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viernes, 1 de marzo de 2013

PALO ALTO (Final de partida)



ALFABIA publica a ISABEL NUÑEZ
 

Palo Alto es un nombre sugerente, el azufaifo una especie de árbol que apenas existe, Mariscal, Alfabia, son la lluvia. Para llegar aquí hace falta cruzar todo el engranaje de calles, semáforos, avenidas, torrenteras, puentes, viaductos, paisajes portuarios, túneles, flash back, hasta que caes en la dimensión de esa cuarta pared que forma un espacio climatizado lejos de Nuñez y Navarro, un espacio amable
 -he llegado a le jour clair –dices-.

Es ahí en ese espacio, en ese claro en el medio del bosque donde hoy, un día invernal sin nieve pero con mucha agua de muchos vientos, la editorial Alfabia convoca a lectores, seguidores y amigos, a un homenaje; la causa es Isabel Núñez, la escusa es su libro “Entonces”, cuya portada es una sombra azul que se va desvaneciendo en una sombra azuloscuro y parece que desaparezca del todo a medida que intentas fijar los contornos.
Isabel Núñez dejó varios libros Si un árbol cae, Crucigrama, La plaza del azufaifo, Algunos hombres y otras mujeres, Sin razones del olvido, muchos artículos, muchas traducciones y ayer todo eso se notaba, estaba escrito por todas partes.

El barrio se ha llenado de edificios de diseño, puedes estar en Berlín, en Londres en Tel Aviv pero estas en Barcelona, un lugar que ha dejado algunas chimeneas de ladrillo, clavadas en la memoria, las nuevas referencias arquitectónicas de esa planicie que es el final de la ciudad.
La vieja estructura de fábricas, vuelve a la creatividad bajo un baño de cristal, vigas de madera que son el soporte de nuevos tejados y espacios vacíos, con las paredes oxidadas, preparadas para todo tipo de eventos, todo rodeado de jardines y pequeños caminos.
Los viejos barrios anarquistas se mezclan con lo más innovador del area 22@, la ciudad de la imagen, los territorios marítimo terrestres, el número 1 de la Diagonal y el mar y la sede de los Hell Angels.
Es ese el epicentro de una noche infernal, en la que entrábamos en la guarida empujados por ráfagas de viento,( menos mal que en el patio del recinto nos atendía un tipo amable que no dudaba en acompañarte al espacio XYZ)
-¿Ya hay gente? –pregunta una chica que acaba de llegar-
En ese momento quedan todavía veinte minutos, para las ocho y media, la hora anunciada y salgo fuera a tomar una cerveza, por hacer tiempo y ver esas nuevas calles. La cantina de Palo Alto está cerrada o fuera de servicio, es lo que tiene una noche así.

Lo que me gusta del carácter de la gente firme, es que mantengan las convocatorias. Lo que me gusta de los convocados, es que asistan así se caiga el cielo sobre sus cabezas. Y eso es lo que pasó, que la primera ojeada sobre el espacio vi muchas sillas y un par de grupos que miraban cada vez que se abría la puerta y frío, un frío de mazmorra.

Y que la segunda vez que me asomé, el frío seguía pero la gente crecía y se arracimaba junto a una mesa llena de buenas botellas de vino y es que no hay nada como el vino para entrar en calor.

La gente se iba moviendo de un lado a otro, capitaneando las excursiones Claudio López, con ese pelo blanco, enmarañado e inconfundible, Xavi Ayen, traductores, escritores, editores, el mundo de la cultura, fotógrafos, a los que no mueves atrincherados bajo la luz del flexo y que de repente se ponen en marcha y aparecen en la noche más perra en el lugar más anónimo y resguardado de la tierra, con toda la hojarasca que no se ha llevado el invierno, revoloteando entre semáforos, palmeras, carteles, alfombras, plásticos y señales de tráfico arrancadas, como si acabara de pasar una fiesta de alcaldes borrachos de los de antes, de los que nos dejaron sordos.



Y se la veía bien, de aquí para allá, la mejor de las mujeres en el peor de los tiempos, pactando, dirigiendo, ordenando hasta el último detalle en esas sillas de la primera fila reservadas con un guante, pero es difícil gobernar un muñeco de peluche que a la vez es el pato amarillo de la bañera de mi bebé y a la vez un vividor hippy y un creador de imágenes, un perro, un diseñador y un cineasta, hablo de Javier Mariscal, un tipo importante que sabe donde tomarle el pulso a la cultura, igual que Manuel Delgado amigo de las paradojas, descamisado, con una cabeza prodigiosa dentro de un cuerpo sin leyes, tal y como eran los comunistas de los años setenta y ordenar todo eso está bien, pero pensé que el momento de empezar no llegaría nunca y lo pensó Moreno Bernardi y al final consiguieron que la cámara les enfocara a los tres allí sentados, el comunista, el hippy y la editora más francesa de Barcelona, al fondo sobre la pared oxidada corrían las secuencias en sombra y hablaron de Isabel Núñez.
-Hola, empiezo yo y después seguís vosotros –dijo, como organizando la cosa- soy Diana Zaforteza.



Mariscal y Manuel movieron la cabeza, como diciendo ya veremos, ya veremos y el homenaje comenzó. En ese mismo momento el libro, todos los libros de Isabel a la que también llamaban Teresa, comenzaron a hablar de ella y durante media hora o algo más, todo el mundo, incluso González-Sinde, (la ministra de la famosa Ley Sinde, con unas orejas que a mi siempre me han parecido sexys y desde luego lo mejor de aquel desastroso gobierno de Zeta Pe, hoy ya no tan malo) sentada por fin junto a Claudio López (mientras el androide portátil de este, piratea libros de la competencia en descargas de cuatro micras de segundo), escucharon.

Esta crónica no hace mención alguna de lo que allí se dijo, (para eso tenéis a Xavi Ayen y la Vanguardia de hoy), pero el tono fue muy agradable, aunque el frío no se iba de ninguna de las maneras.
-¡Qué bien hablas cabrón! –soltó Javier a un Manuel bendecido por la oratoria, cuando le tocó esa especie de turno- yo es que soy más de imágenes.

Mientras movían la mesa y los micrófonos, la gente se tiró de nuevo al vino, intentando sacarse como fuera el frío del alma y fueron llamados al orden, el orden, porque todavía quedaba una secuencia más, la de Moreno Bernardi, el amigo de Isabel a la que rindió culto como solo un amigo y un bailarín con talento pueden hacer y de una sola manera, deshaciendo el cuerpo en luces y sombras, dialogando a veces furioso, a veces dentro de una rigidez que solo las estatuas de los jardines mantienen en esa eternidad que Bernardi brindó a la familia y los amigos y a los que estábamos allí de paso. Fue la despedida, mientras la ciudad rugía bajo esos vientos furiosos de norte y sur, mientras esos vientos intentaban abrir la puerta de la fábrica, este bailarín con una sobriedad serena, bailó para ella. Después de ese final, la noche empezó a cargar la batería de todas las casas, con una luz parpadeante de semáforo. 


viernes, 15 de febrero de 2013

Manuel Astur (parte 2)


Y encima es mi cumpleaños
Manuel Astur
Esto no es Berlín, ediciones
Madrid, noviembre de 2012
Diseño y maquetación Margarita García
6€

Presentación en Librería Pequod
Barcelona (Gracia) 15 de Febrero de 2013.
De la mano de Sergi Bellver


Eran las ocho y media de la tarde del viernes quince de febrero y hacía media hora que la presentación de este libro había comenzado en la acera de la librería Pequod. Dentro estamos Cocha la librera y yo, pacientes como terneros, yo apartado junto con las sillas: Apagaron las luces del escaparate y creí que después cerrarían la librería y que me quedaría allí dentro, sentado, rodeado de libros y de revistas como un mueble más y lo hubiera hecho, me hubiera pasado allí toda la noche, pero no, no fue así.

