(El payaso triste, con la cara quemada)
Voy al cine como una vaca al matadero. Y otra vez más me tratan como una vaca en el matadero. ¡Que le ha pasado a este muchacho!. Creo que he asistido a todas sus películas, le sigo en twiter, le he visto en el festival de cine de Sitges, me parece un tipo cercano, asequible, le veo hablar con camaradería, es una bestia del cine, por eso me pregunto qué le ha pasado y que le pasa, sufre la crisis de los cuarenta, de los cincuenta, vive enamorado, es la pérdida de peso, la responsabilidad política del cargo (por fin se ha librado del asunto).
Nada, no lo se, pero ¡cómo me aburrí con el payaso triste, el de la ceja grande! (nos aburrimos), con la falta de guión, la manifiesta poca gracia de los chistes y desde luego, la historia, esa falta de historia, en un circo que no tiene carpa, en una España que sale de la guerra civil, con un Santiago Segura que deja un consejo gratuito a su hijo, como gratuito es todo lo demás, escenas y escenas y escenas y escenas que no terminan nunca, como los últimos minutos subidos en la Cruz y desde luego que si para darle título a una película y una época tiene que salir Rafael cantando, mejor me quedo tomando cervezas en el Bar de Mary en L’Hospitalet, donde bebe Pirri un tipo que cuando se templa canta como el mismísimo Rafael (incluidos los pasitos y las poses), es decir que uno se deprime y se va a las ramblas o a donde sea.
Y así es la Balada Triste de Trompeta, una cosa deprimente que mañana domingo 13 de febrero, se asomará a la ventana de los Goya y arrasará, igual que en Cannes, y yo me quedaré una vez más en el matadero, con la mirada de las vacas que saben que las pasan a cuchillo en un par de minutos.
Y además me quedo preocupado, me siento culpable por no saber qué le pasa a este muchacho de Bilbao, que es tan colega, que deja el puesto político y con un palmo de narices a la Ministra (o quizá soy yo) y nos presenta este mal sueño que además y como siempre, en sus películas cuenta con los mejores actores del país (incluido a Sancho Gracia, a la sazón un militar sin un ojo, otra pésima peripecia) y con todos los medios, pero quizá, esta vez, como otras veces se queda corto de historia,de guionista y de aquel humor tan negro del día de la bestia o la comunidad.
No es suficiente con hacer volar a Carrero por los aires.
-¿Y vosotros, de qué circo sois?
(Nota: todavía no sabemos como caían los ciervos por el agujero, ni el jabalí, ni como resistió allí, el pobre payasín, tan blandito y desnudín, para ir a caer en manos de aquel malvado y su mozo de cuerda, snif)