(…)
Mi mujer cree que trabajo en el Ayuntamiento y trabajo en el Ayuntamiento, pero vuelvo a casa con el cuerpo lleno de moratones, como si fuera militar y volviera de una misión. Hoy tengo uno nuevo que ayer no me había salido, en el brazo, por donde me sujetaba antes de romperme la nariz de un puñetazo.
Tengo que pelear cada día con el tipo que me espera en la puerta de la oficina. Le conozco y el me conoce a mi, somos compañeros en el mismo despacho y hace años que ya no nos hablamos, pero a la hora de irme, me espera. Cumple y cada día nos tenemos que pelear. Hoy le he dado una patada y un puñetazo en la mandíbula, pero no se inmuta, como si fuera de corcho, después de nuevo ha conseguido tirarme al suelo y allí es cuando salió otro compañero que se iba para casa y nos ha separado.
-Ya esta bien ¿no? –dijo- todo el día igual.
Prácticamente es así cada día. Supongo que con el tiempo me iré acostumbrado. Nunca he dicho nada, pensaba que las cosas cambiarían, pero no cambian. Cada día empieza y termina la cosa de la misma manera. En casa no he dicho nada, mi mujer me dice que tenga cuidado con las camisas, que las traigo siempre rotas y manchadas.
-No se que haces –dice- pero no ganamos para camisas.
-No hago nada –contesto- es la vida.
-Ya, pero trabajas en el Ayuntamiento, –dice ella- no en Vietnam.
Mi mujer cree que trabajo en el Ayuntamiento, y trabajo en el Ayuntamiento. Nunca he dicho nada, pero ese tipo…
Hoy creo que hablaré con el Jefe de Personal. Todavía no sé lo que le voy a decir, no se que tono usar, no se si disculparle, quizá el tipo que me espera cada día, no sepa como solucionar nuestras diferencias, quizá con el tiempo, todo se vaya arreglando, pero va a ser difícil, no nos hablamos. Hoy cuando salgo veo que no está aquí esperando, lo digo con cierta sorpresa y a la vez con ansiedad, no se si me acechará en otro lugar, algún lugar donde nadie pueda interrumpir la pelea, pero no, si que me espera, el tipo está en la puerta de casa, apoyado en la pared, fumando un cigarrillo. Desde lejos me ve venir y desde lejos, leo en su mirada que hoy va a ser un día diferente.
(…)
Tengo doce años y tengo miedo. A veces tengo tanto miedo que me hago pis encima. No se lo he contado a nadie porque no se como hacerlo, pero hay un niño de mi clase que me tiene envidia y …
(…)
Mi marido cree que no tengo carácter, a veces me grita por tonterías, incluso por alguna opinión de cosas que vemos en la tele. No se lo que le pasa, pero cada vez tengo más miedo y cada vez me gusta menos que me pida perdón…
(…)
La estupidez del hombre en sus múltiples vertientes. Cada vez Lula y Tina son más merecedoras de pertenecer al reino animal.
ResponderEliminarcuanto más conozco a los hombres más me gustan mis perras.
ResponderEliminar