Todas esperaban un hijo de Manuel, pero Manuel esta vez no se lo dio, tuvo a bien esa gracia.  Todas esperaban a Juan Soto, pero Juan no había llegado ni llegaría. Nadie de la editorial, ni Elisa ni Francisco, pero aunque se hizo esperar, terminó por aparecer algo apreciado por todos.

-Ya llega el vino –dijo alguien-
Solo en ese momento en el que llegó el vino, empezaron las celebraciones.

Yo, como que siempre hago, dejé mi parte de margen y después de comprar el libro, me refugié en el Mercado que hay al lado de la librería y me senté a la primera barra que vi.
-Un vino y unas aceitunas.

Tener un mercado tan cerca da sed y media hora de sed es mucho tiempo, así que eso pedí, vino de batalla y aceitunas de Jaén o marroquíes.
 Para pasar ese tiempo, saqué a la barra el Fanzine  que regalaban con el libro y me gustó leer esto: “Manuel Astur era un grandísimo hijo de puta”

“Manuel Astur era un grandísimo hijo de puta. Detestaba tener que compartir mi vida con él. Pequeño mezquino asustado de ego sobredimensionado…”

La parte gemela de Manuel Astur, comenzó así a hablar de su rival, de su antagonista, de esa persona que duerme en su cama, que escribe sus libros, que sonríe, y todos los que llenábamos Pequod, empezamos a ver el reflejo de Manuel en el espejo de Astur, mientras continuaban gimiendo porque no estaba Juan Soto.
-Issis, Ainhoa –dijo Manuel con media sonrisa- callaros.

De esa forma Manuel o Astur, se pusieron a desgranar una melodía que a mi ya me sonaba, pero me gustó oírla, escucharla de la voz del poeta, un tipo que parece lo que es, un personaje de Dickens que da vueltas continuamente a la rosca de un reloj, sabiendo que ese reloj ya no marca la hora exacta. No sabemos si ese afán y esa maldita hora es suficiente, pero el trabajo pocas veces da los frutos que se persiguen, solo que en esta ocasión y cuando tienes el libro encima, empiezas a sopesar que por una vez nadie te engaña y menos cuando te cobran seis euros (de hecho, pagué 2,70€ por el vino y las aceitunas –y me cagué en su puta madre-)

“fui con unos amigos a buscar drogas a las barriadas pobres de las afueras y, en la casa en la que entramos, había una mujer desnuda tirada en un colchón sucio amamantando a cuatro niños (recuerdo incluso que uno me ladró pero, cuando vi esto, ya había conseguido la droga)”

Y por este poema con el que coincido (yo también lo había elegido) con Sergi Bellver.

Un botón / marrón / en un pantalón / vaquero/un vaquero sin pantalones / convertido en jabalí / grito /  junto al castaño /  tu nombre / me vigila desde hace siglos / el agujero / del viejo roble.

Y por más poemas que forman un puzle del cuerpo humano, un paisaje de Asturias, el Madrid más pop,  y por más poesía que no viene cortada en versos, que son narraciones que te susurran y te retuercen la lengua que te besa.

Este libro lo abre un prólogo de Juan Soto y el autor dos páginas después le devuelve a Juan una narración que bien podría ser otro prólogo para cualquiera de sus novelas: “La época más feliz de mi vida la pasé junto al Lago Ness. Con mis amigos y el horror convertido en mito para nuestra diversión”.

Podría escribirlo todo, podría ser el hombre más feliz de la tierra desmayado en la hierba húmeda, si yo hubiera escrito este libro. Se que muchos de los que estaban allí escuchando a Manuel o a Astur, les hubiera gustado estar dentro de su camisa, terminada en una pajarita de cartón y una sonrisa, que es la parte más carismática de Manuel Astur, se que ellas querían un hijo igual que Knut Hamsun, pero hoy, esta noche, este asturiano, no les dio el gusto. Sin embargo les da a cambio un conflicto, se titula así: “Y encima es mi cumpleaños”. En las primeras líneas del libro, se desvela el misterio de ese título.

Este es mi sueño:

Todos mis antiguos amigos han muerto
y los viejos conocidos se han vuelto locos
Unico superviviente en un nuevo mundo lleno de futuro
Yo y mi familia
conjurados genéticos contra el resto de la raza.
 ..."

Hasta otra. Ha sido un placer.



viernes, 8 de febrero de 2013

David Foster Wallace


Presentación en Fnac Triangle de Barcelona
6 de febrero de 2013

La escoba del sistema
David Foster Wallace
Editorial Pálido Fuego
Con la intervención de José Luis Amores y Javier Calvo.


Hoy he visto a DFW en Barcelona, en la acera del Triangle. (Yo) había tomado unas muestras de ácido, que me pasaron los viejos que juegan al ajedrez junto a las esculturas de Llimona, y fue cuando le vi sentado en un banco, cerca del Zurich, en esa acera especialmente preparada para la trata de negros y mercancía falsa importada de China. No pierde detalle; así todo el tiempo pasa, ahora anda cerca de los cincuenta, le veo un poco acartonado, pero bien. Me senté a su lado y enseguida le noté predispuesto
-Tengo todo el tiempo del mundo –dijo con un gesto entre mueca y algo de asco-
-Yo no, le contesté.

Pensé que algo ocurre en estos momentos tan convulsos, en los que Manuel Vilas habla con Dios y lo cuenta en Facebook y yo me encuentro en la acera del BBVA, a DFW, pero no solo en la acera, (sentado a mi lado) también se transmuta en lo que escriben Pron, Fresan, Barrueco por la blogosfera y las pizarras de los colegios, de los bares, las tapias de las callejas. Pensado esto sentí que DFW tenía problemas para conectar con la gente.

 –¿Y tu, también vas a escribir de mi, en tu blog?.
-Claro tío, en mi blog solo salen los mejores, los más complicados.
Sin ese pañuelo enrollado alrededor de la frente, sin gafas y con una bufanda de seda DFW me confesó que había nombrado profeta en el ámbito hispano a Javier Calvo, “ámbito hispano”, recalcó, desde Méjico hasta Tierra de Fuego. Me dijo que Javi, (le llamó así) era un tipo que había entendido perfectamente sus libros, a sus personajes, su leyenda, que conoce sus drogas, su locura,  y que por eso se merecía ese honor, ser profeta y profetizar los nuevos caminos de la literatura en el ámbito hispano, al fin y al cabo dijo, España y su historia es siempre excesiva, desde la conquista del Nuevo Mundo tan convulsa y excesiva,  tuvisteis una guerra civil excesiva, la corrupción de vuestro políticos tan lamentablemente excesiva, vuestros escritores enloquecieron y crearon una literatura genial que ahora vosotros habéis olvidado de forma violenta y obsesiva, y ahora vuestras editoriales del ámbito hispano sacan libros que yo ya daba por muertos, algo muy hispano y muy excesivo; por eso Javi que es mi traductor y gracias a eso va entendiendo el camino correcto para sus propios libros, su obra tan distinta y tan igual, un camino por otra parte excesivo, puede hablar de mi y decir lo que quiera, que yo lo doy por válido, convalido sus opiniones sobre mis libros y sobre mi,
-Javi, lo que quiera, -dijo, mientras un mantero colocaba falsos bolsos de lujo, a sus pies-.


