Ha merecido la pena. Ya estamos fuera de cuentas y ya volvemos a contar. Todo pasa rápido y todo pasa lento. Seguimos conectados por pequeños hilos y espero que aunque pequeños, no se rompan nunca. Esos hilos de tristeza que parece que nos van a agotar y nos sostienen. Uno nunca sabe cuando llega el final … de la digestión, en que momento te dejas y no quieres que nada te sujete, ni flotar ni hundirte, no quieres nada y sin embargo sigues ahí, con la piel arrugada, esperando que algo pase. Aunque ya no podemos hablar, yo sigo recordando los gestos, las palabras, los días buenos y las malas lágrimas, sigo recordando quizá para seguir, solo para seguir. Y al final ha merecido la pena, aunque no haya sorpresas.
Cosas que hacen daño:
Faltar a una palabra. Una relación de desdén:
La Bien Querida cantando:-“No se como te atreves a venir a decirme que me quieres, cuando yo te he suplicado muchas veces y jamás me hiciste caso. No se como puedes atreverte, a venir o a pedirme que me acerque, cuando tu no has aceptado ni una sola de las cosas que te digo.”
No dar calor. Mirar atrás.
Cosas que debilitan:
Premios y medallas. El tiempo perdido en una mala amistad. Los recuerdos que no se pueden cambiar. Todo lo que no son recuerdos y no se puede cambiar. No sentir lo que se dice ni decir lo que se siente. Perdonar sin motivo. Un telediario. Aznar o Aguirre, la Cólera de Dios. Un coche que no arranca cuando tienes que ir a trabajar. Melendi. Mirar atrás.
Cosas que te hacen fuerte:
Una llamada a tiempo. Volver al camino que dejaste. No chantajear ni aceptar una risa cobarde. Escuchar un consejo. Estar satisfecho de un buen trabajo, antes de que nadie lo sepa. Jolly Boys, unas manitas de cerdo guisadas con salsa roja. Mirar atrás.
Sea lo que sea mirar atrás, hay que tener cuidado de no chocar con nadie mientras continuas caminando, hay que tener cuidado: con el bordillo de la acera, con una zancadilla, un plan de pensiones, un mareo, la sociedad general de autores, la sociedad en general y los autores, las caderas de una chica tanga y las arenas movedizas en las que crees que flotas y solo te hundes.
Y cuando ya has sorteado todos los obstáculos de la mañana, los pensamientos tuyos y los de los demás, al loco del tren, al músico del tren, viene la hora de comer.
Plato del día:
Empiezas a comer unas manitas de cerdo con patatas, abundante salsa picante, pan y vino de cincuenta céntimos, servilletas de papel de una capa.
Retortijón.
Te encuentras sentado en el retrete y caes en la cuenta de que aquel tipo, al que dejaste salir para poder entrar tu, se ha comido hasta la última brizna de papel higiénico. Y ahora tienes debajo de ti, en el fondo del water un cuadro abstracto de … (incluso más abstracto). Una puta mierda descompuesta.
-¡Y ahora que!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario