad,  su mirada y su deseo desde la puerta de la habitación en la que ella duerme, a oscuras, y eso nos gusta, el ambiente de guerra nos agrada, vivimos tan cómodos en nuestras azoteas que nos cuesta poco convertirnos en francotiradores junto con el protagonista, en mirar por su visor, en elegir nuestra víctima, a todos nos gusta que la bestialidad de algunas escenas enormes protagonizadas por su amigo Zak al único al que teme y aprecia, se justifique por motivos de guerra, todos deseamos esa perfección, deseamos que la chica vuelva con él a su casa, a cuidad de su madre loca, que sean felices, sabiendo que ese tipo solo es feliz afinando su cuadro poético, con todos los latidos, con la dificultad de cada tiro, solo así en la tranquilidad de un tejado, en la soledad de esa respiración, del pulso, de la elección de la presa, sólo ahí es feliz, igual que Mathias Enard, igual que yo. Y en esa tragedia conocemos el final.


 

martes, 2 de julio de 2013

ANA PORTNOY

Ana Portnoy

Hoy es martes, 2 de julio de 2013. Esta tarde quedo en Mitte, un bar del ensanche de Barcelona, que es el salón grande de una casa grande, donde los inquilinos han dejado sus libros, el ordenador, la luz de la mesilla, un blog con notas. Mientras espero, la señora de la casa me sirve un café, me entretengo viendo colgar las fotos de una exposición que se está montando en ese mismo instante, es sobre bicicletas y Barcelona, por suerte ninguna de aquellas bicis es Mary Klinsky, que ya es algo. El Mitte es un salón lleno de sofás y lámparas, mosquiteras, espacio para leer y para divagar y allí quedo con Ana Portnoy. Cuando llega viene con una amiga a la que acaba de fotografiar, pero esa amiga se despide allí mismo y nos quedamos los dos, dos amigos de toda la vida, que acaban de encontrarse. Ana es argentina, de un pueblo del suroeste que salió de allí para salvar la vida vía Brasil y Méjico y terminó en Barcelona y es aquí donde ha vivido siempre, desde donde fotografía su universo de personas, casi siempre de personas que dejan huella.
-Me interesan las personas
Yo le digo que me interesan los paisajes, los viajes, contarlo, pero que no me gusta hablar, que no soy buen conversador, que prefiero quedarme en la sombra y mirar, volver a casa con esa caja llena de heridas.
-Yo puedo vivir sin hacer fotos, pero me moriría si no puedo relacionarme con personas
Por suerte, ella es buena conversadora “ponte aquí”, me dice, “ponte aquí” y vamos recorriendo todas las luces y sombras del Mitte, le digo que tengo una cabeza difícil y me sonríe. Después salimos a la calle y le digo que allí en frente hay una tienda de Harley Davidson, nos acercamos pero las Harley me rehúyen como un perro humillado, las intento montar una y otra vez, pero rehúyen, ¡putas motos salvajes! Y tampoco les gustan las fotos, ninguna sale bien, son motos duras y brillantes, por supuesto no se lo digo.
-Tenemos que volver al bar –dice Ana- salen demasiados brillos.
Volvemos al bar y volvemos a buscar la luz ideal para mi cabeza, esa luz que no deja brillos en la frente, ni rastro de brillos. Me enseña las fotos, esta si, esta no y borramos, me pongo las gafas, me las quito, poso, sonrío y al final aparece mi cabeza flotando entre tonos grises y negros.
-Mi padre era ruso, mi madre italiana
-Yo soy de León, -le digo- vine aquí con veintiséis años.
Le cuento mi historia, ella me cuenta la suya. Hemos venido a que me haga un retrato y el retrato ha quedado atrapado en la memoria pixelada de la Canon. Hemos venido a hablar, hace tanto que no nos vemos que Ana y yo tenemos mucho que contarnos y poco tiempo.
-Vivo sola en un piso muy grande
-Estoy retratando a mujeres vascas
-Mira mi página, anaportnoy.com, tengo fotos de todos los escritores.
Y es verdad ahí están todos, todos tienen algo de Ana, ya sea en la calle de la Sal, en el Mitte, sea donde sea, ella ha buscado con paciencia la mirada y mi complicidad, me he relajado y la foto que busca ha salido sola como un gato pequeño de entre las hierbas, allí estoy yo, maullando, igual que el resto de escritores de Barcelona. Pero se que todavía le faltan más por fotografiar, faltan muchos. Espero que un día reúna a mil más, a dos mil y que nos cuelguen a todos de una gran exposición, porque Ana Portnoy es una fotógrafa de estilo, suave, que está ahí, se acerca y te acaricia para que no te asustes, para que te relajes y sueñes un poco más, el salón es grande, el sofá cómodo y fuera, en el establo las Harley del infierno esperan que caiga la luz y se apaguen los brillos.
Me acompaña a la boca del metro y me siento como un adolescente y la veo a ella como una chica despeinada que vuelve a su calle, con sus vecinos, con sus sombras y me quedo con ganas de mirar como se va, pero las escaleras me tragan mientras mi caja de memoria empieza a decirme todas las cosas que me he callado, las que he pensado y las que no. Y me dicen que ya va siendo hora de tener un detalle con Ana, que alguien se acuerde también de ella, de preguntarle como le va y de hacer un café de vez en cuando, de vez en cuando tener un detalle, el mío es este.