No me sorprendió que dijera esto, al fin y al cabo Javier Calvo puede escribir y decir lo que quiera, con o sin permiso de Foster Wallace, es el puto jefe del negocio, es el puto jefe de los traductores y cada año se come un buen paquete de premios, no sin cierto desdén (fingido) por los premios, por los demás novelistas y por su mismo pelo.
Pero David dijo profeta y no apóstol, porque entiendo que un apóstol, no crea nada nuevo, tan solo mantiene vivo y difunde determinado espíritu, creencia, filosofía o religión, por eso dijo profeta, porque además el riesgo de que te nombren profeta es que tienes que lanzar profecías, manifestarte sobre algo que todavía no ha sucedido pero, que sucederá, profeta.
En ese Javi-lo-que-quiera, noté que también le daba un poco igual, supongo que la edad, sus circunstancias, lo incómodo del cuello un poco torcido, y que al fin y al cabo, se estaba convirtiendo en un puto fantasma más de las librerías, de los centros comerciales, de los atriles en los que se debate una y otra vez su obra, de los derechos de autor y de los falsos derechos, y también le daba un poco de lado, que le comprasen o le estudiasen, incluso con Roberto Bolaño o el Cid Campeador.
-Al parecer, estos, (chascó los dedos y en ese momento aparecieron varios tipos entre ellos Gerry Howard o Colin Harrison y Michael Pietsch, fumando y explicándose, como solo los editores lo saben hacer), seguirán descubriendo novelas, seguirán vaciando mis entrañas y después publicarán todo el corcho del muñeco, insaciables –dijo-.
-Si, llevan años así, ordeñando el mercado –dije yo, por meter baza-
-¿Ordeñando? –dijo pensativo- si, bien Elías, está bien empleado, ordeñando.
Después de una pausa, en la que parecía apetecerle un cigarrillo, continuó
-¿Sabes Elías?, conseguí tener lectores fieles que seguían mis pasos, pero la desgracia llegó cuando todos los chicos querían escribir como yo, cuando el esquema es escribir como lo hace Nadie y Nunca Antes, ese es el punto de partida y también el final.
Suspiró, me siguió pareciendo que deseaba fumar, cosas de la ansiedad (pensé)

-Ninguno de vosotros es más listo ahora que habéis leído La broma infinita.
Yo pensaba para mi y mi ácido, que todo el mundo es más tonto, si cabe, después de haber leído Fresy cool, pero me pareció un pensamiento turbio y escupí.
-No escupas tío, solo escupen los chinos –dijo David, con la misma muesca gesto y asco de siempre-
-No, si no es saliva era Fresy
-¿Frezy? ¿es tabaco de mascar?
-No, Fresy, no es nada David, no le des vueltas, es una chorrada.
-Aquí tenéis cosas frescas, joder, cosas que no se hacen en ninguna otra parte
-¿Si, como Bolaño?.
-Si, Bolaño, -pensó-, pues mucha poesía tío, aquí hay buenos poetas, casi todos los poetas españoles, son buenos poetas, mira Luna, Vilas, Bonilla, Zenon, Rabanal, Iribarren, El Angel, incluso Panero, son gente que ha cerrado la puerta y tiene la soga en las manos, tú les conoces, escribes crónicas de ellos.
-Si, conozco a algunos, pero no hablábamos de poesía
-Si que hablamos de poesía, es la parte más importante de cualquier novela. La realidad sin poesía es aplastante.


Quizá empezó entonces, a escribir lo que será su penúltima novela, o la primera, pero el que si empezó  fue Javier Calvo, Javi-lo-que-quiera, a hablar sobre “La escoba del sistema”, la novela que publica la editorial Pálido Fuego. Eran las siete y cinco de la tarde, unos días antes del cumpleaños de DFW y seguía cabiendo gente en ese espacio poliédrico con cortinas, que han ideado al lado de las escaleras mecánicas para acceder al Fnac, y que vale ya para todo. Javier Calvo que cada vez parece más un dibujo para un episodio de los Simpson, habló autotraduciéndose, con calma, modo y forma, saboreando las palabras como si entre el paladar y la lengua, fueran exquisitas, y se fueran pudriendo a medida que llegan a nuestros oídos.

-Los yogures cada vez caducan antes, amigo –escribió al margen de libro DFW-
- El día caducará antes de que anochezca –escribí yo- después de media noche, todo olvidado.

Quizá lo peor fue darme cuenta que el único del público de carne y hueso era yo. Todos los demás o eran dibujos animados de los Simpson,  traductores, gente especializada, alguna muñeca hinchable más o menos hinchada, con más imaginación e ingenio que dinero en los bolsillos, con más libros en el Kindle que tarjetas de crédito o espinillas, con más fiestas entre vértebras y costillas que una estrella porno de Hollywood B con alas de resina y también algunos tipos que se instalan huyendo del frío, a ver lo que cae. Y lo que pasa con la gente que espera un milagro, es que te deja sin saliva y llega un momento que solo quieres escapar, salir de esa ratonera y volver a encontrar la carne y el hueso, dejar a los fantasmas dentro de sus libros y volver con la gente de verdad, con los vendedores negros de bolsos falsos, con su dientes blancos sin tornillos ni empastes, ni carillas, solamente sus grandes dientes y sus sonrisas, su miedo de verdad.

Pero volvamos a donde estamos. En ese punto Javier Calvo ofició de pianista y José Luis Amores hizo de dueño del local. Javier fue contando entre línea, que DFW, era un escritor excesivo, que agotaba las novelas, que en definitiva agotaba a los lectores, a los traductores, pero que nadie era capaz de escribir como él, nadie salvo Samuel Beckett, que por otro lado también agotaba las novelas. Dijeron que era un tipo con un gran sentido del humor, pero que sobre todo ese humor, ya en su primera novela se distinguía una grieta, una locura controlada, algo que a medida que pasa el tiempo se acentúa, igual que se acentúa la genialidad de lo que iba escribiendo, hasta llegar a La broma infinita.
-A mi ese título no me gusta, -dijo el pianista, parafraseando a Shakespeare- más que La Broma infinita yo lo hubiera traducido como Jolgorio infinito. Yo lo hubiera titulado así.

Hablaron de lápices afilados, loros, novelas escritas a la vez en primera y tercera persona y su humor, su humor, los nombres de sus personajes.

“Era un tipo incapaz de conectar con la gente, de hecho cuando escribe trata de que todo el mundo pierda la concentración,  que abandone lo que está leyendo, con esas continuas acotaciones que solo son un juego, un saco en el que mete de todo, algo totalmente excesivo, una forma total de entender la novela.”

-Debes ser amigo de este tipo –me susurró DFW al oído-, mejor que ser su enemigo.
-Este tipo no tiene enemigos –le dije y vi que me guiñaba un ojo-

El pianista no tuvo fallos, interpretó un papel pegado a su piel, llegó sin decir nada y se fue de la misma manera, saludando imperceptiblemente a los amigos, a los dibujos animados, dejando a DFW alojado en una esquina, bajo una luz pálida para que el sueño en el que piensa, mientras enloquece como un buen vino, no se vuelva demasiado inestable y se termine agarrando a la garganta de la gente.

Cuando el dueño del local tuvo a bien despedir el acto, cuando vieron que la tienda se desalojaba y el ruido de los manifestantes en la calle, pasaba de largo, cerraron el local de forma discreta, tal y como lo abrieron. Yo me fui a las sombras con los míos, junto a las puertas grafiteadas del BBVA, y calentarme las manos en un fuego pálido que unos que protestaban contra el Mercado y sus víctimas, empezaban a encender. Podrida literatura.



AUTORETRAT. Alberto García-Alix. BCN 2013



La Virreina (Centre de la imatge). Barcelona 2013.

                                                                           



 

                                                                          
El del retrato es un doble vínculo de amor y odio, como con los padres, los hermanos, algunos amigos y la gente de la que no puedes prescindir, pero no solo eso. Ese doble vínculo vuelve sobre nosotros, cuando el tiempo ha pasado y de repente ves como eras, te ves de joven y empiezas a dudar de que ese eras tu, el color del pelo, la piel sin tatuajes, las patillas, la expresión de los ojos y te odias o te termina gustando y te encuentras con expresiones de mal-querida “está mejor ahora que cuando era joven”.
Alberto García-Alix, reúne en   La Virreina (Rambla 99 BCN)  según Nicolás Combarro, comisario de la exposición, “una parte clave de su obra”, agrupando autorretratos, desde aquellos primeros años ochenta hasta hoy. Eso es mucho tiempo, muchas poses, muchas cabezas y muchas partes del cuerpo, partes íntimas que desnudan no solo lo humano también los demonios que se esconden dentro de la piel, la introspección y ese recorrido es una narración poética, dramática, trágica, en la que caben todas las formas de la metáfora urbana, fotografías que cuentan, que relatan una historia con la que te quedas fascinado en cada cuadro. Ves a la gente mirando extasiada cada foto, como si las fotos les hablaran, les fueran contando el recorrido de un buco de heroína, la soledad de una calleja entre tapias, lo abandonado del “Tálamo nupcial”, las heridas que provoca una mala noche, la poética destrucción del vacío en su casa de Madrid, la dirección escrita en un sobre, un condón anudado colgando de una mano con forma de gancho, fotos con esos contrates de grises que García-Alix te mete debajo del párpado y recuerdas siempre, como no olvidas esa voz jodida que le sale de la garganta cuando le oyes en la radio mientras conduces por carreteras secundarias.

