Este año va a ser largo, tendrá los mismos meses, los mismos días, pero va a ser largo, con una cualidad física, será de goma elástica, como esas viejas combas en las que juegan los niños y saltando se incorporan uno y después dos y después tres, y así hasta que un torpe tropieza y la comba se desvanece para volver a comenzar. Uno y después dos y así todos los que podamos saltar esperando la comba por debajo de nuestros pies, por encima de nuestras cabezas.
Con una cualidad física, la goma se estira y se vuelve muy fina y todas las moléculas se calientan y empiezan a arder y la goma explota dejando en el aire un latigazo que a alguien le impresiona, a alguien la corta la piel para volver a empezar a contar.
Y otra vez a contar uno, el boxeador cae en la lona y oye la cuenta atrás que es una cuenta hacia delante. Espera que el tiempo no se agote antes de que el boxeador se vuelva a levantar y siga el combate. Uno, y el largo camino hacia 365 días, para hacer todo lo que se tiene que hacer y dejar de hacer todo lo que vienes pensando desde hace tiempo. La escoba sigue en el trastero, nadie la quiere y en el acto, alguien se pregunta que pasará con todo lo que hay que barrer.
Nunca más buenos propósitos. Nunca más nuevas leyes, nuevas prohibiciones hasta que no se cumplan las viejas leyes, los viejos propósitos.
-No traigas a pueblos viejos leyes nuevas.
-No dejes para mañana lo que tengas que hacer hoy.
-Agua que no has de beber déjala correr.
-Quien bien te quiere te hará llorar.
Todas las leyes viejas y olvidadas. Todas las nuevas carreteras por construir igual que los nuevos afanes, igual que las nuevas guerras.
-Ya estamos pensando en eso –dicen-
Y esos siguen ahí, contando los muertos que todavía no han muerto, contando los heridos, la necesidad de hemoglobina. Esos siguen ahí, mandando nuevas hemorragias, con sus caras de fantoches, rodeados de generales y abogados, los mismos que hace un año, que hace ciento. El número 1, ese es el que manda, el que te enviará a la hoguera, el que colgará tu sorpresa de un árbol seco.
-¿Traes la cuerda? –pregunta-
Hoy no se puede salir de casa sin cuerda, es día uno, y el primero, ese que está ahí, te la puede pedir para colgarte del primer árbol. Y tu no tendrás ninguna cuenta que pedirle a nadie, pero querrás consolar a tu hijo igual que te consolaron a ti, porque el te miró al nacer y te dijo, tú eres yo. Y así te has quedado hasta hoy, hasta que llora por primera vez, después será rutinario y aunque siempre te alarme, nunca será como la primera vez.
-Este año va a ser largo –dice un tipo-
-Será como todos –le contesta optimista el de al lado-
-Será como todos –repite el tipo, algo pesimista-
-Si, eso parece –dice el tipo de al lado- va a ser largo.
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