martes, 25 de junio de 2013

El cazador de leones

Dedicatoria de Javier Tomeo:
 "Para Elías, muy afectuosamente y deseándole un brillante futuro literario". Javier.
Cadaqués 18.9.92.


miércoles, 19 de junio de 2013

HAMLET MACHINE



La casa está vacía, sin muebles, solo luz y paredes. La casa es un castillo a cuyas bóvedas no llega la luz, el suelo cubierto de arena es fresco, silencioso, aísla del ruido, de las vibraciones. La casa es un edificio medieval, un edificio que aloja carnicería, carbonera, cocina, hospital, biblioteca, comedor, todos llegan allí despacio buscando alojamiento, quizá tu enfermedad se agrave entre esas paredes, quizá te quedes allí atrapado, convaleciente de esa enfermedad sin cura que tu y yo conocemos, pero la mayoría de las veces estas sano, entras y sales con la misma salud.
Primero sale la sombra de Hamlet, se instala muy despacio en un lateral, espera silenciosa que la iluminen y mientras tanto respira, respira, huele la humedad de esos paredones góticos de donde no se escapa nadie, nunca.
El pequeño bailarín entra desnudo y solo al llegar a la escena, al recibir la luz de los focos, se viste los pies con esas zapatillas negras y frágiles, en ese momento la sombra de Hamlet toma vida y ya no se separa de él en todo el acto.
I'M GOOD HAMLET GI'ME A CAUSE FOR GRIEF
 El pequeño bailarín desnudo comienza a interpretar esa vieja existencia, ese rey torturado, y a ti se te eriza la piel, se te dilatan las pupilas, se te abre la carne, la piel de la danza es precisa y siempre repite los mismos compases, frases cortas para tensar el aire.
No hay un amanecer, el esfuerzo inmóvil de la sombra se vuelve contra ella
NO HAY UN PAPEL PARA TI EN TU TRAGEDIA –dice-
Me repugnan tus abrazos, esos velos que continuamente dibujas para mi, yo no soy la madre, ni la esposa, ni la amante, solo la nieve, los labios fríos, azules.
SIEMPRE QUISISTE SER UNA MUJER
NO HAY CONFORT
Ninguna sombra entre el público, asistimos al nacimiento de los gusanos, se pudre el rey y velamos su cuerpo, su herida, no hay un envoltorio, solo las voces de las concubinas, las voces del horror, de la envidia. No existe el maquillaje para un cuerpo desnudo que suda y se golpea, que se excita y respira entrecortado como el amor de dos hombres delirando. La danza aumenta sus latidos mientras la sombra te desafía, grita, lucha, y tu sigues ahí, sentado dentro de esas paredes, enfermo, cada vez más enfermo, envuelto en sudor, esperando un final, esperando que caigan todas las máscaras de esas voces que me acusan en tantos idiomas que ya nadie te puede contestar.
LAS RUINAS DE EUROPA SIEMPRE LAS RUINAS DE EUROPA.




[H]works es el nombre de una serie de trabajos que el coreógrafo y director italiano Moreno Bernardi realiza alrededor de Hamlet, tratando al príncipe como material de palabras, ritmos, estructuras, y considerando el texto como partitura destinada a ser descifrada y que esconde un misterio lingüístico de sonidos, melodías, espacios del alma, que a través del filtro del arte y de la composición nos ofrece otra realidad, otra sensibilidad frente a cuestiones, artísticas y no solo, contemporáneas.

R A D I O H A M L E T
composición para 4 voces en 3 movimientos
de Moreno Bernardi 

dirección/iluminación Moreno Bernardi
palabras William Shakespeare [Hamlet]
composición Moreno Bernardi
asistente Mònica Portillo
interpretes Moreno Bernardi, Jaume Madaula Izquierdo, Ilona Muñoz Rizzo, Mònica Portillo
diseñador de sonido Roger Rios
asesor de sonido Aleix Soler Castañe
idiomas italiano inglés alemán francés catalán portugués
duración 35’
producción MEp
apoyo CA I. mb.