Estos autorretratos, son una parte clave de su obra, como la clave de bóveda de los arquitectos y sus catedrales, como ese misterio por el que tipos como los ángeles del infierno, con sus Harley Davidson, las chupas y sus botas, aparecen por la exposición para dar un abrazo al maestro, gente como Nazario y Mariscal aparecen y dan legitimidad notarial a la exposición, gente de las galerías de arte, coleccionistas que se presentan y a los que abraza y jóvenes fotógrafos que le pasan un par de caladas. Es García-Alix y todo el mundo en Barcelona le conoce y le quiere y le abandona y le vuelve a encontrar y todas esas chicas que ya saben lo que es una polla, sonríen como colegialas y se le acercan posando, con esa sonrisa para que les firme el tarjetón de la expo, y les firma.
Y en las dos habitaciones oscuras, proyectan “De donde no se vuelve” y “Tres videos tristes”, otra vuelta de tuerca, más metáforas visuales, un testamento por si las cosas se complican y aquel trasplante de hígado me deja seco. Y volvió de aquello y volvió a empezar y se hizo con otra Harley y volvió de China y sigue en el camino para que todos esos ángeles del infierno, le escolten por todas esas carreteras que van de Madrid a Barcelona y de Madrid a La Coruña y de Madrid a Gijón y así, con la chupa de cuero con cremalleras, con ese rock and roll desde siempre, junto a Paloma Chamorro, o junto a El ángel, cuyos poemas ahora vuelven a ser reeditados
-En un 70% la gente que retrato son mis amigos. La vida me encuentra con ellos.
-Me gustan más los personajes fronterizos, con los que me entiendo.
-La fotografía nos condena a saber que ese momento existió.
-La fotografía siempre es pasado. Tiene un componente más triste más melancólico
Sobre lo que entiende A. G-Ax de los retratos, transcribo opiniones que todos vais a ver:  
No pienso que un retrato sea solamente el rostro. Se puede retratar a una persona por un elemento que le sea muy característico, pueden ser los zapatos, puede ser una mano, puede ser un trozo de la cara, lo que si que tiene que ser es algo que sea muy propio de esa persona, puede ser la habitación donde uno duerme.
En esta exposición vais a encontrar eso, este tipo de retratos y de autorretratos, zapatos, manos, trozos de la cara, heridas, pájaros, camas deshechas. Esos trozos de frontera que llenan las paredes de la Virreina en Barcelona, ciudad en la que también vivió y a la que retrató y retrata cada vez que viene. La última vez fue a finales de octubre del año pasado, con motivo de la Feria del tatuaje, cuya crónica escribo en este blog.
La exposición de la Virreina dura hasta el cinco de mayo de dos mil trece y es gratis, completamente gratis, solo cuando salgas sabrás cual es el precio que has pagado. 


domingo, 3 de febrero de 2013

PATRICIO PRON,



tomó mucho agua y alguna cerveza antes de ir al espacio que dedica la Central de la calle Mallorca en Barcelona, a la presentación de libros. Le acompañaba el treinta de enero de este dos mil trece, Ignacio Echevarria y le acompañó las horas previas en el restaurante coctelería del Pasaje Mercader.
 Un miércoles a las siete y media de la tarde en Barcelona, es de noche, la iluminación de las calles se ha degradado, como si el amperímetro hubiera vuelto a mil novecientos treinta, sigue siendo invierno pero un invierno sin frío, no es el invierno de Madrid, ni el de Zamora, es Barcelona y en esta ciudad el invierno llega cuando se acaba en todas partes, de hecho a veces nieva en Mayo.
Me senté en la segunda fila, la primera fila era para los invitados invisibles, para todos menos para Claudio López.

Pron, se sentó y detrás (pero a su lado) se sentó Ignacio que habla desde su nariz. Cuando escalas una pared, tienes que poner el pie donde mira tu nariz, eso que se dice así de rápido es una técnica de escalada, “donde mira tu nariz”; con todo el cuerpo enganchado por dos dedos de cada mano, solo puede bajar la nariz y ver el saliente de pared donde pegar los pies de gato, para darle un respiro a los dedos, en eso consiste escalar en pared. Pues eso, Ignacio habla desde su nariz y el radio de visión es 360º por cada metro, lo que le hace estar siempre pendiente del reloj y los papeles con las preguntas y de los gestos de Claudio. Hizo muchas preguntas, preguntó por el título La vida interior de las plantas de interior, dijo que el libro está lleno de escritores…
En la sala de la Central solo quedaban cinco sillas vacías; según Mondadori y David Thoreau, en una se sentaba la soledad, en las otras dos la amistad y en las últimas la sociedad, pero parte de la sociedad ya estaba sentada y otra parte prefirió quedarse de pie.
-Soy escritor –dijo Patricio- es normal que escriba de escritores.

Es escritor, ganó el premio de provincias que otorga la provincia de Jaén y posteriormente fue jurado de este premio, es decir estuvo a uno y otro lado del océano y lo comentó aquí, porque uno de los relatos (el libro se forma de trece relatos) habla de esas sensaciones, del perro de Picasso, de un actor porno, de una actriz porno y de Rodrigo Fresán.

Rodrigo Fresán llegó y se sentó en la segunda fila, es el Escritor Argentino Vivo, un referente en la vida de Patricio Pron, (como Borges o Copi) una persona a la que admira tanto por su obra, como por su vida y Rodrigo Fresán, (vivo, porque los otros están muertos) desde la distancia de una planta de interior, sonrió.  

Patricio Pron, habla muy deprisa, tiene las manos muy pequeñas y un moño que le cubre el cráneo en su totalidad, que le arreglan varios peluqueros muy pequeños con las manos muy pequeñas y sin duda alguna es un escritor que ha conseguido un público fiel, formado por muchachas de pelo raro y botas de montaña, por muchachas casi adolescentes que no saben nada de Borges, que no han empezado todavía a hacerse cortes en la piel, que viven entre la felicidad y la depresión. Una de ellas salió disparada al terminar la presentación para que le firmara el libro, pero Pron tenía pis, todo el día había estado bebiendo agua, tomando cerveza y hablando muy deprisa sobre el y su obra y no se podía aguantar más. Tuvo que pedir antes la llave para ir al servicio y su querido público esperó a que volviera, más relajado, más tranquilo.



