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miércoles, 26 de enero de 2011
ZAPICO
En la avenida de Madrid, (Leon) todavía funcionaban los cines Kubric.
Fue un día cualquiera en el que el tiempo no servía de mucho y allí estrenaban en versión original Down by Law, (bajo el peso de la ley) de Jim Jarmusch, con Tom Waits y Roberto Benigni, eso era por el año 1986. En la sala solo estábamos Zapico y yo, el caso es que al final volvimos los dos para el Berlín o quizá coincidimos los dos en el Berlín, donde no había mucha más gente y era una de mis casas. Y ese fue un momento en mi memoria, porque igual que ahora, Zapico en Leon, era uno de los cuatreros más conocidos, un tipo carismático y querido.
En aquella época yo tenía 25 años menos y Zapico 25 años más, (mas o menos igual que ahora) y el ya andaba de un lado a otro, poniendo copas, pinchando, con Deicidas de concierto en concierto, arriba y abajo, y yo solo andaba de un lado a otro con mi novia de entonces, conociendo gente, con mi grupo de Teatro Aa di Parpant, escribiendo relatos turbios en Diario de León, de aprendiz de brujo y de aprendiz de todo, igual que ahora.
Y pasaron esos 25 años y ahora me lo encuentro en las pantallas del cine, en películas que nunca se verán, poniendo copas, pinchando discos, tirando fotos, y escribiendo poesía y relatos que es lo que siempre hizo, desde Facebook y pienso que el tiempo es circular y que damos vueltas y vueltas y me alegra, pero ya me jode porque a la que no volví a ver fue a aquella novia (que tanto quería), ni por León, ni por Facebook, ni por ningún lado; los cines los cerraron (supongo, como todos los cines) y desde luego Tom Waits siguió siendo Tom Waits, con la misma voz cavernosa (la voz nunca cambia) y con más películas y ya no hablemos de Roberto.
Y unos lodos llevan a otros y volví a encontrarme con más gente, 25 años más tarde en estos páramos y volví a recordar que el tiempo es circular y blando, como el horizonte y veo que otro músico de León, Héctor, ahora es el editor de Zapico (bajo Eolas) y también me acerco a saludarle por la Librería Universitaria y después de todos los años del mundo, volvemos a hablar como si todo hubiera pasado ayer, con saltos de memoria incluidos, igual que saltan las agujas sobre los surcos de los discos de vinilo, una puta locura, para que siga la canción. Y me dice que Macario (Cardiacos) se murió y me da nombres de gente que ya no está ni se la espera y de la que ya no me puedo acordar. Y pregunto por Zapico por si le veo y me firma Litro de Versos.
-Acaba de irse –me dice-
Y nos cruzamos de nuevo y seguiremos cruzándonos, igual que con todos los demás porque está claro que vamos y venimos y seguimos de un lado para otro, poniendo y tomando copas, escribiendo, mirando películas extrañas, escuchando músicas aun más extrañas. Y, creo que ese es todo nuestro patrimonio y nuestra memoria, seguir enterrando a los que ya no aparecen y recordando a todos los que sigan apareciendo.
Y supongo que un día volverán a pasar otros 25 años y me encontraré de nuevo con alguien, con el que alguna vez crucé unas palabras que sirvieron para rellenar un crucigrama y nos reconoceremos, igual que reconocen los perros a sus amos, cuando pasan un tiempo sin verse.
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Joder Elías qué bonito y emotivo...gracias,te debo una firma, un abrazo y una buena película...
ResponderEliminarSalud
Gracias, supongo que no esperabas nada así, pero era un sentimiento que andaba dando vueltas por ahí. Otra cosa, ¿para cuando otro libro?. Nos vemos.
ResponderEliminarPerdón por la intrusión: yo no soy Zapico, ni conocí a Elías hace 25 años, no tengo un grupo de música ni me dejé buscar a riesgo de encontrarme.
ResponderEliminarA pesar de todo, tengo la suerte de poder leer de manera fortuita y casual cosas tan bonitas como estas. Yo voy en espiral, a medio camino entre el círculo y la línea recta.