Festival Shakespeare Barcelona 2013.

 http://morenobernardi


jueves, 23 de mayo de 2013

EUROVISION



  Foto: AFP PHOTO / THE SUN

Hay un hombre tendido en la calle. El tráfico se ha detenido, algunos curiosos vigilan de lejos. Un hombre negro con las manos teñidas de sangre explica lo que ocurre, en una mano lleva un cuchillo y un machete de carnicero, con la otra igual de ensangrentada gesticula de forma muy elegante. Un colega suyo, merodea tras un coche y junto al cadáver tendido en la calle, lleva una sudadera con la gorra tapándole la cabeza. El coche parece que ha sufrido algún tipo de accidente, está subido en la acera con el capó abollado, del fondo del motor mana un hilo de aceite que corre por la acera y baja a la calle, es una mancha oscura. El hombre del cuchillo termina sus explicaciones con  un “ojo por ojo y diente por diente”, con esa referencia, entramos en otro tiempo, una época arcaica en la que las explicaciones eran así, “el que la hace la paga”, y esos asertos se convirtieron en leyes. Desde hace décadas, alguien volvió a sacar esas leyes de aquellos libros que parecían polvorientos y ese alguien las puso de nuevo en circulación. El hombre que yace muerto, es un soldado del ejercito inglés, uno de los ejércitos más poderosos del planeta, pero no ha podido evitarlo, uno de estos dos tipos le ha cortado la yugular y ha muerto desangrado en pocos minutos, esa es una forma salvaje de morir en Londres. El tipo que grava las explicaciones es un aficionado con una cámara que pasaba por allí, no hace preguntas, mantiene el tipo y consigue que no le flaqueen las fuerzas, no le tiembla la imagen, no es periodista en una zona de guerra, su conocimiento técnico de las grabaciones, se limita a tomas caseras, quizá practica mientras sus hijos juegan, en una excursión durante el fin de semana, hoy esa excursión se ha convertido en una primicia mundial. Después ya no hay más grabación, el horror se fue metiendo en el cuello de este hombre, fue bajando hasta la boca del estómago hasta que ya no pudo más y se alejó horrorizado de estos hombres. Lo siguiente en esta liga de imágenes, es la final del concurso, el premio final. El concurso de Eurovisión lo ha ganado una cantante que representa a Dinamarca. Hoy la guerra santa en una barriada del sur de Londres, lo han ganado dos senegaleses con un par de cuchillos bien afilados que a ojos de los europeos es a la guerra santa del Islam más radical contra el mundo y no se cansan de repetirlo, contra nuestro estilo de vida. En esa rueda de prensa, sin que apenas le tiemble la voz, ese hombre con las manos ensangrentadas y algo pegajosas, un tipo por lo demás elegante, vestido de forma informal, que no presenta síntomas de angustia, ni pobreza o abandono, que es muy joven, quizá tan joven como el soldado que yace a unos metros, nos deja sin palabras, sin sonrisa, como si fuera parte de una película, de un concurso, de una canción del gueto. No tienen miedo, no huyen como los hermanos de la bomba en Boston, la policía no va a tardar mucho en llegar, ellos lo saben y permanecen rumiando esa ruina del ojo por ojo, del diente por diente, sin soltar los cuchillos. En Eurovisión España quedó penúltima con su canción, pero la banda dice que aprendió mucho, que lo pasaron bien, no tenían fuerzas para huir y poco más dijeron, y ya todo el mundo lo ha olvidado. Anoche, mientras veía a estos dos personajes invocando a Allah el más grande y justificar en su nombre esta locura, mientras veía esos largos minutos al hombre muerto sin que nadie se acercara a auxiliarlo, mientras me preguntaba en que parte de su cabeza el miedo había desaparecido, la falta de remordimiento les impedía huir y que parte es esta de las sagradas escrituras que no está escrita, en la que un hombre puede matar a otro sin necesidad de huir, pero si de explicarlo públicamente y esperar su muerte de forma resignada, igual que se espera para entrar a un concierto o un partido de football. Solo les faltó bromear entre ellos, pero tan solo esperaban, esperaban y la policía no llegaba, nadie llegaba, el tiempo se detuvo durante unos minutos. En la siguiente y última imagen, los dos asesinos yacen abatidos en el suelo, rodeados de equipos que intentan estabilizarlos. Si no están muertos les espera un acto de contrición bajo vigilancia, los investigadores construirán una ficción con sus declaraciones, que serán convincentes, no volveremos a saber nada más, nunca más se les volverá a ver, la contra réplica vendrá en forma de funeral y muchas flores, todo el mundo hablará a la vez, pero entonces con la misma falta de dolor, se pasará la página, para ver quién ha ganado la última final de football, de tenis, de ciclismo. Mirando todo esto, tan reciente y mirando a mi alrededor desconecto las imágenes y los sonidos y solo quiero salir de aquí, no ser ni pertenecer a ninguna religión, a ningún estado, no tener que reverenciar ninguna bandera, no tararear ningún himno, no escuchar canciones pueriles en ningún festival de Eurovisión, estar solo, poder estar solo y aprender a rezar de una vez.