martes, 22 de enero de 2013

El cumpleaños de MANUEL ASTUR

Una crónica precocinada
Edita, Esto no es Berlin
 

Será por el prólogo de Juan Soto, pero este libro se vende a cientos en Barcelona, en Madrid y en Grado (Asturias), donde Juan Soto es un autor conocido, reconocido y consagrado y le invitan a un culín de Sidra en cada chigre, que es la forma en la que se celebra en las comunidades prehistóricas de este país la llegada de un hijo, de un amigo y de un libro, cuando el libro lo escribe Manuel Astur, el último de una saga de indios Astures…
-Yé malu comun diablu.
… borrachos y arruinados como siempre ocurre en las reservas que las autoridades crean para este tipo de indios, puede verse la historia americana, contada por Donald Trump, una historia del Sur, contada por el mestizo Tarantino, y otras historias de maltratos, conquistas españolas en el nuevo mundo, Fray Bartolomé de las Casas y Américo Castro.
La historia es que el indio Astur, se escapó de una de estas reservas y terminó en Madrid y después en Barcelona, es lo que tienen los indios que cuando escapan ya no paran de dar vueltas, de meterse en fiestas, en líos, editar revistas, en borracheras, perseguir chicas a las que marcan para toda la vida y escribir libros, también contribuyen a sacralizar esa gran ley escrita para estos casos, la primera de las leyes que se gravan a fuego en la educación de vástagos de buenas familias, que después irremediablemente repiten todas las demás, pensando que eso es educar, hasta desvirtuarla: “Dios les cría y ellos se juntan”. Y se juntaron, se arracimaron, se empocilgaron y ahí tenemos una gran amistad entre Soto y Astur. El legendario Juan Soto, un indio de Aguilas, Murcia, tropezó con Manuel Astur y los dos, borrachos como cubas, tropezaron con un tercero Sergi Bellver, que era más mayor y se terminaron los culines, pero no las cervezas y así hasta hoy, pasito a pasito, línea de facebook a línea de facebook,  libro a libro, paella a paella.
-¿Sergi Bellver?
-Si ¿y este es indio?
-No, este es colono
Y estando sobrios, pero fumando (que es una forma de hablar) se vieron muy tristes, muy de la vieja escuela del romántico dandismo, que hoy se denomina hispter y es cuando empezaron con aquello del Nuevo drama y andar en bicicleta por barcelona y eso, pero que eso es otra historia que no tiene la menor gracia, ¿no?, o lo cuento.
-No, no lo cuentes.
-Vale, por donde iba yo?
-Por lo de Sergi
Bueno, pues esto era Sergi, que también andaba pelando badana en Madrid, enseñando a los que no saben, aprendiendo a pasarlo bien, porque viniendo del seny de Barcelona, hay que aprender a pasarlo bien por la calle de la Montera, 2 de mayo, Bilbao,  callejas, bares, fiestas y chicas, pero chicas de verdad, no como las del Llobregat, el Besós, la indias Ter y todas estas interesadas de los cojones, escribiendo de vez en cuando, editando amigos, amigando a editores, sobreviviendo a cal viva.
-Que Sergi se ha puesto melancólico –dijo Juan-
-Pues nada, deja que se le pase, que se pone muy llorón.
Y Sergi Bellver, se dejó barba, se la afeitó, se dejó coleta, se la cortó, se murió, resucitó, dejó Madrid, volvió a llorar a cientos, se recuperó y en ese sube y baja, volvió a Barcelona, volvió a editar a sus amigos con Mi madre es un pez, que es un título que da bastante por culo, pero que se llenó de buenos escritores, de amigos que no eran escritores ni nada, buenos amigos que siempre salen mal y de buenos y malos relatos y le siguieron traicionando (que ni pa tomar un café) que es algo que Bellver valora mucho, como un miembro numerario del Opus Dei el cilicio y el se siguió inventando en la tómbola, vendiendo sus libros, llorando, subiendo y bajando en una Noria infinita, como la de David Foster Wallace, pero en la versión seny, es decir sin pañuelo por la cabeza, anunciando una novela, perdiéndola, volviéndola a escribir, un libro de poemas, un libro de relatos, un guión de cine, dos, tres, la novela que se ha gripado otra vez, un relato más, una crónica, una crítica, un no vivir hostia buscando piso, ¡un no vivir!, un no te guardo rencor, joder que noche más mala, ¡dios! que dolor de estómago, hostia que rusa más guapa, nen.
-Así se forja una personalidad ¿no?.
-¿Cómo, llorando?
-No, joder, escribiendo.
-Ah, claro, si, escribiendo y follando.
-No, aquí follar, lo que se dice follar, Bellver, el único, pero vamos a dejar este asunto para otro momento.
Y en esto, que Astur, recapacita y empieza a escribir del tirón, con una sensibilidad atormentada que enloquece a todo aquel al que salpica, algo como ser muy alto y mear en una taza de pared muy pequeñita y muy bajita, que no hay tu dios.
-Y encima es mi cumpleaños
-Felicidades
-No, que se llama así, el libro
-¿Es una novela?
-Poemas.
-¡Vaya título!
-Bueno, mira hay otros peores.

-¡malu comun diablu, pero mira yé escritor!

-¿Que cómo termina la historia?
-Si.
- Mal, David Foster Wallace se suicida y publican La escoba del sistema y El Rey Pálido, que es el primero y el último de los libros más parasitarios de la historia universal de la infamia, Javier Calvo gana en el 2012 treinta mil euros, con el primavera y publica en Seix Barral, Jordi Corominas publica no se qué de Gracia y no gana nada, Ginés Cutillas después de diez años firma su libro, Javier López Menacho el suyo, Jordi Carrión es trending topic de Masters de creación y periodismo, con solo una frase de Luna Miguel (otra india): “Este martes comenzaré un curso de la Pompeu. Ahora voy a poder decir que en mi época de estudiante Jordi Carrion me dio clase. Mola.” Y desde entonces tener un Carrión, es un objeto de deseo, de puto lujo, como un bolso de Gucci o Prada, o unos Manolos, Camilo de Ory arrasa en los premios Telva con su libro 300 que es como juntar la cocina y la poesía y follando más que Bellver, a la que te descuidas está follando (se queja amargamente, ella) y también da clases en Madrid, de poesía, de cocina y de follaperras.
-Claro, es que el instinto es muy importante.
-Si te falla el instinto de escritor, te conviertes en Antonio Gala.
-No, pordios, eso no.  
-Y si te falla el instinto de perra
-Pues te desahucian, Ley Hipotecaria tío y a contarlo a la tele.
-¡Joder macho, esto está dando de si!
-Bueno, un poco
-Y tu qué, publicas o escribes, o ke ases, dime ke ases, escribes o ke ases, parado o ke ases, en autobús o ke ases, dime ke ases.

En este punto se termina esta pre-crónica, que es algo de lo que Astur prepara para el quince de Febrero en Barcelona. Ese será el día, el lugar y la hora ya os lo dirá él.



¿Qué hace aquí Victor Manuel?. Y en ese caso dónde esta Anna Karenina.
Respuesta (rellenar la linea ponde donde los puntos):
Fo.. ando con.....

jueves, 17 de enero de 2013

MENACHO

YO, PRECARIO
Javier López Menacho
Libros del lince

 

Esta es la crónica ficticia de una crónica y empieza así:

"Cuando hay muchos linces, hay menos conejos, pero no por eso deja de haberlos."

Esa frase mítica es del panadero de Quintanilla del Monte, mientras cazaba y esperaba a que (perseguidos por los perros) entraran los conejos por la mojonera del castañar el día de todos los santos de hace ya años; (dicho en voz baja).
A mi que no se me olvida nada nunca (lo que me hace sufrir enormemente y en esa memoria reptil se incluyen gestos, miradas, actitudes, patrones de conducta, movimiento de pelo, manos, frases, tics), no se me olvidó esta frase y nunca supe que hacer con ella, cuándo utilizarla; durante un tiempo la sacaba en una conversación con alguna chica a la que quería trajinarme, con cierto éxito y hoy de nuevo la tengo aquí puesta, como a secar al sol. Dicho esto, continúo con esta crónica de mentira, que vais a leer de aquí a unos meses, cuando la crónica sea de verdad, igual que el libro.
Hoy la editorial del lince, saca al mercado los trabajos de un tipo, listo como un conejo que es a la vez un lince, se llama Javier, se apellida López; el segundo apellido Menacho le diferencia de los demás López y de los demás Javier y ahora con este libro se coloca en los escaparates de las librerías y eso es ganar terreno (hablamos siempre en precario, como es el caso). Todos sus amigos, incluso yo cuando me brillan los dos dientes de oro, le llamamos Javi, y Javi sonríe, no porque le haga gracia, sino porque es así, tiene esa naturaleza, igual que Pablo Ortega, un tipo de Cartagena no sonríe nunca y esquiva la presencia de la gente, como el lince.
Menacho, escribe desde hace mucho y ahora ve recompensado ese esfuerzo con la publicación mundial de este libro, es mitad lince y mitad conejo, el resto de los restos humanos se forma de una personalidad compleja, mitad muñeco de peluche, mitad crítico literario y cínico andaluz, mitad cómic, amigo de sus amigos, de sus ciudades. Yo como detector de metales de playa, me quedo pasmado a un palmo del suelo, cuando empiezan a pitarme los oídos y en realidad es ahí, cuando comenzó a escribirse esta crónica, hace meses...

...yo leía tan tranquilo, entradillas de su blog “el espacio relatado”, sobre los distintos trabajos que le iban saliendo y en los que participaba, como si fuera un juego que empezara así:
“-Hola, ¿Javier, no? Encantados de conocerte”
.
Los trabajos eran precarios, de media hora, medio día, entregar un coche, contar la gente que entra en una boca de metro, cosas que parece que no hace nadie que conozcas, pero existen y la gente trabaja así, por veinte euros. Tiempo después, le oí explicarlo de forma anecdótica (en una cena en el Raval) utilizando las mismas expresiones, palabras, frase a frase, coma a coma, que yo había leído en su blog y entonces me pitaron los oídos, pensé, este barco tan pequeño por debajo de la línea de flotación de las anécdotas, tiene más barco, aquí hay calado. Me brillaron los dientes y le presté atención.
Creo que algo parecido le pasó a Enrique Murillo, al que no conozco, con el que nunca he hablado, ni charlado, ni tomado cerveza, de quién solo sé que es el editor de la editorial de la que hablamos y ya está y de resultas de esos pitidos en el detector del editor, aquí está el libro.

Como que el libro ni siquiera ha llegado a los talleres de la imprenta, ni a las librerías, ni a las manos de Javier, y tampoco se ha convocado día, lugar, ni la hora de su presentación mundial en Barcelona, yo no he podido escribir esta crónica que se basa en la presentación y tu no estas leyendo esto, así que ¡qué!, qué quieres que te diga!

-Pues si, quiero que me digas, que mientras haya linces habrá conejos.

Lo que te digo, que quedamos para ese día, que será sobre las siete de la tarde, en el espacio consumido que utilizan las librerías para las presentaciones. Vete pronto, porque estarán todos los amigos del escritor, arropándole como camisas de cuadros en su cumpleaños, sonrientes, el reflejo del mejor Javi. Mientras tanto piérdete por los años de su blog, empezarás a conocer a este tipo, sus trabajos, sus horas, su familia, sus amigos. Es estimulante y creativo, transcribe muy buenos paisajes humanos, muchos de ellos dolorosos, muy sentidos, a veces son reflexiones de no más de trescientas palabras y con eso consigue idear una trama perfecta, como la pelota, de uno de sus espacios escritos, que termina por pesar lo que tiene que pesar (mi padre nunca ha conseguido explicar a qué me dedico). Ahora Javi, utilizando menos fuerza, llega más lejos que nunca, se ha quitado peso y ahí está. Un saludo.

sábado, 5 de enero de 2013

Negra i Criminal: YO VIVIA AQUI



Yo vivía aquí 1989-2012
Carlos ZANON
Editorial: Playa de Ákaba
Poesía

Prólogo, Eduard Sanahuja

Presentación en la Librería Negra i Criminal. Calle de la Sal. Barceloneta. Barcelona, a 5 de enero de 2013. Paco Camarasa, Carlos Zanón y Lorenzo Silva

Esta mañana el mar andaba suave en las playas de la Barceloneta. Al mar le han crecido escolleras y playas con forma de media luna, playas como las de Ákaba, al otro lado del alma.
La calle de la Sal no tiene tráfico y los niños juegan en ella como en un patio particular. Con las paredes tapiadas, esa calle (de la madeja de calles de la Barceloneta) comienza con la librería Negra i Criminal del librero Camarasa y termina con el restaurante Can Ramonet. Los bajos de esa librería tienen bodega y o me doy prisa o mi cintura no me dejará ya bajar a ver lo que el librero esconde en ella, no otra cosa que sean libros y sentir ahí abajo el mar, algún tipo de miedo infantil de mazmorra, pero mi cintura y mi barriga crecen más deprisa y el hueco cada vez que lo miro parece menguar.
La hora de los sábados en Negra, es la una de la tarde, siempre la misma hora y casi todos los sábados del año. Cuando entramos nos entretenemos en recorrer con pasos cortos las dos estancias de la librería, sus colgajos, las fotos, el pequeño museo de sombreros, tacones de aguja, flexos, y sobre todo libros, libros puestos del derecho y del revés, apaisados marcando territorios y de repente me veo con un vaso y a Paco ofreciéndome de la botella
-Un poco de vino?
-Claro
Faltaría más, voy yo a hacerle ascos a un vino. Y va llegando la gente, poco a poco. Entran un par de putas portuguesas amigas de Barry Lyndon. Todas las camas de las casas de la Barceloneta son heredadas, la humedad, los vecinos, los bares de tapas, las gorras de marinero, hasta Dios es una herencia.
La que Negra te da esta tarde es la presentación de un libro que recorre los años 1989 hasta 2012. Son muchos años, mucha poesía que escribe Zanón al que Lorenzo Silva presenta como un novelista que ha ganado su crédito con apenas tres novelas “Nadie ama a un hombre bueno”, “Tarde, mal y nunca” y “No llames a casa”, novela negra como debe ser una novela en esta ciudad.
-¿Y de la poesía?
La poesía retrata bares, ambientes, una estufa tosiendo, la ropa vieja de las almohadas,

“Casi triste:
La verja de hierro se cierra,
de golpe, en un chasquido,
como un disparo a ciegas.”


Cole Porter, Otis Redding, Keats y Byron y encontré por el camino a la calle de la Sal, gatos sordos tumbados al sol, un viejo solo sentado a un banco junto al sol y después vi repetidos por las terrazas de todos los bares al gran Gatsby y un plato lleno de conchas de almejas, ya sorbidas.
Y no me cuesta nada creer que las novelas negras que escribe Carlos sean muy distintas de estos versos que leí el día que presentaron la editorial en la Casa del Libro, y que ahora vuelvo a leer (porque la poesía es lo que tiene que la lees sin principio ni fin, lees poesía cuando el cuerpo te lo pide y sanas y enfermas), como una línea más de esas novelas que ha escrito y de todo lo que va a escribir en los próximo años. Siempre he creído que lo bueno de la poesía es que es la forma de afinar, la única forma de afinar para poder escribir otras cosas.

“Ni tampoco, a eso de las nueve,
creas al camarero que te sirve
lo que necesitas y no quieres.
No le creas tampoco a el
aunque diga sentirse tan a gusto
entre tu adicción y su cocaína.”

Fue breve, cada uno tuvo a bien decir lo que habían venido a decir, todos de pie, la librería llena y mientras ellos hablaban y todo el mundo sonreía, Paco preparaba unos mejillones para tomar el aperitivo, allí y en la calle, todos juntos, una familia negra y criminal en la primera semana del año. Dentro, queda siempre la voz de Lorenzo Silva recitando. Estar allí hoy sábado fue un regalo para todos.


domingo, 30 de diciembre de 2012

EL MOLINO Y LA CRUZ


Lech  Majewski
Cines Verdi. Barcelona
(El camino del calvario.1564. Brueghel el viejo)

 