lunes, 6 de mayo de 2013

DIETARIOS







PRIMERA PERSONA

            Esta fiesta la organizaron Kiko Amat y Miki Otero. En este par de días le han dado valor al teatro del  CCCB que es una sala polivalente, sirve para muchas cosas y está en todo lo alto después de subir unas escaleras mecánicas, seña de identidad del CCCB, largas escaleras mecánicas al cielo Miki y Kiko, Kiko y Miki.
El festival se llama Primera Persona y se ha llenado de música pop, monólogos tragicómicos, teatro y narrativa, todo una bandeja del McDonald’s. De todo lo que se anuncia en el Festival, sólo he podido asistir al apartado denominado Dietaris: La vida no tan secreta de Ainhoa Rebolledo, Isabel Sucunza, Patxi Irurzun, Federico Montalbán y Manuel Jabois, al breve homenaje por parte de Robert Juan-Cantavella y Laura Fernández a Curtis Garland, seudónimo de Juan Gallardo Muñoz, un prolífico novelista de lo que hoy se denomina literatura Pulp y por último al diálogo entre Junot Díaz e Iván de la Nuez.
El año pasado este mismo equipo trajo hasta Barcelona a Dan Fante al que vimos en Heliogabal, un bar de Gracia. Allí no faltaba nadie ni había que pagar entrada, (en el de ahora ya te tienes que currar la invitación, sino quieres pasar por taquilla) pero a cambio en el Heliogabal no tienen escaleras mecánicas, eso si, te podías tomar una cerveza, así que estamos más o menos empates.
Ainhoa Rebolledo (a la que conozco y leo) tiene una cicatriz de treinta centímetros alrededor de su cabeza que la recorre de forma circular como un trenecillo, una y otra vez, una cicatriz que nunca se cura pero nunca se agrava. Salió al escenario como si la hubieran empujado, vestida con una camiseta en la que se leía algo: “I love Barcelona”(en la crónica de su vida, siempre ronda ese comentario, de forma circular). El “I love BCN” a mi me suena a disculpa, o peor una forma de ganarse al público que en ese momento sólo oía por los altavoces la respiración entrecortada de Ainhoa, una respiración algo nerviosa y se agobió. Para quitarse el agobio, se quitó la camiseta y apareció un vestido negro de llorzas y volvió a circular la cicatriz circular, una especie de monólogo bastante turbio: “yo escribí este libro (se refiere a Mari Klinski) y lo publicó Honolulu Books… y yo quería haber firmado un contrato… y empezó a liarse con lo de la bicicleta y los 5000 libros o los 500, jimió de sus amigas, “-Hay hola” de su novio que estaba allí ahora con su nueva pareja, hasta que apareció gritando de entre el público Didac Alcaraz, con una escena entre cafre y cállate ya pesada, con un chiste que no se entendió y con una Ainhoa que no sabía qué hacer, si reir o llorar, mientras que la cicatriz circular ya subía y bajaba por todo su cuerpo y desaparecían del escenario para ir directamente al catering a sufrir, mientras las amigas no sabían si ir a abrazarla o llorar y el que fue su novio, atado a otra novia, espiraba como si aquel hubiera sido un último aliento.
-¿De la que nos hemos librado, no? –dijo ella con cierta maldad­­- a lo que el contestó de nuevo suspirando.