Es un cuadro aparentemente caótico que transporta a los paisajes holandeses, una crucifixión, alejada del plano principal en el que se ve la soledad de la virgen, consolada por el apóstol San Juan. Toda la escena es una perspectiva tumultuosa, en la que se mezclan mercenarios al servicio de soldados españoles, invasores católicos, y un hombre con una cruz a cuestas hacia su destino fatal. A su alrededor hierve todo ese movimiento de curiosos, feriantes que aprovechan el tumulto, niños que juegan y en lo más alto el molino con aspas en movimiento, un día ventoso, un escenario que no tranquiliza a nadie, esos escenarios que le gustaban al Viejo y que reproduce en todos sus cuadros, tanto de paz como de guerra.
Es ahora, cuando el cuadro toma vida en forma de película rodada por Lech  Majewski, un tipo que te regala imágenes de una belleza poco común, en la que respiras el aire, oyes a los grajos del cuadro revoloteando por encima de tu cabeza, picotándotela, notas el frío y la soledad y te mete en ese molino que apenas se apoya en una pared de piedra que es como una grieta en el paisaje, que cruje. La pasión y el calvario de Jesucristo en el centro de Europa.
Aquella época fue un mal momento, guerras, muertes, delaciones, la cultura de la muy católica España enfrentándose a la cultura de las sombras, a los no creyentes, una sangría de dinero y hombres, que no sirvió para nada.
 Aquel pintor que ya sabía que su vida se agotaba, lo vio así, en la película es testigo directo, pinta los hechos tal y como un fotógrafo de guerra asiste a una ejecución. Y en paralelo te enseña los paisajes hasta llegar al pan, las costumbres, el cine al servicio de este juego de retransmitir y darle vida a una escena, a esos campesinos del siglo XVI que escuchan al árbol antes de talarlo, que venden ese pan del molino, el molino, los molineros, los paisajes brumosos, los juegos de los niños, todo lo pinta en sus cuadros, que son siempre una tentación para los cineastas y los novelistas,  llenos de vida, de acción, de miradas.
La acción de la película, con esa medida falta de palabras, es de una violencia tormentosa, el tratamiento que se da a los personajes es de absoluto abandono, dolor, indiferencia por los demás y vacío, esos personajes, bailan, lloran, sonríen, pero no hablan, no se transmite emoción alguna y esa dureza junto con la de algunas imágenes, te pone al borde de un infarto cerebral. Es otro cine. Estos días se puede ver en la sala 4 de los Verdi, pero solo en horario de las cuatro de la tarde, ya que comparte sala con otra película. La sensación al salir a la calle, es la de que no has superado todos los obstáculos.

jueves, 13 de diciembre de 2012

HOLY MOTORS


 
Empieza y termina. Vuelve a empezar y vuelve a terminar, y nunca sabes si va a volver a empezar, pero de nuevo comienza, se quita la piel, la nariz, los postizos, uñas y pelucas y ya no sabes si su cara es su cara o solo una máscara más. Entra y sale del absurdo, sin límites y te deja el cuerpo lleno de sensaciones que terminan siendo cicatrices cuyos reflejos no quieres en tu espejo. Si alguien no conoce el aspecto de  la infelicidad, esta película es un resumen, vete a verla. Éramos seis y  la sesión, la de las cuatro de la tarde.

Por la mañana visito el Cementerio de Poblenou (1775). Algunas criptas me resultan familiares. En alguna parte de mi memoria se aloja alguna imagen que no recuerdo pero que me termina mareando. Me cruzo con dos hermanas, una de ellas me saluda. En ese cementerio hay operarios que ponen a punto algunos mausoleos, también hay alcantarillas y supongo que pasadizos y conexiones hacia calles, réplicas de otros mundos paralelos, duendes que devoran flores. Antes de comer en el mercado de Santa Caterina, visito el museo Frederic Marés, me cruzo con dos visitantes, apenas nos miramos. Paseo entre la colección de vírgenes con niños que proceden de León, Navarra, Palencia, Zamora, vírgenes madres que sostienen a su hijo, con extraños parecidos, son todas del siglo XIII, cada cara marca un carácter, cada gesto un estado mental, ordenadas, carcomidas, conservan restos de policromía, conservan toda la energía de aquella época, siglo XIII, es de locos y de locos es la colección de cristos crucificados, uno detrás de otro, también del siglo XIII, casi todos miran con cierto placer, creo que el románico es el arte más paranoico de la civilización europea. Cada una de las caras de esas vírgenes con niño (son como un libro de familia) existió en algún pueblo, cada uno de las caras de esos cristos también, si te fijas en ellas te lo cuentan, lo están deseando, desean hablarte.

La infelicidad de padres con hijos, la infelicidad de mujeres solas, de perros reales que duermen en la misma cama que los personajes a los que acompañan, de la luna reflejada en el parabrisas de una limusina blanca, una trampa, el camerino de una estrella sin público, pero con un productor (Michel Piccoli).
-Pareces cansado

Todos los personajes fuman, todos los escenarios son inhóspitos, degradados, extremos, explosivos, todos son suicidas que van preparando su camino, un camino que se recorre hasta el agotamiento y surge una y otra vez la música de  Dmitri Shostakovisch (Funeral March) , esa despedida de Kylie Minogue, con el Pont Neuf de fondo, (ese puente en el que hace muchos años yo escribí el nombre de una chica), después de haberle escuchado cantar Who we where de Neil Hannon, haciendo girar a la película en el desconcierto, con un final de secuencia brutal.
 
Todo es brutal y detalladamente escrito en ese guión que aparece en cada una de las nueve crisis o capítulos. Denis Lavant, el protagonista, no te da ni el más mínimo respiro, ni te lo da Carax, uno de los directores de cine más bastardo e hijo de puta. Conoce cada uno de los planos y sabe lo pernicioso de la reacción: construye sin maldad, como sin argumento, apenas existen diálogos y los que hay se agotan desde el principio faltos de ironía, cicnismo, de un laconismo y una falta de emoción, de energía, de vida, que produce un inmenso desasosiego contado en planos cortos, no es el cine de David Lynch, es Carax levantándose de la cama en la que duerme su perro, abriendo la puerta hacia una sala de proyección y enseñándote un camino por el que nadie ha pisado antes, ni siquiera él, que también es espectador.

Termino el día vagabundeando por el gigantesco, desolador y polvoriento aparcamiento del centro comercial Icaria en la Vila Olímpica, en el que la máquina no acepta tarjetas para validar el ticket del parking y en el que he abandonado dos horas antes el coche, entre huecos sin numerar, que se han ido llenado de sombras. Es parte del guión.


jueves, 6 de diciembre de 2012

SAFARIS INOLVIDABLES

Fernando Clemot
Menoscuarto Editores
Presentación en Librería Alibri
Barcelona 4 de diciembre de 2012

Presentación a cargo de Fernando Valls, director de la colección reloj de arena


Hay ciudades como Gerona con dos nombres, el catalán y el castellano y hay ciudades como Palencia con un solo nombre pero que hay que repetirlo dos veces, porque el equilibrio del oído te dicta Valencia; el equilibrio del oído y que Palencia es una de esas ciudades invisibles,  (hay unas cuantas más) que nadie conoce y en la que nadie nunca ha estado, de hecho nadie conoce a nadie de Palencia y sin embargo la editorial “menoscuarto” vive allí, en la plaza Cardenal Almaraz y es la que publica este libro de Fernando Clemot.

Safaris inolvidables se presentó ayer (4 de dic.), martes frío y ventoso de diciembre, en la librería Alibrí de Balmes, (antes librería Herder). La mano que mecía esa cuna era la de Fernando Valls y disculpó que el editor no se sentara al micrófono porque estaba en Palencia y repitió lo de Palencia para que quedara claro. A mi me gustó y me gusta lo siguiente:
“en lo editorial, no todas se reparten Madrid y Barcelona, también las ciudades invisibles crean historia, editores, autores, colecciones y vidilla; a mi me alegra que la gente se decida por estos trabajos tan poco rentables (escribir y publicar) y viva en otras ciudades, en otros ámbitos y hable con otras voces.”
Y en esas voces se encuentra la de Clemot, que seguro que es casualidad, pero su otra editorial, Barataria, se domicilia en La Puebla de Cazalla. Los ámbitos de este tipo son el relato, la novela y los amigos y allí en Alibrí/Herder se reunieron unos cuantos, Vico, Bea, Bellver, Cutillas, Gol, Ubaldo, Espinoglio, fans, lectoras, poetas, novias, no todos los que aparecen en Facebook y otras marcas sociales, pero tampoco hace falta. De hecho el propio Fernando agradeció, especialmente, la presencia de Jordi Gol
-Para mi, es como un talismán, me trae suerte.

En mi paisaje interior (yo también tengo paisajes interiores como Santa Teresa) no queda ni una sola palabra de lo que dijo Valls (y no por Valls, ni por ningún otro), solamente recuerdo salpicaduras de medio vaso de agua derramado torpemente las hojas sueltas y las cosas que se ponen en las mesas; de hecho esos momentos de presentación, ensalzamiento, honoris causa, los utilizo para volar entre los asistentes, curiosear, mirar en sus oídos, el pliegue del cuello, las uñas bien cortadas, los zapatos, me asomo a sus miradas,  dentro de los ojos y me relajo como un bebe en brazos de su madre, como si acabara de descubrirme las manos.
Fernando Clemot habló de los relatos, de los suyos, de sus estructuras, dijo que los relatos se debían leer por el orden del libro, que entre unos y otros se salpicaban y el lector encontraría en unos, cosas de otros, y que el lector observará una acusada sensibilidad en la segunda mitad, quizá porque mientras lo escribía murió su madre y fueron momentos difíciles que no le gustaría volver a repetir, así todo
-Disfruté mucho escribiéndolo.
Eso ya se lo he oído decir a Fernando, en la presentación del Libro de las maravillas, en comparación con lo que sufrió escribiendo el Golfo de los poetas. Ese sufrimiento lo transmitió al lector, porque yo no pude terminar de leer el Golfo lo que me echó para atrás a la hora de leer su segunda novela. Pero ha pasado el tiempo y ayer según volvía para casa fui leyendo en el metro los primeros relatos de este libro y me gustaron. En la presentación Fernando deshojó el titulado La agonía de las flores y lo leyó en alto, con esa voz y esa entonación del que lee mucho.
-Lo que se escribe hay que leerlo en voz alta, como hacían antes. De esa manera sabes donde falla lo que estas escribiendo, encuentras el ritmo de la narración.
Y así lo hizo, leyó para todos, y todos nos dejamos llevar por ese relato breve y todos aplaudimos a este tipo que, con el paso del tiempo va afinando su escritura, que no es un suicida y por lo tanto dispone de una larga vida para escribir mucho, que imparte talleres de narrativa en la Autónoma de Barcelona, en el Laboratorio de escritura, en cada presentación de cada uno de sus libros y en la de los de sus amigos.
Y mientras ellas se arracimaban encima de Fernando para buscar su complicidad, la firma del libro y un beso, yo seguí sentado, esperando que la Librería se fuera apagando y mientras espero saludo a Luis Vea a Francesco, a Ubaldo que hacía tiempo que no coincidíamos, quizá desde que la malograda editorial Eutelequia dejase de publicar autores, para empezar a devorar a sus propios hijos.
Mi opinión es que Fernando se va a convertir en un clásico, solo necesita quitarse (cuando escribe) algo de esa tristeza y de ese sufrimiento en el que tanto se apoya y que salpica casi todo lo que escribe. Pero a mi es a la última persona de esta ciudad, a la que debe escuchar. Mucha suerte con estos relatos y mientras regreso de este viaje leo.
“No hay peor momento que el anochecer para acabar un viaje”
Ya en casa me vuelco en Google Earth, sigo las directrices de ese viaje de relatos  que nos regala Clemot, como método complementario de Safaris inolvidables y empiezo a volar en un sueño cargado de múltiples relatos.

viernes, 30 de noviembre de 2012

WILMAR CABRERA


Los fantasmas de Sarriá visten de chándal
Editorial Milenio. Narrativa
Biblioteca Clará. Barcelona.





Mientras parte del mundillo literario fermenta en críticas cínicas, espasmos, cambio de pañales, ironías, maldades vanidosas, bandidaje, este tipo va por su sombra escribiendo de fútbol. Yo no se nada de este deporte  pero ayer en la Biblioteca Clará de Sarriá, noté la pasión que siente la gente aficionada, pasión y sentimiento. Pero tanto las pasiones como los sentimientos cuando se organizan en Clubs, Bancos, Cajas de Ahorro, Peñas, Loterías, Corredurías de Comercio y otros chiringuitos manipulados por directivos codiciosos, terminan convertidos en ceniza y nostalgia.

Wilmar Cabrera nació en Palmira (Valle del Cauca) Colombia, pero allí no se toma buen café. Hay algún que otro escritor colombiano conocido como García Marquez, Alvaro Mutis, Héctor Abad Faciolince, Laura Restrepo, Vásquez, y parece que Wilmar se ha unido a ese grupo que busca fuera de las fronteras ese buen y tonificante café colombiano, que tenemos por aquí. Este tipo se ha movido de un lado a otro y me gusta que entre todos estos sitios haya recalado en Kingston, Jamaica
-Si, si, cultura rastafari, si, buen café amigo, jee, jee.

Pero el deporte que realmente le gusta a Wilmar, lo que de verdad le pone es andar en bici, pedalear, subir y bajar de la montaña, con un paisaje cenital de Barcelona al fondo, visto desde Vallvidrera. Pero no ha escrito de ciclismo, ha urdido una historia tomando como escusa
-El mejor partido de la historia del futbol.

Ese partido se jugó en Barcelona en el año 1982, aquel año del mundial de futbol, cuya mascota, hermano, era una naranja a la que llamaban, “naranjito”.  Pero en el 82 España era un país moderno, europeo, pop, había salido de la noche de los muertos vivientes y en Cataluña todo el mundo contento con la autonomía, cantaban a todo pulmón Raimon, Serrat, Paco Ibáñez, Mª del Mar Bonet, Llach y los modernos de glamour en aquel Studio 54 del Paralelo, con Depeche, Pet Shop Boys, The Cure, Bowie, todos con hombreras y rimel y estas cosas de la moda, cosas como las costuras impermeables del balón Tango España 82 de Adidas con el que se jugó aquel mundial.

Los aficionados al futbol, los de verdad, conocen los detalles, guardan álbumes de cromos de los jugadores, recortes de revistas, todo lo que se escribió en prensa, bien encuadernado, como demostró en la Biblioteca Clará, Dani Kirchner que con nueve años estuvo en aquel partido con su padre y guarda en su casa este tipo de colecciones, cosa curiosa siendo del Barça y esta es la afición, cons sus bares, sus amigos, sus tardes de cigarrillos y cervezas y bocadillos y discusiones; y ahora Wilmar un colombiano en Barcelona, pone a andar este libro al que titula Los fantasmas de Sarriá visten de chándal, una novela que comienza con un balazo en la pierna de un tipo que mientras muere en la acera, recita la selección italiana de fútbol del Mundial de España, la que eliminó a Brasil de cuartos de final:
Zoff…Scirea, Cabrini, Oriali, Collovati…
- Aquella derrota supuso para Brasil, lo mismo que el hundimiento de las Torres Gemelas para Estados Unidos. Desde entonces el futbol brasileño dejó de ser lo que era.

-Gentile, Tardelli, Antognoni, Conti… Rossi y Graziani.

Y como dice la contraportada del libro, Wilmar Cabrera ha tejido un entresijo literario que en muchas partes es una crónica deportiva, de esas crónicas que no escribe Ray Lóriga, porque el fútbol le gusta demasiado y en esa fabulación, también aparece como personaje el jardinero que cuidó el césped del estadio de Sarriá durante cuarenta años, aquel estadio mítico que era la casa de los aficionados del Español, que alojó el mejor partido de fútbol del mundo y que causó tanto dolor en esa afición al ser derribado. Hoy allí hay pisos y los fantasmas de Sarriá siguen llorando en silencio cuando recorren General Mitre, Doctor Flemning y la Avenida de Sarriá.
-¡Aficionados a mi!  
exclamaría hoy cualquier dirigente de cualquiera de estos Bancos y Chiringuitos intervenidos por mala gestión.
Desde Jamaica alguien solo dice
-Jee, jeee, jee.