Eso fue lo peor de todo, o lo mejor de todo, según las distintas lecturas de las escaleras mecánicas. Cada uno de los demás “dietaris”, empezaron a bajar sus propias escaleras mecánicas y empezaron. Isabel Sucunza, a la que no conozco, ni he leído, se puso detrás de un mostrador y en la pantalla plantaron una tienda de ropa porque iba a hablar de su experiencia como vendedora en una tienda de ropa, donde las camisas se suicidaban. Lo peor de este “dietari” es que nadie se dio cuenta de cuando empezó y lo mejor que nadie se dio cuenta de cuando terminó. Patxi Irurzun (al que sí conozco y leo) salió como le habían dicho y ocupó el puesto que le dijeron y desde allí, directamente se puso a leer de su dietario “Dios nunca reza”. Se le notó que no es un hombre de andar en estos circos porque antes de empezar ya quería haber terminado. “Dios nunca reza”, es una crónica que comienza con una mudanza de domicilio y termina con el despido del trabajo, es un libro cruel y tierno y leyó de ese yo y de esa primera persona, con los mismos nervios y el mismo desconcierto de los demás, mientras en la pantalla proyectaban cajas simulando esa mudanza, todo un poco forzado y rígido, que es lo que pasa cuando quieres meter un frigorífico en la caja de una lavadora, que no hay forma de disimular. Federico Montalbán, al que no conozco ni he leído, salió al escenario acompañado de un ratón y de mucha moral, intentó un monólogo entre el ratón y él, el ratón no movió una ceja, ni tocó la guitarra, no cayó en ninguna trampa, no se movió y no dejó de mirarme fijamente, como se mira cuando quieres intimidar o impresionar, lo que no consiguió, el monólogo no sé de qué iba, no me hizo ni puta gracia y no se ni siquiera que imagen pusieron en la pantalla, pero la gente por lo menos se dio cuenta de que en el escenario había alguien que quería decir algo; y para finalizar apareció Manuel Jabois, a quien no conozco, pero he leído. Sin dudarlo se tumbó sobre una toalla, junto a unos cubos de los que usan los niños para jugar en la playa y con los que ninguno de los anteriores dietaris, milagrósamente tropezó y se puso a contar una de esas historias de chicos, ligues y borracheras que terminan en la playa, contada, sin proponérselo, de forma juvenil, amena y simpática, es decir sin forzar la máquina, sin cicatrices circulares, sin falsedad y ese final de fiesta fue de agradecer, incluso se agradeció el bailecito que se marcó para salir de escena, no obstante salió de allí como un ahorcado al que momentáneamente le acaban de conmutar la pena, cabizbajo y tropezando con los cubos y las palitas de la playa. No se supo más de él, ni de los demás que eran engullidos por la habitación del pánico, con abundante catering para pasar el trago; y es que si alguno tenía esperanza de enganchar lectores, que no vuelvan a subirse a un escenario, ni meterse en un teatrillo de títeres, porque aparte de que se ven los hilos, el resultado es el final de curso de una escuela de niños, con padres en proceso de divorcio, pero obstinados en disimular felicidad.


Sin embargo el homenaje a Curtis Garland, presentado por Miki Otero, (bonito conjunto de traje y botín) y la intervención de Laura Fernández y Cantavella, fue puro, interpretaron un diálogo del autor, con un fondo de títulos y libros que resultó agradable y sirvió para quitar los restos de tiza de la pizarra anterior. 


Poco a poco ese Teatro del CCCB se fue llenando, con esas quinientas localidades o cinco mil, (versus Ainhoa), sin contrato ni nada, pero con la aparición siempre agradecida de Claudio López. Me chifla este tipo, es el puto jefe, lo sabe y lo saben todos y cada vez que lo veo en uno de estos lugares, me entretengo con él y sus movimientos, los saludos y las breves conversaciones. El resto de la gente también lo sabe, porque todos esos 500 o 5000 pertenecen al gran mundo de la literatura y sus amigos y novios y conocen al Jefe y el Puto Jefe lo sabe y también sabe quien se va a sentar en los dos taburetes, Junot Díaz e Iván de la Nuez. Sin duda es junto con Donald Ray Pollock el plato fuerte del día. Junot Díaz es un tipo torturado y a la vez consagrado ganador del Premio Pulitzer 2008, con la novela La maravillosa vida breve de Oscar Wao (Mondadori).  Este tipo al que no conozco ni he leído, pero leeré, es caribeño de Santo Domingo y en unos minutos nos puso al día de su mamá, de su papá, del dictador Trujillo, del Caribe, de ese caribe que admira machos y hembras, de políticos viejos y jóvenes héroes, emigrantes y miserias. Nos puso al día y debe ser así en un caribeño, con ese desparpajo del que usa el castellano como segunda lengua impregnada de nerds y nerds, y que usa el inglés para escribir. Iván de la Nuez, ayudó en la tarea, una tarea llena de complicidades y aciertos. Supongo que es así como los demás intentamos aprender algo de esas complicidades, algo de algo.




Nota:
(Hubo un error, no era Carlo Padial, es Didac Alcaraz, como ya se rectifica)